Emily Evans
― ¿Crees que tu padre está muy contento con lo que has hecho, Emily? ―Biel comenzó a regañarme, miré por la ventanilla sin decirle nada, él estaba a mi lado, dos guardaespaldas iban con nosotros, uno en el volante y el otro de copiloto, luego una camioneta detrás de nosotros. Solté un largo suspiro.
― ¿Y mi nana cómo está? ―miré a Biel.
Él me miró también.
―La ha despedido. ―mi corazón se agitó con fiereza.
―¡¡ ¿Qué?!! ―exclamé furiosa.
―Ella estaba advertida.
― ¡Es una anciana! ¿Cómo fue capaz de hacerle eso a ella? ¡No tiene a nadie más que a nosotros! ―las lágrimas se arremolinaron a punto de salir.
―Debiste de pensarlo dos veces cuando ella te dijo que no t