Capítulo 6

La reunión acababa de terminar. Los Alfas habían comenzado a pararse de sus lugares y a despedirse entre ellos.

Ethan se había parado del regazo de Connor mientras éste último comenzaba a saludar gente, con el moreno a su lado con la mirada en el suelo. E.C ronroneaba algo asustado en el suelo, no podía evitarlo, Ethan estaba realmente avergonzado por la actitud que había tenido.

¿Estamos en problemas, amo?

Sí, lo estamos. Bueno, yo lo estoy.

—Suerte con ese insolente, Connor.

Uno de los hombres se había acercado a hablarle al castaño con un tono algo burlón y divertido. A Connor no le cayó para nada bien, en lo más mínimo.

—Gracias, Benjamín, pero si alguien va a llamar insolente a mi Omega, ese soy yo, agradecería que no te tomes ni la molestia de mirarlo, es mí responsabilidad el hecho de lo que suceda con él o no. Gracias.

Ethan se quedó algo atónito mientras tragaba saliva en su lugar, ahora todos se encontraban diciéndole cosas similares a Connor, cosas referidas a lo que había sucedido esa noche.

—Vamos.

El castaño se encontraba serio y cierta molestia emanaba de su ser, era demasiado notable y, además, tenía ese aroma insoportable a perro enojado. Sin dejar de lado el hecho de que su lobo se encontraba gruñendo molesto.

—Connor, no has saludado a todos.

Arthur habló pero Connor solo lo ignoró y salió de ahí tomando a Ethan de la mano para poder dirigirse con él hacia la habitación. No quería tener relación con nadie más que fuera a decirle lo insolente que era Ethan o algo por el estilo, estaba cansado de eso así que había preferido irse de aquel lugar.

Al entrar en la habitación, cerró la puerta con algo de fuerza detrás de ellos y después de sentó en la cama tomando su cabeza entre sus manos. Era notoria su molestia, incluso estando a una distancia considerable.

El lobo de Ethan había comenzado a ronronear y el Omega del moreno había comenzado a lloriquear, haciéndolo temblar y caer de rodillas en el suelo frente a Connor. Su ojos miraban sus manos mientras tragaba saliva nervioso, algunas lágrimas se habían acumulado en sus ojos y amenazaban con salir.

—Lo siento.

Susurró casi inaudible sintiendo cómo el castaño clavaba sus ojos en él algo curioso y sorprendido.

—¿Qué dijiste, Ethan? No pude oírte, bueno si hablas así, en ese tono, es imposible que te oiga.

El lobo de Connor se había acercado al de Ethan y éste último había comenzado a lloriquear mientras se restregaba contra él.

—Lo siento, Connor.

Comenzó a llorar mientras levantaba la mirada y clavaba sus ojos color ámbar en los color chocolate de Connor. Estaba realmente asustado y aquel sentimiento solo lo había hecho llorar y sentirse vulnerable por aquello.

—Yo... no quería, no sabía, no estaba pensando en lo que decía. Lo siento, por favor, ya no me mires así que me da algo de miedo. No quiero temerte porque me gusta hablar contigo y estar contigo.

El castaño sonrió de lado mientras observaba al moreno llorar y limpiarse las lágrimas con el dorso de su mano. Mientras tanto, su lobo se encontraba acurrucándose contra el de Connor que no hacía más que actuar de manera protectora con él.

—Por favor, perdóHarolde, no sabía que no podía hablar, mucho menos sabía que iban a regañarte a ti por mi culpa, no quería comportarme de esa forma y ser tan insolente, lo siento, por favor, vuelve a mirarme y deja de comportarte indiferente conmigo me hace sentir mal, perdón, Connor, perdón.

Sorbió por la nariz mientras tapaba su rostro con ambas manos sintiendo su rostro empapado por las lágrimas que no dejaban de caer por sus ojos a gran velocidad y sin previo aviso.

—Ya, Ethan, deja de llorar.

Oyó la voz del castaño y separó sus manos de su rostro para mirarlo algo sorprendido ya que le estaba hablando otra vez y se sentía bien aquello. Se secó las lágrimas y lo miró intentando esbozar una sonrisa en su rostro.

—Creo que ya fue demasiado para ti. Solo... no vuelvas a hacerlo, ¿de acuerdo? No me interesa lo que vayan a decirme a mí, se supone que yo soy quien debe recibir todo lo malo que te digan o hagan, ¿bien? Solo que ellos pueden sacarte de aquí o algo por el estilo, no quiero eso. Yo soy un Alfa, tú eres solo un Omega.

—Entiendo.

Hizo un puchero y miró a Connor mientras algunas lágrimas rebeldes caían de sus ojos sin dejarle otra opción más que soltarlas.

—Ahora, vamos a dormir, creo que ya es tarde y mañana acompañarás a Henry.

—¿Acompañaré a Henry? ¿A dónde?

—No lo sé, él simplemente me preguntó si te podía tomar prestado, solo eso, supongo que le caíste bien y quiere pasar el tiempo contigo. Ya sabes, Henry no es un Alfa entonces no puede acompañarnos siempre a Harold y a mí.

—Oh, bueno, supongo.

—Ven, vamos a darte una ducha.

—¿A mí? Puedo ducharme solo.

Connor sonrió divertido mientras miraba al moreno desde su lugar cruzándose de brazos.

—Sé que puedes ducharte solo, Ethan, pero debes comenzar a entender que cuando yo te digo cosas así, no te las ofrezco, mucho menos pregunto, más bien es una orden.

—Pero yo no quiero que me bañes tú.

—Qué triste, porque no tienes otra opción, pequeño insolente.

—Por favor, Alfa.

Connor se detuvo en seco al oír aquellas palabras salir de la boca del moreno. Sonrió para sí mismo y se acercó a él mientras tomaba con sus dedos su mentón y lo miraba a los ojos fijamente.

—¿Cómo me llamaste, pequeño insolente?

—Alfa.

Ethan sonrió a notar su cometido, a parecer a Connor le había gustado aquel apodo de su parte. Ahora tenía nueva información que podía servirle y estaba claro que no iba a hacer más que usarla a su favor.

—Me gusta que me digas así, pequeño, hazlo más seguido.

—¿Quieres que lo haga más seguido, Alfa?

Su mirada se veía triunfante, acababa de ganar con su cometido. Ahora, de a poco, obtenía más información sobre cómo poder tratar a Connor para poder usarlo a su propio antojo y favor.

—Sí, pequeño insolente.

—Entonces, ¿me dejarás ducharme solo, Alfa?

—No, ya te he dicho que no tenías opción.

Ethan frunció el ceño y se cruzó de brazos molesto mientras miraba hacia otro lado. No había funcionado como esperaba y ahora se encontraba bastante enojado con él y con Connor, pensó que iba a poder usar aquello a su favor, pero el castaño no se lo había permitido.

—Entonces ya no voy a llamarte Alfa, Connor, tú te lo pierdes.

Connor alzó una ceja al oírlo decir aquello y después su mirada se había transformado a una más seria. Se paró de su lugar cruzándose de brazos y observó al chico desde su lugar con altanería.

—Bien, si ese es el juego que quieres jugar, juguemos.

Miró a C.M y silbó para después ver a lobo dirigirse hacia la puerta y poder aullar por unos segundos. Ethan alzó una ceja al ver aquello algo confundido, no entendía por qué estaba haciendo eso.

—¿Qué haces?

—Jugando a lo mismo a lo que estás jugando, Ethan.

Alguien llamó a la puerta y Connor se dirigió a ella para abrir y ver a una chica rubia para del otro lado con una sonrisa en su hermoso rostro. Junto a ella se encontraba un lobo blanco de lindo y suave pelaje.

—Isabella, hazme el favor de llevar a Ethan a la habitación siete, ¿de acuerdo? Llévale algo de ropa también, va a necesitarla ya que va a pasar unos días ahí.

—¿Que yo qué?

—Sí, señor Morris.

Isabella buscó algunas prendas en el ropero y después miró a Ethan esperando a que éste la siguiera hacia la habitación.

—¿Por qué haces esto?

—Bueno, quizá esto te enseñe a ser menos insolente, Ethan. Verás que no todos tus caprichos serán cumplidos y no todos van a pasar desapercibidos.

El castaño frunció el ceño mientras lo miraba fijamente y se cruzaba de brazos.

—Has ido muy lejos, Connor, vas a extrañarme y vas a rogarme que vuelva, no podrás continuar sin mí.

—Oh, ¿eso es lo que crees? Veremos quién vuelve primero, Ethan. Verás que, definitivamente, no seré yo quien ya no soporte estar sin ti y deba volver arrastrándose.

Ethan salió de ahí detrás de Isabella mientras miraba todo a su alrededor, estaba molesto, no podía creer que Connor le acababa de hacer eso. Lo acababa de echar de su habitación y lo había mando a otra. ¿Cómo podía hacerle aquello?

—Bueno, Ethan, esta es la habitación siete, es bastante acogedora, a decir verdad. Después de la habitación de Connor, esta es una de las habitaciones más grandes y cómodas de toda la mansión.

Bueno, quizá si era su consentido. Pero no era su culpa, era Connor quien lo consentía, Ethan solo obedecía lo que el castaño mandaba, nada más.

—Gracias, Isabella.

La rubia salió de allí y el moreno se sentó en la cama mirando a su lobo con una sonrisa de lado en su rostro. Estaba dispuesto a ganar aquel juego tonto que habían iniciado.

Amo, ¿realmente crees que vamos a ganar?

—No lo creo, lo sé, E.C. Connor volverá arrastrándose y va a rogarme para que vuelva a su habitación.

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