HOLLYHay algunas cosas que no deberían estar pasando, no tacha eso, nada de esto debería estar pasando, en especial porque Mason no debería estar aquí, ¿cómo burló la seguridad de la propiedad? Miro a nuestro alrededor, hay cámaras de vigilancia, idiota, quiero gritarle, pero no lo hago. —Mason, tienes que irte —trato de no sonar alarmante. —¿Por qué? ¿Ahora temes que tu futuro esposo te prohíba verme? No lo temo porque ya lo hizo, pero no se lo digo. —Mason, no me metas en más problemas, regresa a casa —insisto.—No me pienso ir hasta que hablemos —exige.El universo entero se desmorona sobre mis hombros, cuando él me envía algo al móvil, algo que me hace sentir mal. Y se trata de un par de fotos en donde se ve a Asher comiendo en un restaurante con Eva. —¿Es con ese hombre con el que quieres estar? ¿Con alguien que se ve a escondidas con la mujer que hasta hace apenas unas semanas era su prometida? —arguye.Paso de una foto a otra, incluso están en su oficina, quiero preguntar

HOLLYMINUTOS ANTES… Reviso una vez más mi reflejo en el espejo. Mis labios me hormiguean todavía a causa del beso de Asher. El corazón me late frenético y no sé si pueda estabilizar mi ritmo cardíaco. —¿Te encuentras bien? Doy un respingo, Laena aparece detrás de mí, la veo a través del espejo y sonrío. —Sí, solo estaba pensando. Laena baja la mirada, no la conozco bien pero juraría que cuando hace eso es porque algo esconde. —¿Sucede algo? Me doy la vuelta y camino hacia ella. Levanta la mirada y me abraza con fuerza, la envuelvo entre mis brazos. —Eh, ¿qué pasa? —susurro.—¿Puedo preguntarte algo sin que te molestes? —inquiere en medio de un susurro. —Claro que sí, cariño —acaricio su cabello con ternura. Laena se queda callada un par de segundos hasta que decide apartarse de mí con los ojos llenos de dudas. —¿De verdad te vas a casar con Asher Van Doren? —me pregunta con desilusión. —Sí, ¿por qué me lo preguntas? —Porque… hubiera preferido que te quedaras con mi herma

HOLLYEl corazón me arde, me duele, observar a Polly marcharse ha sido una de las cosas más difíciles que he hecho en la vida. La cabeza me da vueltas y me siento mareada por la información que me dio mi hermana antes de irse, ojalá pudiera contarle la verdadera razón de por qué no puedo irme con ella como me lo pidió, ojalá supiera que solo estoy tratando de protegerla a ella y a los niños en el proceso. Cuando regreso al interior de la mansión de los Van Doren, el aire me asfixia, Polly dijo que encontró a Asher con Eva, no debe importarme, no somos nada en realidad, no tenemos ningún compromiso el uno con el otro pese a seguir con esta farsa, él obtiene su herencia y yo paz y a mi familia a salvo, es un trato justo, siempre y cuando Sebastián cumpla con su palabra. Caminando hasta la habitación, me doy cuenta de que no quiero entrar, sé que me voy a encontrar con Asher, los recuerdos de anoche me golpean cada uno de los pensamientos que se cruzan por mi cabeza, los gemidos, el do

HOLLY La única razón por la que permití que Asher me besara y que me follara, dejándome ir después sin una sola objeción, fue porque lo necesitaba, es lo que resultó que pensara que él podría ser una especie de purga para mi sistema. Y funcionó, firmé esos documentos, no por el miedo real de que el mundo entero se enterara de ese secreto que me ahoga con el paso de los años, sino, porque sé que los afectados serán mi hermana Polly y mis sobrinos. Mi familia, mi único apoyo en la vida, no lo puedo permitir, estoy adolorida, sí, sin embargo, cansada por el placer que Asher me brindó y que nunca pensé que llegaría a experimentar, cuando voy en el auto, recuerdo a Mason, no avisé que me iría antes, puede que Asher sea el CEO, el dueño del hospital, pero Mason sigue siendo mi superior. Le marco por teléfono, pero no atiende, hago el intento un par de veces más hasta que decido dejarle un mensaje. HOLLY: Mason, me fui antes, lo siento, ¿podrías cubrirme? La respuesta no llega inmed

HOLLY¡Holly! La voz llena de desespero de mi hermana mayor, hace que regrese en sí, la cabeza me duele, abro los ojos y me doy cuenta de algo, o mejor dicho, siento algo extraño, jadeo al momento de que compruebo que estoy desnuda, en la habitación que comparto con Asher, el mismo que me tiene de piernas abiertas mientras me hace un sexo oral que me obliga a jadear. —Por fin despiertas —dice antes de penetrarme con la lengua. —Asher, ¿qué haces? Yo… Ah —arqueo la espalda, sintiendo cómo mis pezones se endurecen de un modo casi escandaloso. Me corro al instante, él me succiona el clítoris y enseguida tengo deseos de devolverle el favor, pero sus ojos me dicen lo contrario. —Luego, por ahora necesitas descansar —espeta en un noto que no es nada negociable. —No pensabas lo mismo hace cinco segundos —frunzo el ceño. —Eso es porque era mi alimento, luego me correré en tu boca —agarra mi rostro con una mano—. Quiero embarrar tus labios con mi semen, pero tendremos que esperar a eso.