VI: Conociendo a un mitad vampiro

     —Oye... — el vampiro empieza hablar pero el sonido de mi estómago lo interrumpe.

     Siento como mi rostro me arde por completo, creo que estoy hecha un tomate. Miro hacia todos los lados, menos donde se encuentra mi acompañante. Toso un poco para poder disimular que mi estómago está notificando que me estoy muriendo de hambre. Aunque vamos... aquí a mi lado tengo a un vampiro, es lo mismo que tener un licentropo junto a mi.

     —Ríete, escucho como estas a punto de reír. — le incito al escuchar como reprime una risa. —Vamos hazlo. — comento avergonzada haciendo que el vampiro ría libremente logrando que se me asome una sonrisa en mi rostro.

     —Vamos a comer algo, ya son las dos. — expone el vampiro mirando el reloj del auto. —Te tengo que felicitar antes de la una saliste de la escuela. — ignoro lo que ha dicho y miro el paisaje verde vivo ta caracteristico de la nación central. —¿Todavía sigues enojada porque no te he dicho como se lo que hiciste? — no le contesto recordando que no me ha dicho nada respecto a ese tema, aunque se me habia olvidado por el hambre. —¿O es porque tienes hambre? — creo que me lee la mente.

     —O tal vez son ambas. — le contesto con sinceridad en un susurro. —Pero me dices lo que sabes cuándo comamos. — miro de arriba abajo al vampiro. —Aunque los vampiros no deben de comer. — este se pone tenso al escuchar lo que he dicho.

     El silencio se apodera por completo de la atmosfera. Analizo mejor al vampiro mientras conduce. Su cabello ondulado color miel le cae en la frente, sus brazos fuertes sostienen el guía con facilidad y sus ojos... no son para nada normales.

     Siento como el auto se detiene haciendo que aleje mi mirada del vampiro. Me fijo que estamos en un restaurante clásico. Lo puedo saber ya que su techo tienen tejado, sus ventanas se abren hacia afuera y sus paredes estan hechas de rocas. Gracias a la gran rueda se puede saber que la energía que recibe el restaurante es gracias a la energía hidráulica.

     —Sabes no tienes que hacer como los libros o películas normales de vampiros. — expongo admirando lo hermoso que es este restaurante.

     —Bueno que pena, entonces vamos a un bar en la cuidad. Donde todos pueden escuchar cada cosa que te voy a decir. — comenta con ironía abriendo su puerta.

     —Pero yo quiero pizza o burritos. — me quejo para que vayamos hacia otro lado.

     —Iris, no iré a gastar gasolina hacia otro lado. Aquí hacen unas pastas excelentes y pescado... — responde doblandose asomando su cabeza dentro del auto.

     —¡Quiero pizza! — exclamo como una niña pequeña. —Y galleta con chispas de chocolate con helado. Apuesto que no venden estas cosas aquí, esto es un lugar fino.

     Escucho como se queja y pasa sus manos sobre sus ojos cansado. Lo piensa unos segundos para luego mirarme. Le sonrió para poder lograr convencerlo, este me devuelve la sonrisa para luego montarse y encender nuevamente el carro. Saliendo yo como la victoriosa.

     —Gane, este... — comento pero en realidad no es el nombre del vampiro que me presto su camisa.

     —Jafet. — se presenta extendiendo su mano junto a una de sus hermosas sonrisas.

     Miro su mano pálida y luego lo miro. En realidad me va mal en la vida, subirme en un auto con un extraño y más un vampiro. Tengo que estar loca por completo o estaba muy preocupada por si descubrían que fui yo la que hizo la broma de los ratones.

     —Mucho gusto Jafet, me llamo Iris. — contesto arreglando ya el problema que surgió en mi mente.

     Estiro mi mano para tomar la de él y siento como mi piel arde. No puedo sentir su piel congelada como todos los vampiros, al contrario es cálida y suave. Siento como una energía fuerte está en él, en sus ojos. Esta al ver como lo miro asombrada aleja su mirada de la mía.

     —Bueno, ¿quieres ir a un restaurante de pizza? — me pregunta logrando que deje de mirarlo, asiento y este hace lo mismo.

     —¿Cómo conduces? — cuestiono para romper este horrible silencio incómodo.

     —¿De verdad eres la mejor de tu clase? — cuestiona este haciendo que lo mire mal. —Claro que tengo licencia. — responde a mi pregunta.

     Lo miro sorprendida pero tiene razón a los 16 años ya uno puede tener licencia, qunque creo que la de aprendizaje. Analizo lo que me ha dicho haciendo que se me interponga otra pregunta en mi mente. Carraspeo un poco acomodándome en el asiento y lo miro, tengo que salir de todas las preguntas que produce mi mente.

     —¿Tienes más de 500 años? — cuestiono en un susurro por miedo de que se moleste, pero al contrario me contesta con una risa.

     —Iris, tengo 17 años. — contesta haciendo que sienta como mis ojos quieren salir de su órbita.

     —Es pecado mentir. — le notifico pero este solo hace una mueca. —Eres un mentiroso. — declaro haciendo una señal de la cruz y este ríe. —¿Solo sabes reír? — se ríe otra vez y comento en voz baja. —¿Cómo vas a tener 17 años? — pregunto haciendo que suspire cansado de la curiosidad que siento respecto a él.

     —Te lo digo cuando lleguemos al restaurante, ¿Si? — inquiere recibiendo un refunfuño de mi parte. —Te lo diré, te lo prometo.

     —Más te vale. — respondo. —Podemos ir a un restaurante que tiene arcades. — ofrezco a lo que asiente y pregunta donde queda por lo que queda de camino solo le doy las direcciones.

     Caminamos hacia la mesa del restaurante de pizza. El lugar tiene máquinas de juegos viejas de los años 1980. Son una reliquia ahora en estos tiempos, además que son mis favoritas para jugar. Hoy en día nadie se recuerda de estas grandes máquinas que tienen los mejores juegos que se hayan creado en la historia humana. Al otro lado del restaurante se puede ver lo que antes eras una bolera.

     —No sé qué le ves a este sitio, tantas suplicas para esto. — el vampiro observa todas las máquinas que destillan del brillo que emiten sus pantallas.

     Se puede notar que nunca ha visto unas de estas. Me acerco a ver la que ha logrado atraer su atención. "Centipede" es lo que se lee en la gran máquina.

     —Centipede, nunca he jugado ese. Dicen que pueden jugar dos personas pero es por turno. ¿Cómo es que se dice? — me cuestiono a mí misma poniendo mi dedo bajo mi barbilla.

     —Es un juego alternado, niña. — me contesta el jefe del restaurante mientras camina con una caja llenas de piezas.

     —Eso, juego alternado. — comento chasqueando mis dedos, en realidad no sé cómo se juega eso. —No sabía eso... — susurro, sí que me falta mucho por aprender de esos años.

     —Quiero jugarlo. — comenta el vampiro tocando todos los botones que hay.

     —Oye, tranquilo lo puedes romper. — alejo sus fuertes manos de los delicados botones. —Tienen más de 1,000 años de antigüedad.

     —¿Cómo funciona? — me cuestiona mirándome a los ojos decidido para luego mirar la máquina.

     Sonrió de lado al ver cómo quiere aprender. Si no tuviera tanta hambre le ensañaría pero... Mi estómago ruge del hambre que siento, logrando que los ojos de Jafet dejen de mirar la máquina y me mire a mí.

     —Primero comemos, me dices como lograste saber todo lo que sucedía en la escuela y luego juegas. — aconsejo sonriendo de oreja a oreja. —Una pizza de pimiento, jalapeño y pepperoni ¿te parece bien? — cuestiono y este me contesta asintiendo sonriendo cálidamente.

     Nos sentamos en una de las mesas que estan disponibles y hacemos nuestra orden. Me encanta este restaurante por su decoración de los años 1980, tiene una atmosfera alegre y familiar. Miro al vampiro para que empiece a hablar pero este todavía sigue asombrado por el ambiente de este lugar.

     —¿De verdad antes las personas jugaban en esas cosas? — pregunta Jafet atento a un chico que está jugando con su pareja una de las tantas maquinas.

     —Si... — susurro tomando un cuchillo que esta en la mesa. —Oye. — este gira su cabeza para mirarme y al verme lo señalo con el cuchillo. —Habla si no quieres que quite las palabras de la boca.

     —Ok, está bien. — me contesta Jafet tragando y baja mi mano logrando que mi piel arda. Este se prepara para hablar tosiendo varias veces y luego me mira. —Pude ver toda tu obra gracias a mis ojos. Estan más desarrollados que los de otros vampiros, digamos que es mi habilidad. — responde, auquesea siento que me esta ocultando pero algo es algo.

     —¿Y qué le sucedió a Max? — cuestiono sentándome sobre mis piernas intrigada.

     —Después de que salieras del salón tu madre tomo la mochila del próximo alfa y ahí estaba la evidencia del crimen. — me notifica. —Por cierto me debes una camisa. — asiento rápido logrando que sonría.

     —Aquí estan sus palitos con queso, jóvenes. — nos notifica la mesera patinando hacia nosotros con nuestro aperitivo.

     —Gracias. — contestamos ambos tomando uno para comer.

     —¿Sabes que Max será el próximo alfa del norte? — cuestiona Jafet comiendo un palito, niego. —Creo que su título estará a la cuerda floja por lo de hoy. — sonrió al escuchar eso. —A menos que encuentren a la verdadera culpable. — mi sonrisa se borra y miro seria al vampiro. —De por sí está mal hablar con un vampiro. Imagínate tener una camisa de uno y hacer todo un juego en la escuela haciendo que todos los lobos de alto rango se tuvieran que activar. — este me mira sonriendo un poco. —El pobre Max está perdido por ese estúpido juego que hizo.

     —En realidad no te entiendo. — le comento haciendo que me mire sin entender. —Creí que me estabas...

     —Nunca lo haría, me he topado varias veces con ese lobo engreído. Créeme que nunca diré nada, palabra de vampiro. — me contesta haciendo una cruz en su pecho sellando la promesa, logrando que se vea tierno.

     —Gracias... — susurro y empiezo a comer el resto de los palitos con queso. Observo como este come con normalidad haciendo que no aguante que haga un comentario. —No tienes que comer, si no puedes. — la mesara llega con nuestra pizza extra grande y la pone en la mesa.

     —Tengo hambre, debo comer. — me contesta tomando un pedazo de pizza y la ingiere como si nada. Este me mira con ternura por como lo observo asombrada. —Soy un hibrido, por eso tengo 17 años y también puedo comer como los humanos. — confiesa, creo que si no tuviera los músculos de mi mandíbula se hubiese ido al suelo. —Mi padre es vampiro y mi madre humana.

     —Entonces tu madre ahora es una vampira. — comento retomando mi compostura.

     Pero mi acompañante niega logrando que otra vez deje mi boca abierta del asombro. Este se ríe por mi comportamiento. Observo como se levanta un poco de su asiento, se acerca a mí y cierra mi boca delicadamente.

     —Soy el menor de sus hijos. — me notifica logrando que sienta como su aliento fresco choca contra mi rostro.

     —¡¿Qué?! — cuestiono por la cercanía del mitad vampiro y por la noticia que me ha dado. Me echó hacia el lado y caigo. —Ay, ay, ay. — me quejo sobando mis glúteos.

     Jafet se ríe completamente desde su sitio. A los segundos se levanta de su asiento y me ayuda en levantarme con la ayuda de la mesera. La mesera se asegura de que estoy bien y se retira. El mitad vampiro se sienta y me mira aguantando la risa.

     —Te dije que era mejor decírtelo en un lugar más privado. — comenta mirando a su alrededor para ver si alguien lo había escuchado.

     —No lo puedo creer, ¿y tu madre sigue viva? — cuestiono y este asiente. —¿Cuántos hermanos tienes? — vuelvo a cuestionar pero en un susurro.

     Jafet se acerca y levanta su mano. Lo miro sin entender pero le choco la mano entendiendo que quiere que le de unas cinco. Este se muere de la risa al instante que choco nuestras manos logrando que me sienta más confundida.

     —Tonta, conmigo somos cinco hijos. — me contesta riendo haciendo que me aguante de la mesa para no caerme, este me observa preocupado. —Come, se va a enfriar la pizza. Voy a ordenar la galleta. — asiento al ver que se levanta de su silla.

     Mientras tanto como en estado de zombie. ¿Cómo puede tener cinco medios vampiros? La mayoría de las mujeres que dan a luz medios vampiros mueren en el acto. Nunca había escuchado de casos como estos.

     —Cinco hijos medios vampiros... — comento tomando un poco de soda en estado de shock.

     —Y tuvo gemelos. — comenta Jafet cerca de mi oído logrando que escupa la soda.

     Escucho como se vuelve a reír, creo que nunca para de reír. Este pone el postre en la mesa para luego ir a la máquina que quería jugar. Cierro mis ojos y me pellizco los cachetes para dejar de pensar tanto en lo que me ha dicho.

     Observo como este saca unas monedas de sus pantalones acercándose a las máquinas y las inserta en la máquina. Miro hacia donde está el jefe preocupada pero este me asiente. Parece que le dio las monedas que antes los humanos utilizaban para jugar en esas máquinas y debes le explico cómo jugarlo.

     Como de mi postre y me acerco a él para jugar. Así pasamos varias horas jugando, tratando de romper el record que tiene grabado la máquina. Pero en realidad tenemos que controlar más nuestros movimientos de las manos junto con lo que ven nuestros ojos.

     —Ya me duelen los dedos de tanto... — se queja Jafet presionando botones rápidamente, pero pierde. —¡Rayos! — grita desesperado haciendo que me ría. —Vámonos antes de que rompa esta máquina.

     Me toma de la mano y me hala para la salida del restaurante. Antes de seguir me detengo en nuestra mesa para terminar de tomarme la soda que quedaba. El mitad vampiro me hala más fuerte rugiendo bajito.

     —Gracias por su gran contribución. — comenta los empleados con una gran sonrisa, ya que Jafet ha gastado gran parte del dinero que tenía en su cartera. —¡Esperamos que vuelvan pronto!

     —Claro, me encanta este lugar. — les contesto alegre ganándome un gruñido de parte de Jafet.

     —Como no eres tú la que ha pagado todo. — comenta Jafet halándome hacia la salida y ganándose una risa de mi parte.

     Tengo que admitir que el mundo exterior se esfumo estando aquí con el mitad vampiro. Desde hace años que no me reía tanto, solo he estado pendiente de alejarme de mi familia licántropo y estar alerta. Aprieto mi mano agradecida hacia el mitad vampiro. 

Paola Gonzalez

Gracias por darle la oportunidad a mi historia, espero que les guste este nuevo capítulo. No olviden seguirme y compartir esta historia con sus seres queridos. ¿Qué piensan de Jafet?

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