Como siempre espero su apoyo dando su me gusta, compartiendo con sus seres queridos, comentando y calificando la historia. Recuerden que las personas aprenden por ensayo y error y tú no escapas a ese principio. -Walter Riso
—Tontos... — bajo mi cabeza ocultando mis ojos acuosos tocando el collar. —Bueno ¿Qué esperamos? — pregunta Jafet lleno de energía. —¿Morir? Se escucha como las grandes pisadas de los híbridos se acercan. Cierro mis ojos preparándome mentalmente para lo que viene. Es enfrentarnos o morir, como dice Jafet. —Morirás si no tienes a alguien que te apoye. — sus ojos azules miran a Mía, su loba interior. —Aunque seas el ser más fuerte del universo necesitarás ayuda. —Solo esta vez chupa sangre. — contesta Max al sentir lo cerca que estan los híbridos haciendo que el chico sonrisas ría. —Bien... — suelto el collar. —Vámonos ya, no quiero vivir para luego que mis padres me maten tras ver que la casa destruida. Caminamos hacia la puerta trasera, asomamos nuestras cabezas para ver si hay monos en la costa. Se escuhan como entran a los hogares buscando sangre, llevandose consigo cada vida que encuentran incluyendo animales. Trago al ver que de verdad son seres
—¿Ustedes hicieron esto? — pregunta una voz detrás de nosotros. —¡Ah! — Jafet cae sobre mí logrando que lo mire serio, mientras lo sostengo. —Lo lamento, nunca la vi... — explica mientras lo empujo para alejar su ardor de mis brazos. Observo como mi prima, Killa, mira los cuerpos quemados de los híbridos. Su vista se detiene en Max la cual este ignora con facilidad. Noto como mi prima está rayada e ignoro el hecho de que esta semidesnuda. —Bueno, si, en realidad los tres logramos hacer esto. — le contesta Jafet despreocupado. —Eliminaron como 19 híbridos, ustedes... solos. — los ojos de Killa expresan que no lo puede creer. —Sí, parece que somos un excelente equipo. — vuelve hablar el mitad vampiro guiñándonos un ojo logrando que Max y yo giremos los nuestros. —Es difícil de creer, vampiro de la oscuridad. — Killa escupe el nombre de su raza haciendo que yo frunza mis cejas. —¿Por qué? — cuestiono seria, mi prima me mira sorprendida al ver que a
Abro mis ojos encontrándome con un abanico en el techo dando vueltas. ¿Dónde estoy? Apesta a licántropo y a sangre. —¡Papá, ya despertó! — mis oídos chillan al escuchar el grito de Peter. —Oh gracias a Dios y luego a la Luna — comenta mi padre asomándose a mi campo de vista con sus ojos verdes celestes. —¿Estas bien hija? —Yo... — parpadeo varias veces. —¿Y mami? — le contesto con otra preguntas mientras me levanto rápido logrando que la cabeza me de vueltas. —Ella está bien. — contesta Jafet entrando al cuarto. —El joven dice la verdad, él la curo. — explica mi padre. —¿Iris, peleaste mucho? — Cuestiona mi hermano menor con sus ojos azules. —Dicen que eliminaste a tres híbridos a la vez — explica saltando en la cama que estoy acostada. —¡Tengo una hermana cool y fuerte! — esta salta y cae al suelo para correr por todo el cuarto. Siento como mis cachetes se sonrojan al ver cómo me admira mi hermano. Pero... me tomaran como una m*****a de la Luna, p
Mientras hablan mis compañeros observo el collar. ¿No será por esto, que salió todo el poder? Tomo el collar y lo miro directamente. Este brilla por unos minutos más y juro que vi un enorme bosque dentro de él. —Vengan. — manda Anastasia, alfa central, entrando al cuarto sin avisar. —¡Ah! — grito dejando caer el collar sobre mi pecho. —¿¡No sabes tocar la puerta antes de entrar!? Tomo el collar y lo escondo rápido dentro de mi blusa. La alfa central me mira con reproche y frunce su ceño. Ambas nos miramos retándonos, no permitiré que me queme en la hoguera como siempre ha querido hacer. —Soy la alfa, no tengo que tocar la puerta. ¡Ahora vengan! No tenemos todo el maldito día para que luego solo te elimine, Iris. — comenta antes de girarse y caminar sin nosotros listos. —Síganme o los encerraré. Gruño levemente y me levanto poco a poco aunque me duela el cuerpo completo, estoy tan cansada. Necesitaré dormir una semana para recuperarme. Hace mucho que no hag
—¿Por qué no le has dicho nada a tu alfa? — me cuestiona el padre de Max. Miro a Anastasia que ni me mira, talvez este pensando en una forma de joderme la vida si salgo viva de aquí. Trago pensando que decir, puedo decir que es porque no ella me ha considerado m*****a por Luna desde que nací o como que no la considero ni la consideraré como mi alfa. Suspiro, bueno, creo que me toca decir lo que de verdad siento. —Porque no es mi alfa. — contesto encogiéndome de hombros, una contestación directa y sencilla. —Ya que sabemos que ustedes eliminaron a 22 híbridos, nos gustaría saber cómo se unieron. — cuestiona la alfa central dejando a un lado lo que he dicho a lo que los tres tragamos a la misma vez. —¿Cómo un chupa sangre, un licántropo y una niña que no sabe transformarse se lograron encontrar? — pregunta mi tía tomando por sus manos la dirección de este juicio. —Yo... solo... la conocí en la escuela en que estudiamos y a través del tiempo no seguimos conociendo. — Jafe
Escucho como los alfas dejan por terminado el juicio y se retiran. No puedo creerlo... muerdo mis labios enojada y camino a zancadas hacia la salida. Salgo de la sala dando un gran portazo. —¡Maldición! — grito al sentir un dolor inmenso en mis manos y brazos, exceder de la energía no es nada bueno. El mitad vampiro se acerca a mi preocupado haciendo que alce mi mano rápido para que se detenga. —Estoy bien. — le aclaro algo enojada, aunque no sea con él. La puerta que es hacia la sala de alfas se abre haciendo que vea al alfa del sur con sus ojos amarillos y su piel quemada. Siro, alfa que conoce por completo el desierto de Sahara, me observa con millones de sentimientos. Gruño desesperada y camino de un lado hacia otro nerviosa. —No tienes que estar nerviosa. He escuchado que es un gran alfa, no es como tu tía... — sonrío divertida, pero un carraspeo interrumpe a Jafet. —Jafet, ya creo que no es necesario tenerte aquí. — notifica Anastasia logrando que demos un
—Los dejos solos — comento alejándome lo más rápido posible de ellos. —Mierda, de verdad metí la pata. — paso mis manos por mi rostro. Al llegar donde se encuentra Jafet me recibe con una sonrisa la cual le contesto automáticamente. Miro por última vez hacia donde se encuentra Killa y Max para luego encontrarme que el licántropo se acerca a nosotros. Me giro rápido y miro asustada a Jafet. —No te preocupes él está bien, lo que tiene que preocuparte es tu prima. — Jafet hace que recuerde que metí la pata. Lo miro seria. —Ay, lo siento. — sonríe de oreja a oreja disculpándose. —Bueno es hora de que nos digas de verdad como sucedió todo lo que vimos. — manda Max cuando llega a nuestro lado. —Aquí no. — le respondo moviendo mis manos sobre mis brazos por la brisa fría. —Entonces ¿Dónde? — cuestiona el licántropo levantando sus manos mirando el lugar. Camino sin rumbo sin responderle. No puedo hablar de eso, ni yo misma se lo que paso. Toco en mi bolsillo
—Arco... — susurro su nombre para que el viento se lo lleve. Siento como nos detenemos haciendo que me acomode mejor en el asiento. Quiero dormir más, eso es lo único que pido. Últimamente no me dormido para nada bien y cuando logro tener un sueño tranquilo me tengo que levantar. —Iris despierta, ya llegamos. — me avisa la voz de Jafet junto un movimiento leve en mi hombro. Me levanto alarmada —Tranquila, solo te dormiste. Rayos, olvide que estaba junto a los chicos. Miro en donde nos encontramos, si, este lugar lo conozco es cerca de la escuela de los lobos. Parece que donde se encontraba la sala de la alianza está bastante lejos de este lugar ya que el cielo esta decorado por las estrellas. —¿Quién es Arco? — cuestiona Max de la nada logrando que me despierte por completo y de un pequeño salto al escuchar ese nombre. —No lo sé... — le contesto sin mirarlo a los ojos, algo incomoda tras la mirada de los tres machos presente ante mí. —¡¿Qué?! — pregunto ya