8° Las piezas de la reina.

Rahyra se puso de pie con ayuda del rey, aún seguía viendo oscuro y la luz de las velas de la habitación le impedía poder ver con claridad, pero tenía que verlo por ella misma.

Se agarró a los anchos hombros de Maxwell que la ayudó a sostenerse de pie, Rahyra intentó verle la cara, pero las lágrimas se lo impedían. Con pasos trémulos se alejó del cálido cuerpo del hombre y caminó hasta le ventana donde el vencejo esperaba atento a que le dieran de comer para regresar. Rahyra retiró el pergamino delgado que estaba sobre el pequeño gancho sobre el lomo y evitó mirar el emblema de su familia en el pecho del animalito que chilló pidiendo su recompensa.

Maxwell sacó de un frasco un par de insectos y se los puso el el alfeizar de la ventana y Rahyra se sentó en una silla, abrió la carta rompiendo el sello, era la letra de su madre.

«Rahyra, tengo una noticia importante, mi vida» comenzó diciendo la carta «tu hermana Kaeira dejó la caravana sin que nos diésemos cuenta, tomó al caballo vie
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