El Señor Ye se quedó perplejo, quizá porque no se imaginaba que Fang Yuchen fuera tan directo.
“Yuchen, ¿es así como tratas a tus mayores?”, le reprendió Fang Teng.
“Papá”, Fang Yuchen se giró y lo miró con exasperación: “Realmente no me gusta Xiaoyi, ¿puedes por favor dejar de emparejarnos?”.
“Ya que piensas que Xiaoyi es agradable, por qué no lo intentas y ves, quizás te pueda gustar”. Fang Teng insistió en emparejarlos.
“Imposible”. El tono de Fang Yuchen era muy tranquilo.
“Viejo Fang, parece que nos apresuramos”. El tono de voz del Señor Ye no era tan amistoso como antes. Miró fijamente a Fang Yuchen, el disgusto era claro en su rostro.
Su querida y amada hija era deseable para tantos solteros elegibles, ¡pero ese mocoso Fang Yuchen la había rechazado!
¡Eso era demasiado insensible!
“Viejo Ye, no digas eso. El chico no tiene la cabeza bien puesta”. Fang Teng se apresuró a decir para mejorar las cosas.
Tenía una actitud tan humilde no porque la familia Fang no est