“Uno, dos, ¡tres!”. Donoghue gritó y levantó el hacha con todas sus fuerzas, ¡pero el hacha no se movió! “Perra, ¡será mejor que te esfuerces más!”, Donoghue pateó a Yumi. “¡En tres, y usa todas tus fuerzas! ¡Debes levantar este hacha! ¿Me escuchas, perra?”. “Te escucho”, respondió Yumi en voz baja. Sus ojos brillaban con una mirada rencorosa. Ella había tomado una decisión, pasara lo que pasara, ¡ella nunca dejaría que Donoghue tomara el hacha! ¡El hacha era un arma divina! Tenía que pertenecerle a Florian. “Uno, dos, ¡tres!”, Donoghue gritó mientras intentaba enérgicamente levantar el hacha. De repente, Yumi levantó su mano, se quitó la horquilla del cabello ¡y apuntó directamente al cuello de Donoghue! “¡Muere!”, gritó Yumi fríamente. ¡La horquilla en su mano alcanzó el cuello de Donoghue en un abrir y cerrar de ojos! Yumi estaba harta de todas las veces que Donoghue la había humillado; ella quería aplastarlo en pedazos, ¡pero no había tenido ninguna oportunidad d

“¿De verdad harías cualquier cosa si le doy el antídoto?”. Darryl se burló de ella mientras la apariencia de ella lo divertía. Debra se mordió los labios y asintió.Darryl se quería reír. La mujer se veía tan encantadora cuando estaba en un estado débil. Darryl se puso juguetón; una sonrisa apareció en la esquina de sus labios. “¿Por qué no me llamas ‘mi querido esposito’?”, dijo Darryl mientras se sentaba cómodamente en la silla a su lado. ¿Qué? Debra se estremeció. Su rostro estaba sonrojado y sus labios estaban a punto de sangrar mientras continuaba mordiéndolos. La digna Maestra de la Secta Artemisa era pura y noble. Si ella lo fuese a llamar ‘esposito’, su nombre se empañaría. “No cruces la línea”, susurró Debra mientras bajaba la cabeza. Ella estaba avergonzada y enojada; sin embargo, no podía rebajarse a sí misma. Ella esperaba desesperadamente que Darryl cambiara su condición. Después de todo, ella tendría que llamarlo ‘mi querido esposito’. Darryl se rio mie

¡La aparición de un arma divina había hecho que los nueve continentes temblaran violentamente! Había una mansión a unas 800 millas al norte del altar general de la Secta Incandescente en el Nuevo Mundo. La mansión era parte del altar de la Secta Incandescente. Justin estaba cultivando en una habitación secreta de la mansión; él se sentó allí con las piernas cruzadas. Matteo también estaba allí; él se sentó junto a su discípulo mientras bebía tranquilamente su té. La cámara secreta era silenciosa; sin embargo, Justin no estaba concentrado. Él no podía concentrarse en su cultivo. ¡Su mente estaba llena de imágenes de Lily! Su corazón le dolía mucho, especialmente cuando pensaba en cómo él la había entregado a su amo. ¡Ella era su diosa favorita! Matteo sintió que algo andaba mal con Justin, así que se puso de pie. Él frunció el ceño y dijo: “No seas impetuoso en tu cultivación. Puedo ver que estás distraído. ¿Por qué es eso?”. Matteo se sentó allí; parecía que disfrutab

“¿Esa noche? ¿La voz de Lily?”. Matteo se sentó en una silla. Tomó un sorbo de su té y dijo: “El Poder del Universo Inconmensurable que estoy cultivando es una técnica sin igual. Aunque esta técnica es invencible en el mundo, también tiene sus inconvenientes. Al practicar esta técnica, acumularé toxinas en mi cuerpo. Cada mes, las toxinas deben ser excretadas. Si no se expulsan, las toxinas causarán estragos en mi cuerpo y me matarán. Él dejó la taza de té y continuó diciendo: “Así que, todos los meses, atrapo a una persona y expulso mis toxinas a su cuerpo. El proceso de desintoxicación es doloroso y eso explica el ruido que escuchaste cuando estabas en la puerta esa noche”. Matteo se puso de pie con una sonrisa. “Su fea cara es el veneno que drené en su cuerpo. Ese veneno penetra los meridianos y no puede ser curado, ni siquiera por el legendario genio médico”. Matteo caminó hacia Lily. Él se inclinó hacia su oído y le susurró: “Todas las mujeres que usé para drenar las toxin

Donoghue sostenía un enorme hacha en el aire que brillaba intensamente como el sol.El Emperador del Nuevo Mundo estaba atónito mientras miraba la escena con asombro.‘¡Esa es un hacha excelente! ¿Es esa la Gran Arma recién encontrada?’.Todos los demás, los habitantes de la Ciudad Real, el Príncipe, la Princesa y los Ministros, también estaban atónitos. No creían lo que veían.“¿Sabe qué tipo de hacha es esa, Secretario del País?”, preguntó el Emperador del Nuevo Mundo; él estaba impresionado.El Secretario del País tomó una respiración profunda. Él estaba sorprendido y emocionado cuando dijo: “Esa parece como el Hacha Rompe Cielo, Su Majestad”.¿Qué?¿El Hacha Rompe Cielo?Los ojos de todos se enfocaron inmediatamente en el Secretario del País; estaban asombrados.El Emperador del Nuevo Mundo también estaba sorprendido, y preguntó, “¿Y qué es un Hacha Rompe Cielo?”.El Secretario del País suspiró; él se veía atónito y emocionado mientras murmuraba: “Es un mito de hace mucho