“Jaja...”. Con una ligera sonrisa, Ludakris dijo en un tono indiferente pero incuestionable: “Las personas elegidas por nuestra Secta del Demonio Sangriento no pueden irse. Le aconsejo que nos siga obedientemente. Use su sangre como juramento”.“Señorita, usted no es débil. Mientras esté dispuesta a unirse a la Secta del Demonio Sangriento, la recomendaré a nuestro jefe y la dejaré ser la anciana de nuestra secta. ¿Qué le parece?”.Después de decir eso, miró a Heather con una sonrisa. Aunque Ludakris lucía educado, había una pizca de frialdad en sus ojos, como una bestia latente.Al percibir el cambio en su aura, Heather frunció el ceño y dijo con disgusto: “Dije que no estoy interesada. Pídele a tus hombres que se retiren”.Sin embargo, Ludakris se rio entre dientes y no respondió.Heather se enfureció e iba a atacar a los dos discípulos del Palacio del Dragón Marino. Sin embargo, cuando intentó utilizar su energía interna, su delicado cuerpo tembló. Sus hermosas cejas se fruncie
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