ANTONE  El maldito viejo no se dio cuenta que al hacer eso despertó no solo a un monstruo que estaba oculto tras un hombre que solo quería vivir para su familia, sino  que también despertó a la bestia que vive en mí, por qué cuando te metes con algo sagrado como lo es tú familia eso hace que te vayas ganando grandes enemigos por él camino, él puede decir que la familia te hace débil pero a la vez se convierte en esa fuerza invisible que te hace poderoso ante cualquier enemigo por muy grande que este sea, la familia es tan sagrada que ante cualquier mínimo daño que le hagan, te hace crecer en ti ese instinto asesino que traes dentro de ti, y que por lo regular no sabías que tenías.  Ese fue en el caso de Ángelo aunque su instinto asesino lo tenía controlado este apareció como un rayo cuando Vitollo acabó con su familia  para saciarlo recurrió a su padre, por eso gracias a su ayuda logró apropiarse de gran parte del territorio enemigo en el Distrito

JULIA  Han pasado diez años desde que me sacaron medio muerta de aquel horrible lugar, les diré que son los años más terribles y pesados he vivido, han sido diez años de los cuales los primeros cuatro años fueron los peores de todos,  sin mencionar el primero que fue el más trágico de ellos, durante los primeros meses de ese año me mantenían con vida a través de un respirador artificial debido a la lesión de mi pulmón, y a la espera de conseguir uno para el trasplante, ni se diga la esperanza de mantener con vida a mi bebé.  Así que fueron cinco años en los que me tocó recuperarme de todo, tanto de mis heridas físicas como emocionales, mis caderas fueron lo primordial después del trasplante de pulmón, aparte de otros problemas de  ligamentos que tuve por la posición en la que me mantuvieron por más de tres días, sin contar las heridas en mi rostro por qué mi Mujer Hermosa me dijo que había quedado casi irreconocible, por eso siempre les estaré agr

ÁNGELO Pero también la he ayudado a alcanzar el éxito en la cima del mundo empresarial, en este otro mundo civilizado dónde ya es conocida como la ruda empresaria Angélica Moncada,  dueña de la mejor empresa en seguridad tecnológica de toda Europa, ella y la pequeña Miriam, son mujeres de armas tomar y juntas son un peligro ambulante, son dinamita a punto de estallar en las manos que no sepan tratarlas bien, pero pura miel con aquellas que le muestran su gran cariño, ambas son como las pequeñas hermanas que nunca pude tener, ellas,  Antone y hasta Henry desde la distancia se convirtieron en mi familia, ya que son como mis hermanos pequeños, sin contar al pequeño Fabriccio el hijo de Julia, que lo veo como a un hijo, pero en realidad soy su padrino, hasta mi padre lo cuida como si fuera su nieto. En cuanto a ellas, a las chicas hasta las veo en ciertos momentos como las hijas que algún día perdí, todos ellos se han convertido en parte de mi familia y los pro

JULIA  —¡Hola, hola! ¿hermosa estás ahí?—, era Alexandré al otro lado de la línea, bueno se me olvidó decirles que Alexandré, es el hermano menor de Ángelo—, ¡hola! ¿te pasa algo?,  por favor Julia, mira que ya me hace falta escuchar tú voz—, seguía diciendo con esa voz ronca y sensual, que quizás para muchas mujeres les parecerá que es lo más excitante y sensual que habrán escuchado, pero la verdad que para mí a veces es tan grave que me fastidia.  —¡Si Alex estoy acá!—, le respondí no quiero que siga con su melosería—, solo le estaba pidiendo a Miry que mire lo bien lo del contrato que se nos viene con la empresa Macgregor—, le dije un poco distraída—, ¡por cierto!, ¿a ver se puede saber en dónde andas metido que te he estado esperando desde hace un par de días atrás?, te estás pasando con tus deberes, y ¡bien sabes cómo me pongo cuando haces eso!—, le dije en tono molesto, es que él se creé que me tiene botando  las babas por él, aunque está bi

JULIA Al terminar de asearme y vestirme salí de mi habitación en busca de mi mujer hermosa a su habitación para ver si ya estaba lista, pero al salir de mi habitación desde aquí escuché a mi mujer hermosa discutir con Antone, la verdad que ya me estoy preocupando con tantas discusiones que han tenido últimamente, y la de hoy creo que es por Alex, pero no iba a permitir que me dañaran mi noche, mientras me dirigía a su habitación para ponerle un alto a tantas inseguridades, alguien jaló mi brazo tomándome por sorpresa, de pronto me encontré envuelta en unos brazos fuertes, y unos labios gruesos estaban devorándome, vaya qué eso no se le puede negar al condenado del Álex que sabe ¡besar y muy bien!, pero él no me hacía elevar como lo hacía mí Henry, estaba tan perdida imaginando que era él el que me besaba, hasta que un lejano carraspear nos hizo separar, al abrir los ojos y enfocarme en quien me había besado. —¡Que te pasa!—, le dije dándole una buena cachetada—, ¡la