Alyssa, ahora estaba ostentando los apellidos Campbell-Harper, pensaba si esto, hacía mella en lo que ella era y pensó que definitivamente no, seguía siendo la misma, solo que sus perspectivas ante lo que tenía para lograr sus objetivos, ahora eran diferentes. Tenía un papá con un nombre y una reputación, abuelos y hasta primos, cuando conoció a Lucas, buscaría a su madre, nunca imaginó que no sólo encontraría a su padre, sino toda una familia completa. Alyssa sonrió ante las posibilidades que se abrían ante sus ojos, todo un mundo de oportunidades, tan solo por portar apellidos reconocidos en el mundo de los negocios. Esa mañana iba saliendo hacia la universidad, cuando un auto obstruida la entrada del garaje, vio salir a un hombre bien parecido, a quien no conocía, ella también descendió de su auto y éste al verla, bajó sus gafas oscuras que usaba para protegerse del Sol y dijo:— ¡Buenos días, creo que me equivoqué, imagino que llegué al cielo, porque un ángel esta a las puert

Alyssa y Lucas bajaron a cenar, también Jacob venía bajando y Lucas le saludó:— Hola papá, ¿te sientes bien? — Hola hijo, estoy un poco más animado hoy y con mucha hambre— dijo Jacob— aunque todavía estoy algo cansado. — Poco a poco papá, debes continuar tu tratamiento al pie de la letra para que mejores— dijo Lucas. En ese momento entró Stephen a la casa. — Buenas noches familia, ¿como estas Jacob?— la voz de Stephen era alegre— hola mi amigo, ¿señora que tal su día? — Stephen, no sabia que estabas en casa,— dijo Jacob— es una agradable sorpresa. — Gracias Jacob— dijo Stephen. — Hola mi amigo, vamos a pasar al comedor— dijo Lucas. Alyssa no emitió ningún comentario, ni siquiera respondió al saludo de Stephen, se sentaron ante la mesa, y el amigo de Lucas así estuvo en todo momento dominando la conversación. Después de unos minutos todos empezaron a acabar lo que estaba servido, al culminar y pasar al salón, Stephen dijo:— Veo que eres bastante callada Alyssa. — Generalme

Candy se puso pálida y se sintió algo mareada. — Se siente bien señora— dijo Alyssa al verla tan blanca— traigan un vaso con agua pidió a una de las mujeres que quedaban allí. Candy suspiró, había escuchado bien, ésta muchacha tenía que ver con los Campbell. Candy preguntó:— Señorita, ¿usted es familia de los Campbell? — ¡Entonces usted conoce a mi familia— dijo Alyssa— entonces a quien le recuerdo es a mi abuela, todos dicen que me parezco mucho a ella de joven. — Conocerlos como tal, no— dijo Candy— hace muchos años conocí a una familia Campbell. Trajeron el caso con agua y luego de tomarlo dijo:— Aunque no creo que sean los mismos — dijo Candy. — Mi abuela es Jane Campbell— repitió Alyssa— creo que usted conoce a mi abuela, porque se puso pálida cuando la nombré. Candy se quedó mirando a Alyssa y dijo:— ¿Eres hija de quien? — preguntó Candy. — De Oliver Campbell— dijo Alyssa. Candy abrió los ojos por la sorpresa y pensó: "¿Acaso la casualidad era tan cruel? ¡Oliver tu

Cap 47—Candy, ya hemos hablado de nuestra hija, te he contado todo lo que sé por boca de Alyssa desde hace seis meses— dijo Oliver— necesito contarte sobre mi. — Está bien, yo también deseo contarte sobre mi— dijo Candy. —Sé que tienes resentimiento hacia mi, si en algo puedo redimirme ante ti,— dijo Oliver— te diré que me casé, mi matrimonio duró poco, nunca tuve más hijos que Alyssa, tampoco jamás he dejado de pensar en ti. — ¿Estás divorciado? — preguntó Candy— no funcionó tu relación. — No, solo fue un matrimonio por negociaciones, ella me importaba muy poco, yo tampoco le importé mucho,— dijo Oliver— así que de común acuerdo decidimos vivir cada quien por su lado. — Yo decidí, no casarme nunca—dijo Candy— preferí quedarme sola, solo quería reunir dinero para encontrar a mi hija. — Candy, yo nunca dejé de pensar en tí,— dijo Oliver— no he podido olvidarte, siempre te he llevado conmigo en mi mente y en mi corazón. — Yo solo me dediqué a trabajar y a reunir dinero para con

Cap 49— Yo volví a los días a buscarte, puse la caja con la bebé lejos de la vista de los transeúntes, escondida, había que llegar hasta las puertas de la iglesia, en un recodo, allí puse mi preciado tesoro, por eso esperaba, que el cura te encontrara. —Las hermanas fueron las que me hallaron, me llevaron al convento, por 18 años estuve viviendo allí, cada vez que les preguntaba sobre ti o mi papá; me decían: "Cuando seas grande podrás buscarlos"— dijo Alyssa. —¡Qué triste y a la vez qué alivio! El hecho de que hayan sido las hermanas de un convento, quiénes te criaran, no me hubiera perdonado nunca, qué hubieses caído en las manos de gente desalmada, o inescrupulosa— dijo Candy. — El señor fue benévolo contigo y conmigo— dijo Alyssa. — De eso, no tengo la menor duda— dijo Candy— lo bueno es, que conociste a tu esposo, se enamoraron y estás viviendo una historia diferente a la mía. — Mamá, las cosas entre Lucas y yo no sucedieron de esa manera tan romántica, te contaré cómo s