Capítulo 5: Taiki De Angelis

La atmosfera era tensa en esos momentos en cierta habitación, por ello nadie se atrevía a moverse o decir algo.

El comité disciplinario de la universidad se caracterizaba por estar conformado por los alfas más rudos del instituto y con obviedad el mejor de todos era su líder, algo que salía a relucir cuando este estaba de mal humor y ese era el caso justo en esos momentos, pero la razón de su enojo era desconocida para todos, por ello ninguno se atrevía a entrar al salón donde se encontraba líder.

En ese instante Katsuro, el segundo al mando del comité estaba llegando al lugar donde noto a sus compañeros amontonados en el pasillo; al verlo ellos le explicaron la situación al pelinegro por lo que este simplemente dejo escapar un suspiro para luego pararse recto y entrar al salón. Al entrar se sorprendió de la gravedad del asunto: ya que era normal ver a su jefe de mal humor, pero en ese momento estaba realmente enfadado ya que hasta un aura negra lo rodeaba, entonces se puso a medir bien la situación y recordó sobre la notificación que había llegado el día de ayer.

Katsuro, era de las pocas personas que se podían decir que conocían bien a Hiro e igual este había notado el cambio de carácter de su amigo cuando cierto castaño estaba cerca, por ello debía suponer que el mal humor de su líder se debía a que ayer llego una notificación donde el castaño pedía permiso para faltar por unos días a clases por “asuntos familiares” y ahora que lo pensaba bien la otra vez lo había visto salir hecho una furia del colegio, pero no se atrevió a preguntar si había pasado algo ya que no quería parecer indiscreto.

- ¿Hoy también falto? – se atrevió a hablar Katsuro, rompiendo el silencio incomodo de la habitación.

- … - Hiro no le respondió y solo le dedico una mirada fría.

Katsuro por un momento atino a reír de forma nerviosa, entonces si era por el castaño que estaba de mal humor… bueno entonces debía darle un empujón a su amigo para animarlo.

- Si sigue faltando tendrá problemas con los profesores – volvió a hablar.

- ¿Y eso porque me debe importar? – le contesto de mala gana Hiro.

- Hmm… bueno porque si llega reprobar alguna materia, eso afectaría el nivel académico de la escuela – comento de forma despreocupada Katsuro mientras sonreía de lado, notando que a su amigo le surgía un tic en el ojo: ya que él sabía que más que odiar a los alborotadores de la escuela, Hiro realmente odiaba que algo afectara a la escuela – podría… bueno como él va en su mismo salón, podría llevarle las tareas para que se ponga al corriente – sugirió de forma calmada mientras se acercaba al escritorio donde estaba sentado su amigo y le deja los documentos pendientes de ese día.

Por un momento Hiro se lo estaba pensando y Katsuro se vio algo preocupado pensando que no había funcionado sus palabras, pero después de unos minutos de silencio…

- Katsuro, encárgate de los pendientes – le ordeno Hiro poniéndose de pie y caminaba hacia la puerta.

- Hai, Hiro-san – le contesto feliz el moreno.

De esta forma Hiro se encamino hacia la casa del castaño, donde se debatía mentalmente porque estaba tan enojado… ah era verdad, después de que él se fuera de esa forma a ayudar a ese tal “Taiki” empezó a faltar a clases y le enojaba ese nuevo sentimiento que le hacía pensar de esa forma tan sentimental que ya ni valía la pena de recordar y de solo pensarlas su mal humor aumentaba, en eso noto que ya estaba frente a la casa del chico.

Bueno no se sorprendió al notar el tamaño de la mansión donde vivía, ya que todo aspirante a la universidad de Tokio era investigado por lo que sabía que el castaño provenía de una familia adinerada en Italia. Al llegar a la entrada, se dispuso a tocar el timbre, pero en eso se detuvo, ¿qué rayos estaba haciendo? ¿por qué accedió a buscarlo? ¿qué le estaba pasando?, en ese momento se encontraba tan confundido, es decir, él estaba buscando a alguien… en eso reacciono y se regañó a si mismo por lo que estaba a punto de hacer por lo que se daría media vuelta y se marcharía o ese era el plan, cuando de pronto la puerta se abrió de repente dejando ver a una mujer de unos 25 años aproximadamente, de cabello largo y lacio color rosa, de tés clara y ojos color azul oscuro, llevaba puesta una blusa blanca de manga larga, una falda recta larga y unos tacones negros.

- ¿Puedo ayudarlo? – pregunto de forma dudosa la mujer, ya que era raro tener visitas cuando los señores estaban ausentes.

- … - Hiro maldijo su suerte, por lo que busco terminar con eso – busco a Akira.

- ¿Eres amigo de Akira-sama? – le pregunto alegre y al obtener una respuesta afirmativa-silenciosa por parte del chico, esta sonrió – adelante pasa, él no tardara en regresar – le informo.

Realmente al pobre pelinegro no le quedó otra alternativa ya que sin que pudiera negarse, la mujer ya lo había sujetado de su muñeca y metido a la casa para guiarlo a la sala a que pasara a sentarse y esperara al castaño. Hiro estaba sorprendido por el atrevimiento de la chica, pero si tomaba en cuenta el carácter del castaño, supuso que eso era normal en esa casa por lo que no dijo nada y se limitó a seguirla en silencio.

El interior de la mansión era acogedor y un tanto ostentosa con esos adornos, cuadros y vasijas; pero si compraba esas decoraciones con las que tenía en su casa, era demasiado normal la casa del castaño.

- Siéntate, por favor – le invito la chica, aunque realmente parecía una orden ya que le empujo de forma suave al sofá – ¿gustas algo de beber? – le pregunto.

- No, gracias – contesto simplemente Hiro aun extrañado de la forma en como lo trataba la mujer.

- Entendido, bueno si me disculpas debo atender otros asuntos, con permiso – se disculpó la chica para salir de la habitación hacia otro lugar.

Hiro miraba el lugar por donde esa mujer desapareció, era demasiado rara… bueno, aunque si lo meditaba bien eso era normal a comparación de la forma en como lo trataba su “madre”, definitivamente ella se quedaba corta a su lado. En eso soltó un suspiro y se preguntaba porque rayos decidió ir a la casa del castaño ¿ah sí? maldito Katsuro, luego lo castigaría por su indiscreción, en eso lo empezó a sentir: en la casa se sentía un aroma muy fuerte, aroma que se le hacía familiar… era el aroma de un omega en celo. En eso escucho pasar por el pasillo cercano a dos sirvientas, las cuales estaban conversando entre sí:

- Taiki-sama de nuevo está haciendo sus clásicos berrinches – comento la primera con algo de cansancio.

- ¿Porque tuvo que salir el amo Akira?, él y el señor Touma son los únicos que le calman – hablo la segunda.

- El lado bueno es que Akira-sama ya está por regresar, así que por mientras mantengamos contengo a Taiki-chan llevándole los dulces que pidió – le animo la primera y con ello ambas dejaron de escucharse ya que se habían alejado rumbo a la cocina.

Lo bueno para las chicas es que no pasaron por la sala, porque si no se hubieran llevado un gran susto, ya que se habrían encontrado con un pelinegro furioso, el cual era rodeado por un aura negra.

La plática escuchada no le había agradado para nada a Hiro porque su imaginación lo traicionaba y había pensado lo peor, pero no dejaría que ese tal Taiki tuviera a SU Akira, porque ya lo había decidido desde hace unos días: ese omnívoro seria suyo y no lo compartiría con nadie y no le importaba que tuviera que robárselo.

Esta tan metido en sus pensamientos que no escucho que la puerta de la casa se abría nuevamente.

- Akira-sama, bienvenido – le saludo la chica peli rosa.

- Gracias, Luka-san, ¿cómo sigue? – le pregunto mientras se quitaba su saco.

- Esta bien, solo está haciendo su berrinche habitual – comento de forma tranquila.

- Hmm… está bien, iré a verlo – contesto el castaño, mientras empezaba a caminar en dirección a la habitación de su primo.

- Am… Akira-sama – le llamo Luka, haciendo que este parara su andar y la mirara a ver - en la sala alguien le espera – hablo de forma tranquila.

- ¿Ah?, ¿A mí?, ¿Quién?  - pregunto extrañado el castaño.

- No le pregunte su nombre, pero le pedí que le esperara en la sala – dijo de forma relajada para darse vuelta e irse a atender otros asuntos dejando a un castaño desconcertado. Ya que no sabía quién podría ser la visita, por lo que se encamino a la sala en primer lugar.

Al llegar a la sala por un momento dudo si era realidad o su mente le estaba jugando una broma pesada por el cansancio, ya que era difícil creer que su pelinegro estuviera en su casa.

- ¿Hibari-san? – pregunto de forma dudosa el castaño.

- … - Por su parte Kyoya, se giró a mirarle y se regañó menta por no haber notado que el castaño ya había regresado.

- Etto… Takahashi-san, ¿a qué debo su visita? – pregunto de forma nerviosa ya que se sentía algo intimidado por la mirada que le dedicaba.

- ¿Quién te dio permiso para faltar a la escuela? – le reclamo de forma directa.

- Am… bueno lo que pasa es que… - en ese momento el castaño se sentía nervioso.

- Habla sin tartamudear – le regaño, mientras sacaba sus tonfas para demostrarle que realmente estaba enojado.

- Es que debía asistir a una junta e igual debía… - empezó a explicar, pero en eso sus palabras fueron interrumpidas ya que sintió que alguien lo abrazaba por detrás.

- Aki-nii, regresaste – hablo de forma alegre, una voz infantil.

Ante eso ambos adolescentes abrieron sus ojos de la impresión, claro que ambos por razones diferentes: Akira estaba asustado, ya que su primo había salido de su habitación y temía por su integridad, ya que su aroma en celo siempre incitaba a los alfas cercanos a querer tomarlo, él era la excepción al igual que sus padres porque ya se había acostumbrado al aroma e igual su tío lo había entrenado para ser quien cuidara y defendiera al pequeño cuando fuera necesario; por su parte Hiro estaba algo molesto y sorprendido ya que había un pequeño omega aferrado a la pierna de SU Akira.

- Taiki, ¿qué haces fuera de tu cuarto? – le regaño Akira.

Ahora Hiro se sentía estúpido: ese niño pequeño era el famoso Taiki; en ese momento maldecía tener los genes raros de su madre, se había preocupado por nada.

- Moo… es que me dijeron que ya habías regresado y no fuiste a verme – comento con algunas lágrimas en sus ojos.

- Ustedes… – les llamó la atención Hiro para hacerse notar y demostrar que estaba molesto de que lo ignoraran.

- ¿Quién eres tú? – le pregunto Taiki, mientras miraba de forma retadora al pelinegro.

- ¿Eh…? ¿Amm… Takahashi-san a usted no le afecta el aroma de mi primo? – comento Akira, notando ese pequeño detalle, ya que por lo general el aroma del pequeño alocaba a todos a su alrededor.

- ¿Y porque habría de afectarme? – comento con burla.

- Cierto, Takahashi-san es sorprendente – hablo alegre el castaño.

Por su parte cierto pequeño pelinegro miraba con enojo a los mayores y de hecho le enojaba que ahora lo estuvieran ignorando. Ese chico que estaba con su hermano era un omega y por lo visto se interesaba en él, pero lastima no sedería tan fácilmente a Akira, no sin dar guerra.

- Aki-nii – llamo su atención tomándolo de la mano para que le mirara a ver – Taiki-chan quiere algo de jugo para poder dormir – dijo mientras ponía unos ojos de cachorro.

- Hehe, ok – le contesto de forma despreocupada el castaño – ahora vengo, pórtate bien – le indico mientras se encaminaba a buscar un poco de jugo.

Hiro, solo observo los movimientos del castaño y se quedó en silencio mirando al menor, ya que lo notaba ese niño estaba tramando algo.

- Distraído una vez, distraído por siempre – comento de forma burlona mientras escondía su mirada con su fleco – ahora escúchame bien, Aki-nii es mío y no te lo voy a dejar me entendiste – le dijo mostrando una mirada llena de determinación mientras sacaba una pistola verde de entre sus ropas y le apuntaba al pelinegro.

- Je… así que este es tu verdadero tu – comento Hiro, mientras el sacaba sus tonfas y se colocaba en posición de combate – pues lastima, el será mío quieras o no – declaro demostrando seguridad en sus palabras.

- No me importa que tengan la misma edad o ustedes se complementen… él es mío y no lo compartiré con otro omega – le reclamo mientras quitaba el seguro de su arma.

Ambos ya estaban listos para empezar su duelo cuando un aura asesina los detuvo de golpe, por lo que se giraron para encontrar a un castaño con una mirada color naranja y el ceño fruncido.

- ¿Que rayos hacen? – les regaño usando su voz de mando, provocando que el pequeño soltara su arma y empezara a llorar, ya que no le gustaba que el castaño lo regañara; mientras que Kyoya igual solo lo mirara impresionado y se concentraba para no sucumbir ante esa mirada penetrante.

- Luka, lleve a Taiki a su cuarto – le ordeno el castaño a la mujer peli rosa que había llegado corriendo apenas escucho al castaño levantar la voz.

- Hai – respondió rápidamente, cargando al menor para calmar su llanto y llevarlo a que descansara.

Ahora en la sala solo estaban Hiro y Akira.

- ¿Es verdad lo que escuche? – pregunto Akira ahora mirando a ver al pelinegro.

- … - Hiro no sabía que contestar, ya que no sabía que fue lo que escucho con exactitud el castaño; pero algo era seguro maldecía en esos momentos a ese pequeño niño.

- Hiro – le hablo el castaño por su nombre y ahora que lo notaba este estaba enfrente suyo, rayos maldecía esas actitudes extrañas que heredo de ella.

- ¿Qué quieres? – le contesto con enojo, ya que no le gustaba las intrigas que le estaba dando.

- ¿Es verdad que realmente eres un omega? – le pregunto de forma directa el castaño, acortando la distancia de ellos ahora quedando sus rostros a centímetros de distancia.

En ese momento Hiro se maldecía, ya que su corazón latía muy rápido, esa cercanía lo estaba matando, por lo que quiso dar un paso hacia atrás para alejarse del castaño, pero este se anticipó a sus movimientos y rápidamente lo sujeto de la cintura y lo pego a su cuerpo para no romper la cercanía que este había creado.

- Respóndeme – le ordeno usando su voz de mando, ya que por dentro el castaño estaba tan feliz y al mismo tiempo tan ansioso, había escuchado la riña que estaban teniendo los pelinegros, pero no intervino hasta que vio que Taiki estaba por detonar el arma.

- ¿Y que si lo soy…? - empezó a decir con enojo el pelinegro pero sus palabras fueron interrumpidas ya que ahora sus labios estaban siendo presas de un beso.

El beso desde el principio fue demandante y el pelinegro estaba empezando a perderse, maldecía ser tan débil en ese sentido, pero igual una parte de él estaba feliz por lo que poco a poco dejo de forcejear y se rindió al beso, el cual después de un momento se profundizo cuando el castaño le mordió su labio inferior haciendo que este abriera ligeramente la boca y con ello dejara paso a la lengua del castaño para explorar. Mientras más pasaba el tiempo, sentía que sus fuerzas le abandonaban por lo que con ambas manos se sujetó a los hombros del castaño, mientras que este ahora lo sujetaba de la cintura con ambas manos. Pero debido a la falta de aire ambos se separaron jadeando mientras que un hilo de saliva conectaba sus bocas.

- Entonces, quiero que seas mío – dijo de forma posesiva Akira, pegando más al pelinegro a su cuerpo para volver a capturar esos labios que simplemente le encantaron.

El destino era un vil, tramposo y sucio, pero ahora tal vez se le podría agradecer… ya que SU Hiro resulto ser un omega, SU omega y ahora que lo sabía no lo dejaría escapar nunca ya que lo sentía: él era su pareja y sonreía satisfecho de ver que con solo sus besos el pelinegro, quien tenía las mejillas sonrojadas y se veía tan frágil y hermoso. Ahora que lo pensaba, tal vez luego le daría un gran premio a su primo por la ayuda, ya que era verdad que era tan despistado en ese tema que nunca había notado la verdadera naturaleza del pelinegro, pero omega o alfa… no le importaba porque este era suyo y ahora mismo se lo estaba demostrando.

Pero lamentablemente para la recién pareja, no todo sería tan fácil ya que en esos instantes en el aeropuerto de Tokio estaban arribando una pareja que regresaban a casa: listos y preparados para cuidar la pureza de su hijo.

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