Quería que la tierra me tragara y me escupiera en Saturno. ¿Por qué habiendo tantos sitios justo tenía que ir a ése? Siendo sincera jamás esperé encontrármelo ahí, ni en un millón de años me habría pasado por la cabeza. Me temblaba el estómago, y después de unas cuantas cachetadas mentales, logré mantener la compostura. -Dile que no lo quiero-Le avise al barman, entregándole el vaso-Devuélvele el trago por favor. Sin responder nada, el chico lo agarró y se lo llevo de regreso a Adam, quien me miró directo a los ojos, de forma severa. Al parecer se molestó porque no acepté el whisky, pero no le di importancia, tampoco es que fuese mi obligación hacerlo y, de hecho, nunca me han gustado ese tipo de bebidas. De pronto empezó a sonreír de lado mientras negaba con su cabeza, un tanto bipolar su actitud, a decir verdad, pero eso no me preocupaba en lo absoluto, lo que, si me alarmó, fue verlo tomar el vaso que rechacé y caminar en mi dirección. -"Ay Dios, Ay Dios, ahí viene"-Mi subcons
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