Mundo de ficçãoIniciar sessãoElaine se vê sem escolha, obrigada a casar-se após a morte de seu pai para poder ter acesso à sua herança, aceita o destino sem felicidade e sem amor que lhe espera. Sempre foi uma mulher independente e com vontade própria, o que vai totalmente de encontro ao que seu novo marido espera. Um casamento por conveniência, com brigas desde o primeiro dia. Suas esperanças são banhadas por arrependimento. Uma pena que seu coração discorda.
Ler maisHanna Müler.
Salí corriendo del hospital, donde estaba haciendo las prácticas de ultimo años de carrera antes de la especialidad. Suelo ser una persona muy previsora, me gusta gestionarme mis tiempos para dedicarlo, sobre todo, a mi hermana Mía de ocho años, pero esta vez Madame Flynn Lee no me dio casi tiempo para prepararme.
Por lo visto esta noche teníamos un servicio urgente, varios millonarios habían llegado a la ciudad para una convención de hoteleros y necesitaban compañía para asistir a diferentes eventos. Se suponía que descansaba este fin de semana, pero por lo visto no era así. Miré el reloj en mi muñeca, tenía todavía dos horas para llegar a casa, dar de comer a Mia, avisar a la señora Hollman, para qué anoche se quedará con mi hermana, y prepararme para estar lo suficientemente atractiva, para asistir a la convención que se iba a celebrar en el Gran Hotel Miller Continental, daba gracia que Beatriz me recogiera, o sino no sabía de donde iba a sacar el tiempo. Habíamos sido llamados diez de los mejores acompañantes de mi empresa W.S Company, que iban distribuidos entre damas y caballeros acompañantes. Era una empresa totalmente legal, ofrecíamos servicios de acompañante masculinos o femeninos, niñeras o niñeros, damas o caballeros de servicio, organizadoras u organizadores de eventos, y todo aquello que tuviera que pudiera hacer la vida de los millonarios, las millonarias, los empresarios, las empresarias, solteros, solteras, casados, casadas o viudos, viudas, más fácil. Las reglas de W.S. Company eran muy claras, no era una empresa de damas y caballeros de compañía, dónde los servicios más especiales, como son las relaciones sexuales estaban rotundamente prohibidos, éramos simplemente una empresa de servicios. También estaba prohibido, revelar secretos de los o las clientes o meterte en algún conflicto donde él o la cliente quedará en evidencia, y lo más importante enamorarse de un cliente o una cliente. Lógicamente el o la cliente debían comprometerse, también en algunas reglas, bajo contrato, como era, comportarse con educación y respeto hacia su acompañante, no podían darnos regalos que no fueran ya previamente estipulado en el servicio que habíamos prestado, no enamorase de la o el acompañante, y desde luego, no difundir mala publicidad de la compañía que habían contratado. Cualquier rotura de esas reglas tanto por parte de las o los acompañantes como por, el o la cliente que nos había solicitado el servicio constituía un rompimiento de contrato, y la consiguiente sanción económica estipulada en el contrato, o despido, según procediera. En realidad, este no era mi trabajo soñado, estaba estudiando medicina, me quedaba un año y después, quería hacer la especialidad de cirugía general, además interinidad, que me daría el dinero suficiente para dejar este trabajo. Mientras tanto debía atender a mi hermana, tras el fallecimiento hace dos años de nuestros padres, en un accidente de coche múltiple, donde murieron muchas personas. Mis padres eran maravillosos padres, y unos auténticos eruditos en medicina, mi padre era profesor de medicina, y se dedicaba a la investigación del cáncer, mi madre, por su parte, era una excelente pediatra, como médicos eran excelentes, pero como muchos importantes científicos, para todo lo que tenía que ver con la economía, la gestión económica y los ahorros financieros, eran un total desastre. A pesar de sus grandes sueldos, no eran para nada ahorrativos. Nunca pensaron tener previsto, por si en el futuro, o como en este caso, tras su accidente de coche que acabó con sus vidas, tener asegurado el futuro de sus hijas. En su defensa, digo que, hasta hace dos años, era la típica estudiante de medicina, hija de eruditos en ese campo, que sólo se preocupaba por estudiar, y en que su padre le diera todo lo que ella le pidiera, me encanta salir de fiesta a divertirse con sus amigas, que compartían mi oculto hobby, pero todas terminaron desaparecidas, cuando mi familia cayó en desgracia. Cuando mis padres fallecieron en ese accidente, los acreedores que hasta ahora se habían conformado con recibir un pagaré a cuenta de la gran fortuna que mi padre ganaría cuando sus estudios terminasen, y mientras los sueldos astronómicos pagaban la casa, y los lujos que yo y mi hermana pedíamos, exigieron su ejecución, y cayeron sobre los bienes que quedaban de la familia. Tuve que vender la gran mansión que mis padres habían comprado, así como muchos de los tesoros, y joyas que mi madre y yo teníamos, para pagar la deuda que mi padre había contraído. Cuando todo acabó, nos quedamos con lo suficiente para comprar un pequeño apartamento en las afueras de Londres, cerca de mi universidad, para poder ir caminado, ya que también tuve que vender mi deportivo. En un principio pensé en dejar mi carrera de medicina, y dedicarme a trabajar para cuidar a mi hermana, pero cuando estaba a dos meses de tener que pagar la matrícula del próximo semestre, una de mis compañeras me habló de la empresa W.S. Company, al parecer muchas y muchos universitarias y universitarios, habían trabajado para ella, usándola para pagarse su carrera, ya que, entre el sueldo, y las propinas que recibía por los o las clientes, te podías permitir ese lujo. Pese a lo bien que me habló del trabajo, yo lo rechacé de primeras, pensé que tendría que hacer otras cosas por dinero, para mi modo de ver en ese momento, un o una acompañante eran igual que a una prostituta o a un jineteo. Pero esto era por mis perjuicios, nada más lejos de la realidad. Otras causas de mi primer rechazo fueron que tengo novio hace cuatro años, es un hombre maravilloso que se ha mantenido a mi lado pese a todo lo que he sufrido, ha sido el primer y único hombre con el que he estado y ni quería cruzar esa línea. Pero como se suele decir, "las ganas nacen de la necesidad", y cuando las facturas se acumularon, la mensualidad del colegio de mi hermana ya no se podía aplazar más, y el semestre de la Universidad estaba muy próximo, decidí probar para intentar resolver por unos meses mi problema. Pero cuando empecé a trabajar, y empecé a tener clientes fijos, me di cuenta de que no era tan malo como mi mente había pensado en un principio. Todos mis clientes eran muy respetuosos y cumplían con las normas de la empresa, comencé a tener clientes fijos, que cuando pasaban por la ciudad, solicitaba mis servicios, siempre estipulaban mi regalo previo, que solía ser económico. Así mismo, las ganancias de este trabajo me ayudaban a pagar mis estudios y los de mi hermana, así pudimos mudarnos a una casa más grande y mejor, y vender la antigua. El dinero dejó de escasear, comencé a ahorrar, y pude comprarme un coche, y pagarlo al contado. Cuando comenzará mi interinidad, el próximo año, dejaría este trabajo, además de que, hasta ahora, mi novio John, no se había enterado, en casi dos años, del trabajo que hacía, pensaba qué hacías turnos extras en el hospital, para mantener así a mi hermana, si todo iba bien, creo que nunca se enterará. No es que no quiera decirle la verdad, el problema es que John viene de una familia bastante conservadora, la familia Raddiffe, una familia muy conocida en el mundo de la hostelería. De hecho, a raíz de lo que sucedió con mis padres, y debido a que salió en todos los periódicos, donde se hablaba de como la muerte de uno de los mejores científicos alemanes, icono de la lucha contra el cáncer, trajo la quiebra económica de la familia. Debido a esto, John y yo, tuvimos que fingir que habíamos roto la relación, ante la negativa y la oposición familiar, sobre todo por parte de su madre, de que continuáramos nuestro noviazgo, con una mujer que había perdido su herencia. La verdad que eso fue idea mía quería facilitarle mucho a mí novio, el que tuviera problemas con su madre, qué le generarán problemas en sus aspiraciones. John se hallaba inmerso en una lucha con sus hermanos mayores, para poder acceder a la presidencia de la cadena hotelera Raddiffe Blue, que había dejado su padre tras su muerte, debido a un paro cardio respiratorio, pero era únicamente su madre, la que tenía la última palabra, por eso decidí ayudarlo.- "¿Estás lista? Me dijo mi mejor amiga y compañera en la empresa, Beatriz Walker, era una modelo en ascenso, para pagarse su carrera y que le daba publicidad, ya que muchas veces había eventos donde diseñadores, y gente de ese mundillo asistía.
- "Me pongo los tacones y listo, por cierto, este traje que elegiste para mí, ¿no crees que es muy revelador?, como suspire, va a reventar la parte de arriba del vestido, y voy a formar un verdadero espectáculo."- me queje con mis amigas.
Bea era la que se encargaba de las compras, y adjudicación de los vestidos de la damas o caballeros de compañía. Tenía un ojo clínico para la moda y el estilismo, así que cada día recibía en mi casa, el vestido que me tocaba esa noche que trabajaba, yo lo tenía que devolver limpio y sin roturas al dia siguiente, o se me descontaría del sueldo, ese día también era cuando iba a cobrar por el servicio que había realizado la noche anterior.
- "Menos quejas, Caperucita, que es para que tu lobo se sienta a gusto a tu lado, y te dé una buena propina."- me dijo mi graciosa amiga.
- "Mientras sea una propina, y no quiera comerme."- le dije burlándome también, que estúpida fui.
Lastimosamente debí insistir más en cambiarme este vertido de Caperucita pervertida, ya que, por culpa de este maldito, y de un malentendido, mi vida iba a comenzar a cambiar, drásticamente, quisiera yo o no.
Elaine penteava calmamente seus cabelos, sentada em sua penteadeira. Estava ali desde que havia saído do banho, há 40 minutos. Mas, sua mente não estava ali. Estava longe. Estava especificamente no verão de seus 16 anos. Naquele verão, vários colegas de sua turma haviam se reunido para as férias. Alguns sendo vizinhos e outros hospedados como convidados. Elaine e os Wolfs eram vizinhos, por isso passou grande parte daquele verão na casa de Andrea. Cion era convidado de Henry Moun, que era irmão de Beth Moun, também amiga de Elaine e Andrea. Desta forma, naquele verão Elaine se viu tendo que conviver com Cion, o que não era a primeira vez, mas era sempre extremamente desagradável. Elaine se recordava de vez ou outra ter a sensação de que Cion Kalion estava a perseguindo, além de dirigir constantemente a ela olhares que ela achava desconfortável. Sua aversão a ele aumentou quando vazou para todos a informação que o pai dele estava se divorciando da mãe dele. E o pior, ele havia es
Elaine sentiu um calafrio percorrer sua espinha assim que viu a figura parada na porta. Não era Adam. Era Cion Kalion, haviam estudado juntos antes da faculdade. Assim como Andrea. – O que faz aqui? – Ela perguntou baixo, odiando a resposta que seu cérebro lhe dava. – Eu a socorri ontem, Elaine, deveria me agradecer. – Ele deu voz ao que ela não queria ouvir e ela forçou um sorriso. – Parecia estar precisando de ajuda quando te encontrei tropeçando nas próprias pernas ontem. Ele caminhou pelo quarto como se o local lhe pertencesse. E a mente de Elaine apontou que provavelmente pertencia mesmo. Ela compreendeu que não estava na casa de Adam, estava na casa de Cion. A pessoa que ela menos queria ver na vida. – Obrigada. – Ela se forçou a agradecer, tendo o cuidado de se manter próxima à porta do banheiro, para caso precisasse esconder-se ali dentro. Seu olhar encontrou seu celular e ela se xingou internamente por tê-lo deixado no móvel do outro lado da cama, longe de seu alcance
– O que uma mulher casada faz em um lugar como esse? – Ele perguntou baixo. Ela deu um passo para trás, se livrando do abraço dele e estendeu a ele o copo, em um convite para um brinde. – Estou me divertindo, Adam. – Ela respondeu com um sorriso, decidida a ignorar o arrepio que a proximidade dele havia causado em seu corpo. – Posso ver isso. – Ele arqueou uma de suas sobrancelhas, o que Elaine achou extremamente sexy e se repreendeu por isso. – E o que faz aqui, Adam? – Ela acabou soando mais agressiva do que gostaria, ainda estava irritada pelo sumiço dele nas últimas semanas. Em sua visão, Adam havia deixado bem claro que o que havia acontecido entre eles não passava de algo de uma noite só, como se ela fosse uma mulher qualquer que se conhece em uma balada. – Também vim me divertir. – Ele mostrou a ela que também segurava um copo, aquilo a irritou ainda mais. Uma parte sua desejava que ele respondesse que estava ali por causa dela, não que se encontraram por coincidência. Ma
Quando Elaine desceu, Adam já havia ido embora. Ele informou à Andrea e Caroline que havia tido uma emergência na empresa e que precisaria retornar. Ela desconfiou que ele estivesse fugindo dela, mas Andrea garantiu que até mesmo um helicóptero havia ido buscá-lo no heliporto da cidade. Mas, se fosse sincera consigo mesma, Elaine estava aliviada que ele não estivesse ali. Ela ainda não havia decidido como iria agir perto dele. Uma parte dela dizia que deveriam simplesmente fingir que nada aconteceu e retomar ao papel anterior, outra parte dizia que deviam ignorar o passado e mergulhar naquilo que tinham, outra parte, a mais sensata e menor delas, dizia que eles deveriam conversar e esclarecer as coisas como dois adultos. Ela preferia a primeira opção, a mais covarde. E, para justificar sua própria covardia, ela recordou a si mesma que sequer tinha o número de telefone de Adam, não podiam nem mesmo combinar uma conversa ou algo assim. Uma pena, não é mesmo?! Assim, sem muita escolh
Elaine acordou lentamente na manhã seguinte. Sua cama estava mais confortável que nunca e o cobertor a deixava perfeitamente aquecida. O tecido grosso pesava contra seu corpo, a prendendo como um casulo. Ela chegou a sorrir ao se encolher mais, apreciando aquilo.Então, ainda sonolenta, sentiu o cobertor apertá-la mais e aos poucos a realidade foi surgindo, abrindo espaço por sua mente. Ela estava dormindo na cama de Adam e era o corpo dele que a mantinha aquecida, com seu braço a prendendo pela cintura e mantendo seus corpos colados.Elaine tentou ainda se desvencilhar daquele aperto, de maneira sutil, temerosa em acordá-lo, não tinha um pingo de coragem para encará-lo naquele momento. Não depois da loucura e intensidade da noite anterior.
Adam cruzou os braços, curioso com a cena à sua frente. Ele havia decidido tomar um banho para espairecer e acabava de sair do banheiro, com a toalha ainda amarrada à sua cintura, quando viu seu quarto seu invadido por uma Elaine esbaforida que se manteve segurando a porta como se uma horda de zumbis pudesse invadir o local a qualquer momento. Elaine ainda demorou alguns longos segundos antes de se convencer que Marck não viria atrás dela e suspirou aliviada, finalmente soltando a porta. – Emoções demais para um único dia. – Ela sussurrou para si mesma antes virar-se no intuito de colocar um pijama e dormir. Foi quando um grito abafado escapou assim que viu Adam. – Veio consumar o casamento, querida esposa? – Ele provocou sem ocultar o divertimento em sua voz ao vê-la se assustar.– O que faz aqui? – Ela exigiu ao empinar o nariz, mas ela sabia a resposta. Ela havia, mais uma vez, errado o quarto. – Aqui? – Ele repetiu como se estivesse incerto. – Em meu próprio quarto? – Prossegu
Último capítulo