—Tatiana... —susurró y no pude dejar de ver sus labios. Él estaba bien, en mi casa, comiendo, tomando té. Parecía una ficción. Sentí la tensión y esa pulsión que me atraía hacia él, como jamás la había sentido. Él repitió mi nombre como si fuera un milagro solo decirlo, escuché su respiración ajetre
Leer más