Capitulo: 3

Hoy saldré a buscar trabajo, tengo que mantener mi mente ocupada, en lo que sea. Antes de que el se fuera, yo trabaja junto con el en el negocio de su familia, una cadena hotelera muy famosa. Yo era subgerente.

Él mi jefe, ambos logramos que el hotel fuese prestigioso cada vez más, fuimos aumentando las ganancia y este se convirtió en uno de los mejores hoteles del país, abrimos nuevos, y pronto obtuvimos buenos frutos, pero cuando el... Se fué, su familia me echo y la verdad no los culpó por odiarme. Me lo merezco.

Saliendo de mis pensamientos, me miro al espejo de cuerpo completo que está en mi recamara, veo mis ojos tristes sin brillo.

Tengo sombras alrededor de ellos por todas las noches que e pasado sin dormír, mi cabello oscuro ya no está brillante y lo veo maltratado... Estoy aún más flaca, podría decir que estoy en los huesos, por todos los días en los que no quería ni ver la comida.

Bueno espero que mi aspecto horrible, no interfiera en que logré conseguir trabajo.

Me colocó un traje de sastre color negro, con zapatos de agujas del mismo color.

Salgo de mi departamento, camino por el pasillo directo al ascensor, pero mientras espero a qué esté llegué una presencia, un aroma que lograría reconocer a kilómetros, lo siento en mi espalda, puedo olerlo y sin querer mi cuerpo reacciona.

Mi piel se eriza y yo maldigo en silencio. Recordándome una vez más que el no es.

— Buenos días, señorita. — Escucho su voz ronca a mi espalda. Mientras un escalofrío  me recorre entera.

— Buenos días. – Contesto sin mirarle a la cara, pues sé que este hombre que tengo a mi lado, es quien me ayudó el otro día, y sé que si veo de nuevo sus ojos alguna estupidez cometerá mi irracional corazón.

— ¿Como se encuentra? Eh... Me gustaría saber ¿Que le a parecido mi música? – No se porque al escucharlo decir eso siento un calor en mis mejillas... ¿Dios, por qué me haces esto?

— Es linda, su música... Aunque no se mucho de eso, la melodía que usted toca me a hecho olvidar por unos minutos...

Por un breve momento levanto la mirada y ahí está él, mirándome con esa intensidad con la que solía mirarme él.

¡No! Dios favor, como puedo comparar un desconocido con Sury.

— Me alegra oír eso, – El trata de decir algo más pero en ese momento el ascensor llega y yo lo agradezco... Aunque no tanto porque estaremos justos en un lugar encerrados.

Rápidamente entró, y él detrás de mí, me colocó al otro extremo como evitando a toda costa su olor. P

es imposible. ¿Cómo puede este hombre usar su misma colonia, tener su mismo color de ojos, y sobre todo la misma intensidad en la mirada?

Estoy loca, o encerio este hombre se parece al que yo perdí hace dos años.

Un silencio incómodo invade el ambiente, y yo solo deseo salir de aquí y no verlo más, este hombre me está descontrolando más de lo que ya estoy.

Un carraspeó me hace sobresaltar, porque sé qué él hablara. ¿Acaso no puede estar en silencio?

— ¿Me podría decir su nombre? Señorita...  — Moly, me llamo Moly –Escucho una risilla y eso me hace voltear a verlo.

— ¿Le parece gracioso mi nombre? – Pregunto con amargura. Haciendo que el borre de su rostro la sonrisa... Su sonrisa. — ¡No! Claro que no me río de su nombre, de echo me parece lindo. – De nuevo sus palabras me hacen sentir aquel calor en mi rostro.

— ¿Entonces, qué es lo chistoso? — Usted... – Mi cara ahora sí la siento arder pero de rabia.

— ¿Cómo? — Digo... Me refiero a que me río porque yo trato de formar alguna conversación pero usted es algo arisca.  – Me dice él, mientras observa mi cuerpo, siento su mirada sobre mí y eso me pone aún más nerviosa.

— Pensé qué usted también preguntaría por mi nombre... No lo sé, somos vecinos y deberíamos conocernos.

— No es necesario que nos conozcamos. Señor, muchos viven en este mismo edificio y la verdad no me detengo a preguntarle a cada persona por su nombre. – Otra risilla sale de sus labios y me es imposible no detallarlo mejor.

Sus dientes blancos labios carnosos y rosados, su cabello oscuro está medio largo pero va impecablemente peinado, tiene una nariz perfilada.

Y sus ojos... Dios eso es lo que más me incomoda, y a la ves me trae mirar.

— Usted también es muy guapa, aunque esta  algo delgada... Supongo que no está comiendo como debería, pero aún así se ve muy hermosa. – Mis ojos se abren de par en par por sus palabras y me arden las  mejillas.

¿Acaso se dió cuenta de que lo estaba detallando? ¡Sí! Obvio que sí. M*****a sea moly que estás haciendo.

Por suerte no tengo que responder nada, porque el ascensor se detiene y yo salgo como si me siguiera el mismísimo diablo.

Llego a mi primera entrevista de trabajo, la verdad estoy algo nerviosa. Mis manos están sudadas, y por más qué trató de que mi pie izquierdo deje de moverse no puedo, Dios ya deseo salir de esto. Observó mi alrededor tratando de calmarme.

La verdad es un hotel hermoso, su nuevo dueño a hecho cambios significativo.

Una vez estuve aquí y todo era un desastre, ahora todo se ve diferente... Cada rincón de la resección está brillante, los trabajadores tienen una sonrisa en sus labios y te reciben con amabilidad, cosa que antes no era así.

También me doy cuenta que las chicas llevan un uniforme de falda larga hasta las rodillas, color vinotinto.

Camisade mangas color blanco con el doblé en las muñecas a juego con su falda. Mientras que los hombres visten, al menos todos los que é visto... Están con trajes elegantes de color vinotinto, y corbata blanca. Todo luce muy bonito aquí.

Escucho que una chica me nombra entonces sé que por fin llegó mi turno.

Camino con calma y elegancia, tratando de relajarme, pisando fuerte para evitar que mus piernas fallen y caiga al piso.

¿Por qué estoy tan nerviosa? Siento que apartir de hoy todo cambiará, y no sé, si es para bien, o para mal. La chica me a llamado me regala una sonrisa sincera y me indica que pasé, ella se retira deseándome suerte.

Suspiro unas cuantas veces, y tocó la puerta que tengo al frente. Luego  de unos segundos escucho un pase... Y esa voz me hace temblar aun más. Encerio me estoy volviendo loca, ya escucho su voz en todos lados.

Sury, por favor ayúdame.

Tomando valor decido por fin entrar.

— Buenos días, por favor tomé asiento. – Nada más oírlo, de nuevo ese escalofrío se instala en mí, nuestras miradas se encuentran, entonces deseo con todas mis fuerzas desaparecer de aquí, que maldito es el destino.

— Señorita Moly, por favor siéntese. – Aquel desconocido que resulta es mi vecino, ahora también es quien me entrevistará.

¿Dios por qué a mí?

Decido ser valiente y continuo hasta llegar a su escritorio, tomo asiento en una de las sillas que están frente a él... Mientras el sigue cada paso que doy con la mirada. Una que me está volviendo loca.

— Dígame algo, ¿Tiene usted experiencia en el puesto al que está optando?

Por alguna razón sus palabras me hacen enojar.

— Sí, por supuesto que tengo experiencia... Yo trabajaba en el hotel, Louis Vuitton. – El esboza una media sonrisa y asiente. Yo le entrego la carpeta con mis papeles. Ojea mi hoja de vida, pero luego hace un comentario que me llena de tristeza el alma.

— ¿Por qué ya no trabaja para ellos? Aquí no dice el motivo. Tampoco hay recomendaciones, ¿Acaso no salió en buenos términos de su anterior trabajo?

Su mirada penetrante invade la mía, es como si quisiera ver atraves de mi alma.

— Ese no es su problema. – Respondo molesta mientras me levanto, al diablo el trabajo puedo seguir encerrada  viviendo de lo qué el me dejó.

— Entonces no me equivoco... ¿Que fue lo que hizo señorita Moly? – Su voz me detiene, entonces me giro y ahí está él, de pie apoyando su cuerpo en el escritorio mientras me observa. Se ve tan... ¡No! No lo digas no lo pienses.

— Miré, señor... — Ares, así me llamo... Deja de decirme señor, no soy tan viejo.  – De nuevo me regala esa sonrisa, y tengo que darme un par de cachetadas mentalmente, para enfocarme en lo que debo.

— No hablaré del porque deje de trabajar para ellos, ahí en mis papeles están otras referencias. – El se levanta y mete sus manos en los bolsillos de sus pantalones, lleva un traje azul marino con corbata negra, zapatos brillantes y... M*****a sea el me está sonriendo, de nuevo me a cachado detallando lo.

— Usted también luce muy bien con ese traje señorita... Bueno, no preguntaré más sobre su último trabajo. ¿Le parece si sé sienta y continuamos con la entrevista?

Luego de unos minutos más de conversar con Ares, logro milagrosamente conseguir el empleo, de una vez me indican mi oficina y comienzo a trabajar en seguida.

Ya por la tarde cuando estoy apunto de irme escucho a unas chicas hablar sobre que el nuevo jefe es malditamente caliente, guapo, y que solo una mirada de el las pone cachondas... Dios creo que no debí oir eso.

Camino a la salida preguntándome, ¿Quien será el nuevo dueño? 

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