Luego de terminar la sesión, todos se van a dentro a tomar agua, solo nos quedamos en el balcón Álan y yo. Me dirijo hacia el con intención de disculparme por mi comentario fuera de lugar.
— ¿Álan puedo hablar contigo un momento? — ¿Qué quieres Izan? ¿Otra vez burlarte de mi ropa? ¿pedirme que siga tus estúpidos planes? — cada palabra que sale de su boca se clava en mi pecho como filosas estacas. — No Álan, solo quiero disculparme por ser un pésimo amigo, déjame remediar la herida, solo dime que tengo que hacer para que me perdones. — ¿Acaso es uno de tus planes para pedirme disculpas para poder llevarte en mi moto? ¿es enserio Izan? — ¡No! — levanto un poco mas de lo debido la voz — ¿que estás diciendo Álan? Sabes que no soy capaz, se que estas enojado pero, te estoy pidiendo disculpas — — Y yo tengo derecho a no perdonarte, déjame un momento a solas, la estoy pasando bien con Támara y Diego. — ¿Diego? Es un idiota. — le recuerdo. — Para ti es un idiota, el me trato súper bien desde que llegue, creo que el problema eres tu Izan. — Sabes que eso no es cierto, yo no hice nada. — No te hagas el inocente — dice con voz sarcástica — todos sabemos que quieres meterte con Luz, y eres alguien que no eres con ella, solo para "conquistarla". — ¿Qué estas diciendo Álan, te escuchas? — me escucho perfectamente, ahora déjame con ellos, ahora necesito tomar un descanso de ti. — esta bien — me rindo, Álan es muy terco cuando esta enojado — cuando quieras puedes venir a mi, siempre serás mi mejor amigo. — mi voz se me quiebra un poco pero la repongo inmediatamente. — No quiero presionarte, pero sabes que sin ti estoy solo, y sabes que la soledad no va conmigo — es lo ultimo que digo antes qbue Diego interrumpa nuestra conversación caminando hacia Álan con un vaso de limonada en su mano. Se lo ofrece y le expresión de Álan cambia totalmente, siento como si esto fuera una traición a nuestra amistad. Suspiro profundo y me adentro en la mansión y bajo la escalera en busca de un vaso con agua en la cocina, en camino me encuentro con Támara subiendo. En la cocina esta sola Luz con un vaso de agua en sus manos. — Izan — me saluda al verme y sus ojos brillan como dos estrellas resplandecientes. — Luz. — Me coloco alado de ella y me ofrece un vaso de agua el cual me lo tomo en un solo trago. — ¿ Te sucede algo? — Pregunta la pelinegra con sus ojos de preocupación que me hacen doler aun mas el corazón. — No me pasa nada — respondo para no preocuparla. — Tu energía no me dice lo mismo, contadme ¿Qué sucede? Sabes que a mi no me podrás mentir. Me cuestiono un momento en silencio evaluando si le cuento o no, pero no lo pienso mucho, después de todo es Luz, la comprensible Luz, ella me podrá ayudar. Suspiro y a sus ojos color café oscuros le confieso lo que me pasa — me peleé con Álan — suelto y siento como las lagrimas se me acumulan en los ojos. — y solo por una tontería que dije sin pensar — se me quiebra la voz y trato de recomponerla pero sin éxito. — Oh no, Izan. — me envuelve en sus brazos y por primera vez no me pongo nervioso, tengo miedo de perder a Álan y quedarme solo otra vez no solo eso, Álan es mi mejor amigo y me dolería un montón perderlo. Me vuelvo vulnerable en los brazos de Luz, y no siento vergüenza por que por fin estoy siendo sincero con ella. — ¿Hablaste con el? — habla dulcemente. Asiento con la cabeza y ella me vuelve a mirar sin dejar de abrazarme. — ¿Y que te dijo? — interroga. Suspiro y le hago un resumen de lo que me dijo ella me escucha atentamente apoyada en la isla. — Lamento que eso hubiera sucedido, pero debes de darle su espacio, pronto te buscara, no te preocupes, deja que analize y acepte sus emociones, todo mejorará así que no te preocupes, puedes quedarte tranquilo. — me vuelve a abrazar y puedo sentir mi corazón estar como un loco con su toque. — ¿Ya estas mejor? — — si ya estoy mejor, no te preocupes — — ¿Qué te parece si vamos a mi cuarto y te muestro mis piedras y te explico lo que significa, ¿quieres? — — claro vamos — subimos la escalera y nos dirigimos a una habitación media escondida, su cuarto es de un color blanco, su cama es de dos plazas y sus sabanas son rosadas, en una repisa de madera tiene muchas piedras de distintos tamaños, colores y formas. Ella se emociona como una niña chiquita al explicarme cada una de ellas, yo la escucho atento, y le pido que me trajera un papel y lápiz para anotar cada nombre y significado. Sin darnos cuenta pasamos muchos minutos ahí adentro que escuchamos nuestros nombres fuera de la habitación, salimos con rapidez al darnos cuenta que a pasado mucho tiempo que estábamos adentro. — Con que acá están — exclama Diego al vernos salir del cuarto. — ¿Qué estaban haciendo? — toma del brazo a Luz y la atrae hacia el, ese gesto no me gusto para nada así que me pongo al frente de el y le respondo. — ¿Es necesario decírtelo? Creo que eso no te debería de importar a nadie, solo a mi y a Luz — — ¿crees que soy idiota? — frunzo el ceño confundido. — se que has estado deseando a Luz desde que la viste, ¿crees que voy a dejar que un idiota como tu se acerque a ella? Ahora responde, ¿qué estaban haciendo? — — Ya te dije eso no te importa, y si quiero estar con Luz ¿cual es tu problema? — — Qué soy su mejor amigo, y no voy a permitir que se meta con idiotas como tú — — Diego basta — suplica Luz sin levantar la voz. — ¿Acaso eres tonta? Tan rápido te metes con otro idiota ¡Y ni siquiera disimulas! — — Diego, ¿que dices? No hicimos nada malo, ¿qué es lo que estas pensando tonto? — la voz de ella sigue tranquila no es de gritar al parecer. — Me crees tonto, es súper obvio que tú y Izan tuvieron algo, ¿a quien tratas de engañar Rocio? — ¿Puedes dejar de pensar de esa manera?, le estaba enseñando mis piedras. — No le expliques nada Luz, el no pregunto debidamente, y asumió cosas que no son así en vez de preguntar. Es un estúpido — — ¿Cómo me llamaste? — se acerca a mi y me toma de mi remera de cuello alto. — ¡Diego basta! ¡¿Puedes parar un momento y escucharme?! — grita dejando sorprendidos a todos, Diego me suelta y voltea a ver a Luz totalmente enojada. — discúlpame Diego, pero quiero que te vayas de mi casa hablamos después. — ¡pero si el idiota es Izan! — exclama. — El único idiota estas siendo tu Diego, ahora vete — ordena Leira llegando a la situación. — Ya me voy — murmura y baja las escaleras enojado. — ¿Estas bien Roci? — pregunta abrazando por las espaldas a Luz — si estoy bien, no te preocupes. ¿y tú Izan estas bien? — — si estoy bien — — ¿Pero que fue lo que ocurrió? — habla Leira fulminando con la mirada a nosotros dos. — nada solo es el idiota de Diego y sus celos estúpidos, me trata como una nena chiquita, ya no tengo 14 años — se justifica. — Izan se sentía mal y para que dejara de pensar un poco en eso lo traje a mi cuarto a enseñarle las piedras y perdimos la noción del tiempo, le puede pasar a cualquiera — se cruza de brazos. — tranquila yo te creo Roci. Ese Diego se pasa de tonto a veces. No te preocupes voy a a su casa a hablar con el, tu quédate con tus invitados. — Leira se despide con un beso en la mejilla y se va a casa de Diego para explicarle lo sucedido. De la nada llegan Álan y Támara que no se enteraron de nada. Y nos interrogan con muchas preguntas sobre lo sucedido lo cual no tenemos problemas en contarles. A la tarde antes que el sol muestre sus últimos rayos debo de regresar a casa, por lo cual luz me acompaña hasta la salida. — Perdón por hacerte pasar un mal rato — se disculpa. — no te preocupes esas cosas pasan — sonrió y ella me devuelve la sonrisa. — Regresa con cuidado, hablamos por teléfono ¿ok? — — No tengo problema, pero no tengo tú número — — ah claro, que tonta soy — nos reímos y le entrego mi celular para que anote su número. Y se agenda como "Roci", sonrió al teléfono al darme cuenta que ahora podremos empezar una nueva amistad que se puede trasformar en algo mas. Ahora podremos ser mas cercanos. Me despido de ella con besos en la mejilla y regreso a mi casa.