POV: AIRYS Riendo, Jasper continuó con las provocaciones: — Hamissa, ¿cuántos ciclos de apareamiento son necesarios para entender el mensaje divino? — La voz de Jasper llevaba un tono de diversión perversa, su mirada fija, implacable, desafiando a las lobas sin el menor rastro de paciencia. — ¿Qué mensaje divino? ¡Maldito soldadito de mierda! — Sther intervino, la rabia desbordando en cada palabra. Sus ojos ardían de furia mientras cerraba los puños a los lados del cuerpo, lista para un enfrentamiento. Jasper sonrió, con ese tipo de sonrisa que hiela la sangre y despierta un instinto de alerta. Inclinó levemente la cabeza, dejando que la oscuridad de sus ojos se profundizara. — El mensaje de que ustedes no son dignas de un lobo ancestral. De un Fenrir. — Su voz reson&oa

POV: AIRYSBajé las escaleras a toda prisa, mis pies tropezando en los peldaños, mientras el sonido de la persecución resonaba detrás de mí.Un peso descomunal se lanzó sobre mí. En el último instante, me arrojé al suelo, y él pasó por encima de mi cuerpo, golpeando con estrépito contra la pared. El impacto sacudió la estructura, levantando polvo y esparciendo astillas a nuestro alrededor.El enorme lobo negro se incorporó, sacudiendo el hocico, salivando, con los ojos completamente rojos fijos en mí. Un escalofrío violento recorrió mi cuerpo.Estaba siendo cazada.— Fenrir, no quieres herirme. — Mi voz salió más firme de lo que esperaba, pero no tuvo efecto. Él dio un paso al frente, las garras dejando marcas en el suelo. — ¡Alfa idiota, estoy empezando a perder la paciencia contigo!Grité, tomando un libro de la mesa y lanzándolo contra él. El objeto cayó a sus pies, y por un breve segundo desvió la mirada. Cuando sus ojos volvieron a se posa en mí, el brillo depredador me hizo trag

POV: DAIMON— Está empeorando. — La voz de Fenrir explotó dentro de mi mente, un rugido de pura furia y frustración. La presión fue tan intensa que mis huesos crujieron en protesta. Mantenerlo contenido exigía un esfuerzo absurdo, como intentar sujetar a una bestia salvaje encadenada dentro de mí, lista para destrozar cualquier cosa en su camino."¡Casi la matamos!", gruñó, su voz reverberando en mi cabeza como una tormenta a punto de devorarlo todo. Mis músculos se tensaron, mi piel ardía como si estuviera siendo estirada al límite.La rabia burbujeaba dentro de mí, incontrolable. Mis puños se cerraron y el impacto contra la madera maciza de la mesa retumbó por el despacho. El mueble rechinó bajo mi fuerza descontrolada. Tomé la primera botella a mi alcance, algo fuerte, cualquier cosa que quemara más que el fuego que me consumía por dentro. El whisky bajó por mi garganta como brasas encendidas, pero ni eso fue capaz de apaciguar el infierno en mis venas.— La Diosa ya lo dejó claro…

POV: DAIMON"Ridículos."El gruñido de Fenrir explotó en mi mente con asco, mientras contemplaba la escena patética frente a la manada. Su expresión era tan feroz como la mía. El lugar olía a moho, abandono, sangre vieja. La manada donde el exmarido de Airys ahora se decía Alfa, parecía más un corral de escoria que un verdadero territorio lobo. Los informes que recibimos estaban llenos de mentiras. Datos manipulados, números inflados. ¿El inspector que debería evaluar la situación? Estaba encerrado en un agujero asqueroso llamado calabozo —sí, en singular, porque pensábamos que había solo uno. Descubrimos que hay más. Esparcidos, ocultos. Una red de podredumbre sostenida por otros Alfas cobardes que encubren esta basura. "El olor a corrupción está impregnado en la

POV: DAIMON— Hunf… no sabía que eras un lobo ancestral, celoso, Fenrir. — Lo provoqué, sintiendo cómo su incomodidad se intensificaba. — Jasper solo quiere aprobación. Es un cachorro tratando de agradar al Alfa. No es una amenaza. La humana puede tener un amigo. "¿Por qué?" —Bufó, gruñendo, impaciente. "Ella solo nos necesita a nosotros." El lobo se agitaba dentro de mí, caminando en círculos, hambriento de posesión, de control. — Y le haremos entender eso. — Declaré, con la certeza sólida en mi voz. Cerré los ojos por un instante. El deseo de tocarla, de escuchar su respiración agitada, de sentir su estremecimiento al oír mi voz... era constante.Llegamos a la manada. En cuanto bajé del coche, inhalé profundo.&