секреты/ Secretos

"Las desgracias nunca vienen solas"

- Proverbio Ruso

La cabaña que utilizabamos para este tipo de cosas es bastante acogedora.

Los chicos están riendo y bebiendo mientras ven el partido.

En cuanto entro, vitorean un poco, hasta que padre sale de una de las habitaciones, el silencio reina en el lugar.

- ¿Mataste a Katekov?- pregunta, tiene puesto un traje a la medida, el cabello oscuro y perfectamente peinado empezaba a llenarse de canas, se quita el anillo mientras lo examina cuidadosamente.

- Yo lo ordené - informa Ixander sacando un cigarrillo de su chaqueta - Comprometió la misión, y no parecía sorprendido de verla

- Me llamó Lara - digo finalmente, mirando a Ixander a los ojos. Mi hermano pone los ojos en blanco y maldice, papá se queda estático por unos segudos - Igual que Constantine ¿Hay algo que debería saber?

- No, no tengo intenciones de matarte pronto, así que...ve a hacer tu trabajo, quiero nombres, y la localización del taller...oh, y no olvides mencionar a Björn, será importante para quebrarla - ordena, entregandome su anillo, era un anillo antiguo, de oro blanco y jade, perteneció al Zar Peter el grande. Era un simbolo de poder para la familia, y solo había sido entregado un par de ocaciones.

Me estaba dejando a cargo. Y por la mirada en el rostro de mis hermanos, no estaban demasiado contentos, Ixander aprieta los labios y aparta la mirada, el anillo estuvo a punto de ser suyo hace años, pero lo había arruinado.

- ¿ Qué tanto quieres que sufra?- pregunto, padre parece pensarlo

- Lo que sea necesario - dice tranquilamente antes de hacer un gesto a Ixander y a los muchachos, que van tras él, Ivan y Dmitri se quedan, mirándome y a la espera de ordenes mientras los demás se marchan.

- ¿está todo listo?- pregunto, poniendome el anillo, padre lo utilizaba en el dedo meñique, pero a mi me entraba algo flojo incluso en el pulgar, cuandoclos chicos se van para asegurarse de que todo esté listo, me dirijo al tocador, mi cabeza ha empezado a doler y siento como si me hubieran estrellado la cabeza contra una mesa, que fue basicamente lo que sucedió.

Me miro en el espejo. Tengo los dientes ligeramente manchados de sangre y la lengua sensible, una pequeña abertura en mi mejilla que mañana estaría definitivamente amoratada y horrible era el peor de los daños, fisicamente al menos.

Cierro los ojos, intentando bloquear la imagen de la sangre manchando el suelo. Lavo mi rostro lo mejor que puedo y me tomo mi tiempo en curarme, probablemente no dejaría cicatriz, pero dolía como una perra, tomo también dos aspirinas y me obligo a abrir una vez más ese rincón oscuro de mi cerebro, y mientras bajo las escaleras del sotano, la extraña sensación de ahogo y nauseas me sobrecoge, haciendome detenerme levemente.

El pensamiento paranoico de que estoy a punto de hacer algo de lo que me arrepentiré el resto de mi vida me frena en seco, Dmitri me mira inquisitivo y me tiende uno de mis cuchillos

Siempre he pensado que tengo una extraña relación con la muerte, he tomado vidas una y otra vez desde que fui lo suficientemente fuerte e inteligente para vencer a hombres grandes, y aunque a mi corta edad he enfrentado cuchilladas y uno que otro disparo...todo siempre acaba en un simple "podría ser peor" constante, siempre faltaron un par de milimetros para acabar conmigo, siempre me repuse de forma casi milagrosa (aunque estoy segura de que las medicinas tuvieron mucho que ver) ahora, aquí, de pie frente a una mujer inconsciente, atada a una silla y una herida de cuchillo en su hombro, siento que estoy llegando a ese punto...en el que haga lo que haga, no hay marcha atrás.

Y no es sino hasta que finalmente acepto el arma que me ofrece u o de mis hermanos...finalmente lo comprendo, la unica razón por la que la muerte no me toma es para que siga haciendo su trabajo.

Los tatuajes son incomodos, pero me los estoy haciendo constantemente desde los diez años, así que he crecido rodeada del familiar sonido de la máquina, el olor fuerte de la droga en el aire, el humo que llena la salida posterior...es el tipo de cosas que uno recuerda de niño, el tipo de lugar que te parece mágico y misterioso, y de cierta forma, aún lo parece, solo que en esta ocacion, en lugar de cerrar los ojos y evocar los pocos juegos infantiles que jugaba conmigo misma, ahora son los gritos de una madre los que resuenan en mis oídos.

La esposa de Constantine, era una mujer de caracter fuerte (es sorprendente de lo mucho que aprendes de una persona al torturarla) pero bondadosa, y su bondad fue lo que la quebró finalmente, y después de tres horas, nos dio todo lo que queriamos saber, la ubicación de una casa y taller que los activos de Moscú confirmaron pronto, nada del otro mundo...pero la lista de nombres implicados sigue repitiendose en mi mente.

Ekatherina Parks

Maximilia Ilich

Lara Parks

Igor Katekov

Gertrude Ponte

Björn Allin

Viktor Lemoine.

Conocía todos los nombres excepto uno, pero aquello no era lo que más me había perturbado, aún me intrigaba la supuesta Lara Parks, y por qué Katekov y Constantine me habían llamado así...era el nombre de mi madre, Ekatherina, lo que había llamado mi atención de verdad.

Cuando había entregado los nombres, y todo fue verificado por Ivan, la mujer me había mirado, tenía ojos azules, un lindo tono si me preguntan, pero incluso si la mitad de su rostro estaba lleno de sangre, sus dedos quebrados y y varias puñaladas en las piernas que poco a poco la hacian desangrarse, incluso así, consiguio mirarme con algo demasiado similar a la compasión.

- Eres identica a ella - susurró antes de desmayarse. Finalmente, corté su cuello y dejé que Dmitri se encargara del resto.

- Terminamos - asegura Keneth, nuestro tatuador, es un hombre de cuarenta años, y siempre se ha encargado de marcarme, jura que lo mordí cuando me hizo mi primera marca.

- Ya no hay espacio - murmuro mirando mi mano enrojecida, Keneth sonríe con tristeza.

- No, no hay...y tu vida aún no empieza - sacude la cabeza - Tu madre tuvo razón después de todo, "los origenes son una marca indeleble"y sabes

- Y menuda marca llevo yo - me quejo, levantandome de la silla, Keneth se rie para sus adentros y acaricia mi cabello en un gesto cariñoso al que de cierta forma me habia acostumbrado, me pongo mi chaqueta y miro alrededor, conocía esta sala hasta el ultimo rincón, y había una foto en especial que siemore había llamado mi atención, pero nunca tanto como hasta ahora.

Todos siempre decian que soy identica a mi madre, Ekatherina...una belleza y una mentirosa muy buena según lo que he escuchado, pero si alguien era un mal mentiroso era Keneth...y el tenía una fotografía con una mujer pelirroja de ojos grises que nunca antes había mirado tan intensamente como ahora mismo.

-¿ Es ella, no es así?- pregunto, Keneth se tensa, señal inequivoca de que está preocupado, y de inmediato aparta la mirada, limpia cuidadosamente sus materiales para ganar algo de tiempo, antes de finalmente suspirar y decir:

- Sí, era ella, fuimos buenos amigos en ese entonces...yo le presenté a tu padre - dice aquello en un tono demasiaso controlado para ser verdad, pero no es la mentira lo que oculta, sino su sentimiento. Keneth era el tipico motociclista con barba y lleno de tatuajes, tiene varias cicarrices con buenas historias detras de ellas, pero se regía por valores, y estoy bastante segura de que la unica razón por la cual permanecía como miembro de la Bratva era la lealtad a mi padre, que le había salvado la vida.

- dijiste "era" ¿eso quiere decir que murió?- pregunto finalmente, mirandolo a los ojos, examinando minuciosamente su respiración y su lemguaje corporal, porque sí, para ser asesino tienes que saber la más basicas de las acciones humanas, y yo soy buena estudiante.

Keneth permanece en sulencio, casi esrupefacto ante mi pregunta, como si realmente esperara que otra cosa saliera de mi boca.

- Conseguirás que me maten - dice finalmente, luciendo repentinamente molesto...está a la defensiva, así que aquello confirma mis sospechas. Algo sucedió allí.

- ¿No me tendrás que matar tu a mi? Eso es nuevo - me quejo, recogiendo mis cuchillas de la mesa de escritorio, puedo ver que Keneth mira el filo de la hoja cuando la deslizo en la parte interior de mi bota.

- Hay secretos que es mejor llevar a la tumba - murmura en alemán, luciendo preocupado - lo de Ekatherina es uno de ellos, así que ten cuidado, y no lo digo solo por tu padre.

Aprieto los labio, sopesando si deberia o no insistir, el no me dirá nada sobre mi madre, no sin arriesgarse a que lo maten, así que intento algo diferente.

-¿Y el asunto de Lara? ¿Te matarán también por ello? - pregunto, Keneth palidece notoriamente, sus ojos lucen asustados y mira alrededor, casi como si esperara que alguien saliera para clavarle un cuchillo en la garganta.

- ¿Donde esuchaste ese nombre?- susurra agitado, empieza a rebuscar en una estantería y sé que lo he presionado un poco más de lo que debería- Tu padre no sabe que lo sabes ¿verdad? - asiento, esperando que aquello le obligara a decirme algo- ¿Donde está Ixander? ¿Le ha matado?

La subita mención del nombre de mi hermano, me pone alerta, y la.manera desenfrenada en que Keneth escarba entre sus cosas, es señal clara de que está teniendo un momento inestable.

- ¿Por que tendría que matarlo?- pregunto, merodeando a su alredesor e intentando descubrir que tanto buscaba

- Siempre supe que Ekatherina haría que me mataran - se queja en alemán entregandome un sobre amarillo y abultado - Toma, es lo único que puedo hacer por ti, no más preguntas, conoces las reglas, si metes demasiado las marices en donde no debes, te matarán - aprieta los labios y me mira con un extraño cariño - No quiero que regreses a este lugar, lo digo enserio, sé que eres letal, pero sigues siendo una niña.

- ¿Una niña que ha matado y torturaso por dinero?- cuestiono sarcásticamente, pero Keneth asiente, luciendo sinceramente preocupado

- Lamentablemente, pero es así - se distancia, poniendo una mascara de indiferencia total, empieza a reordenar las cosas que tiró mientras bjscaba el sobre.

- ¿Qué tan jodido es si me entero de lo que sea que padre mantiene oculto?- pregunto, guardando el sobre en el boslillo de mi chaqueta, Keneth me mira y se encogende hombros.

- Depende enteramente de ti.

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