Hola, hola. Espero que esten bien y que lo esten dando todo en sus vidas. Poco a poco Iris es arrastrada al mundo mitico. Como siempre espero su apoyo dando su me gusta, comentar, seguirme y calificar la historia. Saben que los amo y que pueden contra todo.
—¿Qué es? — le pregunto con un ojo cerrado y el otro abierto. —Después de matar a tu amigo híbrido note esto en el suelo, cerca de ti. Es un collar con varias gemas coloridas. — me acerco a Jafet algo curiosa. —Tómalo, arde más que cuando tú me tocas y eso es horrible. —¿Para qué crees que lo tenía? — cuestiono tomando el collar rápido. —No lo sé, por ver su forma y esas piedras no son encontradas en estas naciones.... Deduzco que viene de las afueras donde el gobierno y tu alfa dicen que solo hay un caos gracias a la guerra nuclear. — contesta mientras sopla la mano que agarraba el collar. —Una gema de varios colores... — pasó mi pulgar por el fino pero fuerte collar, su belleza nos hipnotiza. —Es única. — susurro notando el reflejo de mis ojos coloridos. Me recuerda a algo... algo que está lejos de mí. Por alguna razón mis ojos se llenan lágrimas. Los recuerdos de mi sueño invaden mi mente, es como si mi memoria colapsará y deja que vea varias cosas que
—Mantente escondida por nada del mundo salgas, Iris. — dice la señora mayor de ojos azules para luego salir de la choza y encontrarse con su loba que la espera. —Mía... — llamo a la loba blanca que se une a mi bisabuela en una sola alma. —Mamá, tengo miedo. — expreso temblando al ver como se convierte en una loba blanca grande. —Mantente adentro, Iris. — manda con autoridad lo que ahora es una loba blanca como la nieve y poderosa, la luna más poderosa de la historia. —Ya es hora... que este vejestorio vuelva a luchar. Se escucha como un aullido poderoso llama a mi bisabuela. Desde que la luz de la Luna me tocó mi bisabuela, Atanasia, me ha mantenido encerrada como si yo fuera un secreto. Trago cerrando la puerta... —No tengo que salir, no tengo que salir— me decía varias veces esperando que mi alfa volviera pero... mi memoria salta a una imagen en mis recuerdos. En vez de encontrar a una loba blanca encontré una roja, manchada en su propia sangre con ojos
—Tontos... — bajo mi cabeza ocultando mis ojos acuosos tocando el collar. —Bueno ¿Qué esperamos? — pregunta Jafet lleno de energía. —¿Morir? Se escucha como las grandes pisadas de los híbridos se acercan. Cierro mis ojos preparándome mentalmente para lo que viene. Es enfrentarnos o morir, como dice Jafet. —Morirás si no tienes a alguien que te apoye. — sus ojos azules miran a Mía, su loba interior. —Aunque seas el ser más fuerte del universo necesitarás ayuda. —Solo esta vez chupa sangre. — contesta Max al sentir lo cerca que estan los híbridos haciendo que el chico sonrisas ría. —Bien... — suelto el collar. —Vámonos ya, no quiero vivir para luego que mis padres me maten tras ver que la casa destruida. Caminamos hacia la puerta trasera, asomamos nuestras cabezas para ver si hay monos en la costa. Se escuhan como entran a los hogares buscando sangre, llevandose consigo cada vida que encuentran incluyendo animales. Trago al ver que de verdad son seres
—¿Ustedes hicieron esto? — pregunta una voz detrás de nosotros. —¡Ah! — Jafet cae sobre mí logrando que lo mire serio, mientras lo sostengo. —Lo lamento, nunca la vi... — explica mientras lo empujo para alejar su ardor de mis brazos. Observo como mi prima, Killa, mira los cuerpos quemados de los híbridos. Su vista se detiene en Max la cual este ignora con facilidad. Noto como mi prima está rayada e ignoro el hecho de que esta semidesnuda. —Bueno, si, en realidad los tres logramos hacer esto. — le contesta Jafet despreocupado. —Eliminaron como 19 híbridos, ustedes... solos. — los ojos de Killa expresan que no lo puede creer. —Sí, parece que somos un excelente equipo. — vuelve hablar el mitad vampiro guiñándonos un ojo logrando que Max y yo giremos los nuestros. —Es difícil de creer, vampiro de la oscuridad. — Killa escupe el nombre de su raza haciendo que yo frunza mis cejas. —¿Por qué? — cuestiono seria, mi prima me mira sorprendida al ver que a
Abro mis ojos encontrándome con un abanico en el techo dando vueltas. ¿Dónde estoy? Apesta a licántropo y a sangre. —¡Papá, ya despertó! — mis oídos chillan al escuchar el grito de Peter. —Oh gracias a Dios y luego a la Luna — comenta mi padre asomándose a mi campo de vista con sus ojos verdes celestes. —¿Estas bien hija? —Yo... — parpadeo varias veces. —¿Y mami? — le contesto con otra preguntas mientras me levanto rápido logrando que la cabeza me de vueltas. —Ella está bien. — contesta Jafet entrando al cuarto. —El joven dice la verdad, él la curo. — explica mi padre. —¿Iris, peleaste mucho? — Cuestiona mi hermano menor con sus ojos azules. —Dicen que eliminaste a tres híbridos a la vez — explica saltando en la cama que estoy acostada. —¡Tengo una hermana cool y fuerte! — esta salta y cae al suelo para correr por todo el cuarto. Siento como mis cachetes se sonrojan al ver cómo me admira mi hermano. Pero... me tomaran como una m*****a de la Luna, p
Mientras hablan mis compañeros observo el collar. ¿No será por esto, que salió todo el poder? Tomo el collar y lo miro directamente. Este brilla por unos minutos más y juro que vi un enorme bosque dentro de él. —Vengan. — manda Anastasia, alfa central, entrando al cuarto sin avisar. —¡Ah! — grito dejando caer el collar sobre mi pecho. —¿¡No sabes tocar la puerta antes de entrar!? Tomo el collar y lo escondo rápido dentro de mi blusa. La alfa central me mira con reproche y frunce su ceño. Ambas nos miramos retándonos, no permitiré que me queme en la hoguera como siempre ha querido hacer. —Soy la alfa, no tengo que tocar la puerta. ¡Ahora vengan! No tenemos todo el maldito día para que luego solo te elimine, Iris. — comenta antes de girarse y caminar sin nosotros listos. —Síganme o los encerraré. Gruño levemente y me levanto poco a poco aunque me duela el cuerpo completo, estoy tan cansada. Necesitaré dormir una semana para recuperarme. Hace mucho que no hag
—¿Por qué no le has dicho nada a tu alfa? — me cuestiona el padre de Max. Miro a Anastasia que ni me mira, talvez este pensando en una forma de joderme la vida si salgo viva de aquí. Trago pensando que decir, puedo decir que es porque no ella me ha considerado m*****a por Luna desde que nací o como que no la considero ni la consideraré como mi alfa. Suspiro, bueno, creo que me toca decir lo que de verdad siento. —Porque no es mi alfa. — contesto encogiéndome de hombros, una contestación directa y sencilla. —Ya que sabemos que ustedes eliminaron a 22 híbridos, nos gustaría saber cómo se unieron. — cuestiona la alfa central dejando a un lado lo que he dicho a lo que los tres tragamos a la misma vez. —¿Cómo un chupa sangre, un licántropo y una niña que no sabe transformarse se lograron encontrar? — pregunta mi tía tomando por sus manos la dirección de este juicio. —Yo... solo... la conocí en la escuela en que estudiamos y a través del tiempo no seguimos conociendo. — Jafe
Escucho como los alfas dejan por terminado el juicio y se retiran. No puedo creerlo... muerdo mis labios enojada y camino a zancadas hacia la salida. Salgo de la sala dando un gran portazo. —¡Maldición! — grito al sentir un dolor inmenso en mis manos y brazos, exceder de la energía no es nada bueno. El mitad vampiro se acerca a mi preocupado haciendo que alce mi mano rápido para que se detenga. —Estoy bien. — le aclaro algo enojada, aunque no sea con él. La puerta que es hacia la sala de alfas se abre haciendo que vea al alfa del sur con sus ojos amarillos y su piel quemada. Siro, alfa que conoce por completo el desierto de Sahara, me observa con millones de sentimientos. Gruño desesperada y camino de un lado hacia otro nerviosa. —No tienes que estar nerviosa. He escuchado que es un gran alfa, no es como tu tía... — sonrío divertida, pero un carraspeo interrumpe a Jafet. —Jafet, ya creo que no es necesario tenerte aquí. — notifica Anastasia logrando que demos un