Clara abrió sus ojos, fijándolos en el perfil severo y sorprendente del hombre.Al otro lado del teléfono, un silencio cayó, solo quedaba el débil sonido de sollozos.—¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?Alejandro sonrió ligeramente, levantó la mano y pellizcó la pequeña mejilla de Clara. —¿Es que ustedes hermanas no confían en mí?—No.Inés habló primero en voz baja, agradecida. —Cuñado, gracias por estar dispuesto a ayudar a Aarón, de verdad, gracias.—Somos familia, no hay necesidad de agradecer.Después de calmar las emociones de Inés, Alejandro colgó el teléfono y de inmediato ordenó a César: —Da la vuelta, vamos a la comisaría.César respondió de inmediato, girando bruscamente el volante.—Alejandro, ¿qué planeas hacer? — Clara lo miró preocupada, observando su rostro tranquilo.—No importa qué hagamos, lo primero es sacar a Aarón.Alejandro suspiró y entrelazó sus dedos con los de ella, apretándolos lentamente. —Han pasado por muchas dificultades como pareja, no quiero que enfrent
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