POV: AIRYSOlas de placer me consumían, mi cuerpo temblaba, estaba demasiado cerca del límite. Apreté su cabello con fuerza, arañé sus hombros, eché la cabeza hacia atrás, jadeando, rogando que se detuviera antes de que me derrumbara por completo. —Daimon… por favor… detente… —Mi voz salió en un susurro entrecortado, casi un sollozo de desesperación. No soportaría un segundo más sin ceder al clímax. Él levantó los ojos hacia mí. Rojos. Intensos. Salvajes. —No, pequeña… —Su voz llegó ronca, cargada de deseo crudo—. Quiero saborear tu esencia. Mierda, mierda… Mordí mi labio con fuerza mientras sus dedos se movían con la misma precisión que su lengua, una tortura placentera. Mis caderas se mov&i

POV: DAIMON Los representantes respiraban con lentitud, tensos, temiendo cualquier movimiento equivocado. — Rey Lycan, imagino que ya está al tanto de lo que ocurrió. — La voz grave del anciano resonó. Era uno de los descendientes directos de los primeros Alfas que fundaron el consejo. — Las piedras fueron robadas… junto con muchas vidas inocentes. — Conocían la estructura de la manada. Sabían cómo entrar y salir sin ser vistos. — Hazin, Alfa de Abyssum, gruñó. — No fue solo un ataque. Querían tomarnos por sorpresa, querían el caos. — ¡Prendieron fuego a la guardería de mi manada! — La voz de Kael, líder de Ventus Lucís, explotó en la reunión. — ¡Cachorros indefensos, quemados sin piedad! El peso de sus p

POV: AIRYS— Tendrá que servir. —murmuré, volviendo a acercarme a él. Empujé sus piernas para abrir espacio entre ellas. Él inclinó la cabeza hacia un lado, mirándome en silencio mientras daba otro sorbo. — No deberías beber estando herido. — Refunfuñé, preparando el material. — ¿Qué crees que estás haciendo, pequeña? — Su voz salió grave y ronca, cargada de advertencia. — Intentando evitar que sangres hasta morir. — Repliqué, tomando la botella a su lado y vertiendo un poco de la bebida sobre la herida. Él gruñó bajo, pero no se movió. — Esto va a doler. ¿Aún no quieres ir al hospital o al lago? —pregunté, mirándolo fijamente. — No es necesar

POV: AIRYS— Soy demasiado ingenua. — Sollocé en voz baja, aún acurrucada en la esquina del cuarto oscuro y frío. — Igual que él.Segué las lágrimas con fuerza y rabia, tragando el nudo que se formaba en mi garganta. Mis dedos tocaron los labios doloridos, sintiendo el rastro del beso feroz, brusco, despiadado.— ¿Es eso lo que deseas, Daimon Fenrir? ¿Alimentarte de mi miedo, de mi anhelo? — Una risa amarga escapó, cargada de desprecio. — Perfecto. Te daré lo que tanto ansías.Me levanté de un salto, abriendo el armario. Me vestí rápido, preparándome para salir. Cuando abrí la puerta del cuarto, me di cuenta de que ya no había un guardia allí. La libertad estaba a mi alcance.— Alfa, demasiado arrogante. — Murmuré, chasqueando el cuello antes de cruzar el pasillo y salir al aire helado de la noche. La luna se ocultaba entre las nubes oscuras, un presagio del caos que sentía dentro de mí.Comencé a correr, sintiendo la tensión vibrar en cada músculo. Al menos Daimon tenía razón en algo

POV: AIRYSMis ojos se encontraron con los de Daimon. Él se inclinó hacia adelante, evaluándome, el ceño fruncido y atento. — ¿Por qué me estás haciendo esto? — Mi voz era un susurro tembloroso. Fue el Beta quien respondió. — La testigo tiene cicatrices en la espalda, marcas profundas. — Se adelantó, presentando imágenes. Fotos que no tenía idea de cuándo o cómo habían sido tomadas. — También tenemos grabaciones de las acciones de los prisioneros. Mi visión se oscureció por un instante. El juicio ya no dependía de mí. La verdad ya había sido sellada. Una pantalla descendió en el centro del salón, y la imagen proyectada me congeló la sangre. Mi propio rostro tomado