Bianca siguió sus pasos, puso agua fría en el wok y agregó las verduras mientras Dave le compartía algunos consejos de cocina. Ella escuchaba con atención, asintiendo de vez en cuando.
Con el calor que iba llenando la cocina, Bianca desabrochó un par de botones de su pijama. Su figura se marcaba un poco más mientras se movía junto a Dave. Él no pudo evitar notarlo, tragando saliva con nerviosismo.
Intentando concentrarse, Dave se agachó a buscar algunos ingredientes y notó que solo había tomates.
—¿No dijiste que te gustaban con papas? No veo ninguna —dijo, alzando la vista.
Bianca recordó de repente que ya había pelado las papas antes de que Dave entrara, pero no las había picado.
Corrió al fregadero, tomó las papas limpias y dijo:
—Déjame a mí, yo las corto.
Entusiasmada, tomó una papa. Dave la observó algo inquieto.
—Ten cuidado —le advirtió con suavidad.
La papa estaba resbalosa, y justo cuando estaba por cortarla sobre la tabla, sintió el cálido abrazo de Dave desde atrás.
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