JuliánMi hermano me abrazó con cuidado, tenía varias semanas de no verlo, no pude visitarlo por el accidente. Cargó a Adara y dio vuelta con ella.—Por fin eres mi cuñada oficial y serás la madre de mis sobrinos.Cada uno de los chicos era abrazado por su núcleo familiar. En el nuestro, en esta ocasión, nos dividimos en saludos. Después de abrazar a Samuel, nos fuimos a saludar a Egan. Luego saludamos a todos y felicitamos al cumplimentado… Al odontólogo.Mi tía Patricia no tenía a un hijo en la cárcel, pero del resto todos pasaban por tal lamentable situación. Aunque creo que en ellos sería su salvación. En muchas ocasiones llegó Samuel al apartamento con el rostro magullado por los golpes de una de sus peleas en la que le gustaba participar, siempre había ganado, pero eran ilegales.En el juicio, Carlos podía demostrar defensa propia, pero a raíz de las amenazas contra Ernesto no querían arriesgarse. La celebración comenzó, los chicos se veían un poco más delgados, aunque los trata

AdaraLlegué al apartamento de Nadina en horas de la mañana, por problemas de tiempo no salimos en la hora acordada y me tocó esperar cuatro horas en la sala de espera en el aeropuerto en Bogotá. Por un lado, mucho mejor, así no me presentaba en la madrugada. Al momento de llegar al apartamento iba a tocar, pero un joven atractivo, rubio, de ojos claros, llegaba con unas bolsas.—Los ángeles están llegando a este edificio. ¿Vas a ingresar?—Buenos días, y sí. Vengo a visitar a una tía. —abrió la puerta sin dejar de repararme de pies a cabeza.—Soy nuevo, vivo en el 209. Cuando estés aburrida con tu tía, te invito un par de cervezas.—Gracias por tu espontánea amabilidad, pero no suelo salir con desconocidos y para ser más sincera. Mi marido es muy celoso—¿Alguien le va a decir a tu marido?Me puse seria. ¡Qué tipo tan sobrado! Puede que sea más atractivo que Julián, pero ni a tres metros de sus pies se le compara con lo caballeroso que era mi marido.—Gracias por dejarme pasar. Que t

AdaraDesde que llegué solo me saludo con mi amiga y cruzamos una que otra conversación, pero en sí no hemos dialogado de nada. Cada vez que intentamos hacerlo como solíamos hacerlo, donde se nos pasaban las horas, no se ha logrado. Andy le pide que lo acompañe o en las diligencias que tiene pendiente ella ha rechazado mi compañía por preferir la de élPara ser honesta, Nadina ha brillado por su ausencia. No quiero hablar mal de alguien el cual ni conozco, pero siento distanciamiento, Nadina no quiere compartir con la familia, por sugerencia de él. Ya viajo mañana y en dos días era la inauguración de la clínica y me dijo Julián que el lugar quedó increíble, aunque no lo he visto como lo dejará Fernanda, quien dará el toque final.Mi marido me pidió convencer a Nadi para regresar ese día, no me quiso decir por qué, pero dudo que eso pase. Por otro lado, el vecino, ese fastidioso, me lo he encontrado en varios lados y hace dos días me lo topé de nuevo cuando decidí salir a trotar en la

NadinaNo me puedo concentrar y ya he desechado dos cuadros, los cuales quedaron hechos una porquería completa. No comprendo lo que me pasaba. Tenía tantas cosas en mi cabeza y por eso decidí hacerle caso a Andy de tomarme un tiempo a solas, sin mi familia, no los quiero pendiente de mí.Por eso, mañana, cuando llegue Eros, hablaré y espero aclarar nuestra situación y el cómo criaremos a nuestros hijos. No sé si con el paso del tiempo me dé cuenta de que en verdad lo amo, o si solo era costumbre, como me lo dijo Andy. Para mí fue evidente que su clínica fue primero. Desde hace años solo ve por ella.Andy me dio la razón, él ha actuado de manera egoísta, confirmó que yo tengo la razón. Eros, el padre de mis hijos, me deja siempre en el último escalón de importancia. Debo dejar esa relación tóxica que tengo con él, también romper el cordón umbilical con mi familia. Y si lo analizo, siempre han estado interfiriendo en todo.Mis bebés comenzaron a patear y a moverse demasiado. —sonreí y l

ErosEran las nueve de la noche cuando bajé del taxi, miré el edificio en el que tenemos arrendado el apartamento. Había pensado tanto mi situación y tenía tantas teorías. A la conclusión a la que había llegado era que nuestra situación no era porque la dejaba en el último lugar, cuando siempre había girado alrededor de ella. No, hay algo más de fondo.Arrastré la maleta con ropa para quince días, si me iba bien, ingresé al ascensor. No voy a negar que se sentía incómodo vivir una situación como la nuestra. Donde no sabes si aún tienes pareja o no, en la que parte de tu felicidad dependerá de una conversación y debo estar preparado para los dos escenarios. Al abrir las puertas del ascensor… La vida no te prepara para esto.—¡Nadina!La madre de mis hijos se alejó, iba a besarse con otro hombre, se alejó y se puso roja. El hombre seguía muy cerca de ella; alzó la ceja y esa sonrisa que no se transmite con los labios, sino con la mirada, me bastó para saber que este ser se divirtió con