Capítulo 111: Escándalo de AndrewsLas dos seguían organizando todos esos documentos, pero Alice no podía quedarse quieta, siempre entrando al celular y buscando nuevas noticias.—¿No vas a parar en serio?—Las fotos de ustedes están en todos los sitios, Andrews literalmente te devora con la mirada, parece un hombre muy intenso. —dijo de forma dramática.—¿Intenso?—Sí, al amar, al besar, en todo; ¡tiene la manera de un hombre intenso! —dijo mostrándome los puños, y entonces recordé esa mañana en su cuarto y golpeé sus mejillas.—¡Finalmente, adiós virginidad! —Alice gritó, abrazando un montón de informes como si fueran trofeos.Aurora abrió los ojos y miró alrededor, asegurándose de que nadie hubiera escuchado.—¡Alice, habla bajo! ¡Por el amor de Dios!—Intenté ser discreta por casi un año, Aurora. ¿Me niegas este momento histórico? —se apoyó en la pared, dramatizando—. ¡Quería tanto haberte preparado para esto… decirte cómo deberías vestirte, cómo andar, cómo seducir a un CEO guapo

Capítulo 113: Momento especialSolo asentí, sin palabras, pero con el corazón latiendo diferente, más rápido. Caminamos juntos por algunas calles cercanas, pasando por cafés encantadores y jardines urbanos escondidos, cada paso más silencioso y lleno de intenciones no dichas. Entonces, se detuvo frente a un invernadero de vidrio y hierro, escondido entre dos edificios antiguos, rodeado de plantas, uno de esos lugares que solo quienes prestan atención a la ciudad conocen. Fue interesante y único pasear de la mano con Andrews.—Uno de mis lugares favoritos —dijo, empujando la puerta con delicadeza.Dentro, la atmósfera era acogedora, casi mágica. La música instrumental suave llenaba el espacio, creando un ambiente calmo e íntimo. El lugar estaba vacío, claro que lo estaría, él era Andrews. Flores colgaban del techo en macetas suspendidas, y el aire olía dulce a jazmín. Frente a nosotros, una pequeña mesa de madera nos esperaba en el centro, con una comida elaborada como si hubiera sido

Capítulo 115: ¿Evitar hijos o planear?Aurora WestwoodEra fin de semana, así que no había prisa por levantarse de la cama. El sol entraba suavemente por la rendija de la cortina, iluminando la habitación con una luz dorada y tranquila. Solo cuando moví el cuerpo me di cuenta de la posición en la que había dormido, completamente recostada sobre Andrews, con la cara apoyada en su pecho y sus brazos firmemente alrededor de mi cintura.Corrí la mirada hacia arriba, y él abrió los ojos despacio, como si hubiera sido despertado por mi movimiento. Una sonrisa cariñosa apareció en sus labios.—Buenos días… —dijo con la voz aún ronca.—¿He estado durmiendo así mucho tiempo? ¿No te incomoda?—Confieso que estoy un poco adolorido. —Entrecerró los ojos de nuevo.Me sonrojé al instante y me aparté, bajando de encima de él y acomodando mi cabello enredado.—¡Perdón! —susurré, pero él solo se rió.—Me gustó. Pero necesitamos levantarnos. Hoy vamos a salir.—¿Salir? —fruncí el ceño—. Hoy es sába

Capítulo 117: Frustración de AndrewsLa mañana se arrastraba como si el tiempo se empeñara en provocarle a Andrews. En la oficina, él miraba la pantalla del ordenador, pero sus dedos permanecían inmóviles sobre el teclado. La mandíbula tensa, los ojos oscuros entrecerrados. Su mal humor era evidente, lo suficientemente denso como para enfriar el ambiente más que el aire acondicionado.Rodrigo, recostado en la puerta con una taza de café, no tardó en notarlo. —Estás así por ella, ¿no? —dijo casualmente, dando un sorbo—. Aurora todavía se siente fuera de lugar en esta casa. Deberías sacarla de aquí. Mostrarle el mundo allá afuera, no sé. A lo mejor ayuda —su consejo sonaba más burlón que amistoso.—¿Qué pasa? ¿Ahora vigilas la casa? —No yo, pero fue incómodo verla salir corriendo envuelta en la toalla como si huyera de alguien. Debiste haberla asustado. No intentaste forzarla a nada, ¿verdad?—¿Crees que soy ese tipo de hombre? Además, mi intimidad con Aurora no es asunto tuyo. —S

Capítulo 119: Mariana y AuroraTan pronto como Aurora salió del cuarto, sus pasos vacilantes la llevaron hasta el pasillo, y se detuvo al ver a Andrews entrando en el dormitorio que compartían… con Mariana justo detrás.El aire se volvió pesado en su pecho. No escuchó lo que decían, solo los vio juntos. En ese momento, todo en lo que pensó fue que realmente tenían algún tipo de relación.Andrews, por su parte, estaba tan animado que arrastró una silla, subió en ella y tomó una caja que estaba sobre el armario.Su mirada se fijó en Mariana, que parecía demasiado cómoda en ese espacio.Ella no sabía que Mariana solo lo estaba ayudando a sacar cajas antiguas con fotos y objetos personales que él quería reorganizar.—Creo que es un poco inapropiado estar aquí dentro, ¿sabes? Este es el cuarto que compartes con tu esposa. No pasaré mucho tiempo aquí, aunque sea tu hermana. Aurora aún no sabe quién soy, porque el señorito es descuidado de esa manera.Andrews bajó de la silla con una de la