POV: MAXIMUS. ―¡No moverá un dedo sin que yo sepa a donde va! ―grité sin importarme nada. Mary y Leanna estaban cerca y podían escucharme sin necesidad de que yo tuviese que levantar la voz, pero estaba demasiado enfadado al saber que Savannah había salido sin que yo supiera nada apenas al tener la menor oportunidad.―Max, cálmate, por favor ―me pidió Mary con el entrecejo fruncido y una mirada de tenacidad.―Si por favor, cálmese, señor Bennett… Savannah ya debe estar por volver.―Leanna por favor, a estas alturas de la vida ya no deberías estarme llamando así ―le dije bajando los decibeles de mi rabia, pues no pretendía que ella sintiera que estaba molesto con ella de ninguna manera, aunque era partícipe de haber dejado ir a Savannah de compras en mi ausencia―… Yo las vi a punto de follar… soy tu cuñado, por lo menos dime Maximus.Leanna se sonrojó a más no poder.―Está bien, Maximus ―asintió.Mary, por su parte, se encolerizó.―Eres un cabrón Max ―bufó con rabia―… y no te olvides

POV : SAVANNAH [ Parte II ] [...] Me tomo mi tiempo para bajar del avión y cuando llegamos a la zona de transporte ya había un auto esperando por nosotros. El resort es un lugar maravilloso es sorprendente que Jarred no haya escatimado en gastos. ¡Por el amor de Dios!¡Pero que hotelazo!Todos gritan de alegria y se encuentran jadeantes porque es el primer viaje de vacaciones que teníamos desde hace mucho.El resort se compone de espaciosas villas individuales con un jardín privado para la serenidad y comodidad de cada huésped. Los impolutos empleados se desviven en elogios hacía todos nosotros mientras estamos a la espera en el vestíbulo y Oliver se acerca junto con uno de los botones para indicarnos que cabaña le corresponde a cada quién y entregarnos la llave de esta. Cuando llegué a mi cabaña sonreí placenteramente admirando la exquisita decoración que hace gala a la estancia en la que nos encontramos. La suite debe medir al menos unos doscientos metros, un baño de mármol e

POV : SAVANNAH. Son las nueve de la mañana y recién me doy cuenta de que Max aún no se despierta pues sigue dormido plácidamente a mí lado, las mejillas se ponen de un color rojizo cuando recuerdo todo el ruido que hicimos mientras nos amamos. Hemos pasado las últimas horas follando como animales, habíamos dejado de ser imprudentes para ser insensatos, olvidando que día y noche estamos bajo la mirada escrutadora de lo fotógrafos, solo que ya no fingimos ser una pareja, realmente ambos estamos enamorados. Me levanté en silencio hasta el cuarto de baño, quería alistarme para ir al bufet y escoger algo delicioso para Max, ya que había llegado hasta aquí, sentía unas enormes ganas de consentirlo. Quizás más tarde podamos ir a la playa y disfrutar de la tarde. Me siento ungida bajo un aura salvaje postorgasmica que me da satisfacción pero al verme en el espejo casi suelto un gritito, mi cabello está horrible, cómo puedo lo recojo en un moño aunque no sea algo demasiado glamuroso. Apen

EXTRA. POV : ZOE. ¡Ay por Dios! De nuevo perdí la oportunidad de pasar una maravillosa noche apasionada con un hombre como Oliver Brown... — ¡No entiendo por qué me importa tanto!. — Exclamé en el momento que salí de mi cabaña para tomar un desayuno. Es decir, he notado muy bien el buen parecido que tiene, sus músculos son apetecibles, los surcos de su frente por fruncir el ceño son adorables, sus ojos son color mar y huele exquisito todo el tiempo, solo hay un enorme problema. Un hombre como él jamás se fijaría en una chica como yo. Quizás querrá divertirse por un rato pero se que después de conseguir lo que busca simplemente se irá igual que todos los demás. Además estoy consciente de las miradas que siempre le ha dado a Vannah. Ambas hemos sido amigas desde hace muchos años y nos hicimos cercanas desde el primer momento en que nos conocimos, en cuestión del amor tenemos reglas y nunca ninguna de las dos las ha saltado. Aunque técnicamente yo podría estar con Oliver Brown

POV : Maximus.—¡Espera imbécil! ¡¿A dónde crees que vas?!Después de lo que había sido aquél circo dónde mi reputación se prestó para el escarnio público de la manera más vil y grosera, lo que menos quería era tener que cruzar palabras con alguien que se atravesara en mi camino.Yo estaba decidido a retirarme de ese edificio y de la vida publica en general, pero quién me estaba llamando era nada más y nada menos que el mismísimo Jarred Benton, la última persona con la que hubiese deseado cruzarme en ese lugar.—Jarred, te lo advierto: no estoy de ánimos —le aconsejé con paciencia.Me detuve en seco en el umbral de aquella puerta que daba salida al pasillo para encaminarme al ascensor.Atrás había quedado aquella sala de reuniones donde mi nombre aún se combinaba con palabras como “decepción” y “traición”; yo solo quería que todos se fueran al carajo.—¡Yo te lo advertí Maximus! —me gritó blandiendo su dedo índice como un arma muy cerca de mi nariz. Tuve que apretar mis puños para con