Actuando como si nada, él extendió la mano y le levantó el mentón a Diana. Ella se quedó sin palabras, sintiéndose humillada.
¿De verdad la veía así?
Quiso abofetearlo, pero él le sujetó la mano y acercó su rostro al de ella. La cercanía hizo que su corazón se acelerara.
Cuando se inclinó, como si fuera a besarla, Diana se tensó y cerró los ojos con fuerza. Pero el beso nunca llegó. Confundida, estaba a punto de abrir los ojos cuando escuchó su susurro burlón.
—¿Esta vez no te apartas? Parece que estás lista para un beso. Diana, sé honesto, te divertiste anoche, ¿cierto?
Las mejillas de Diana se encendieron de rabia. Sin pensar en el orgullo, gritó:
—¡Brandon Foster!
Afuera, los empleados se sobresaltaron al escuchar el grito de Diana. ¿Qué estaba ocurriendo ahí dentro?
Habían estado escuchando con atención, pero solo captaron ese grito repentino, lo cual los dejó confundidos.
¿Diana le había gritado a Brandon? ¿Entonces estaban equivocados? ¿No se suponía que Brandon venía a a