ANNA y la Realidad
ANNA y la Realidad
Por: kesii87
CAPÍTULO 1 – El tiroteo.

Llevaba casi dos semanas acostándome con él, con Han Tae Sang, intentando llenar el vacío que Kevin había dejado. Pero por más que lo intentaba aquel vacío seguía ahí.

Mi ex novio seguía intentándolo con creces, seguía regalándome flores, llevándome a cenar, haciéndome el amor apasionadamente casi a diario, pero mi corazón seguía roto. Ya nada de eso podría volver a llenarme nunca, y fue en ese justo instante cuando me di cuenta de que me había enamorado de ese cabrón.

Me sentía como una idiota, ¿cómo podía haberme enamorado de un idiota como él? Él no lo merecía en lo absoluto. Han Tae Sang tenía razón, él nunca me trataría con amor, ya lo había comprobado con creces.

Aquel día estaba especialmente triste, más de lo habitual. Pues era mi cumpleaños y Han Tae Sang había tenido que irse a Boston por trabajo, así que no tenía a nadie con quien compartir ese día. Mis amigos, por supuesto, me habían organizado una fiesta, incluso Meryem insistía en reunirnos más tarde para celebrar algo, pero no me sentía con ganas de celebrar nada, eso era todo.

Me encontraba sobre la azotea de uno de los edificios más altos de Manhattan, con mi arma en la mano, mientras miraba por el objetivo hacia el parque. Buscaba al objetivo, aquel que llevaba una sudadera gris y leía el periódico junto al banco.

Apunté hacia su pecho mientras apretaba el gatillo, pero antes de que pudiese dispararle una segunda persona entró en el plano. Esperé paciente a que se alejase, pero no parecía dispuesto a alejarse.

  • ¿ya está hecho? – preguntaba Olivares por el pinganillo de mi oreja.
  • No – le espeté – Un civil ha entrado en el plano – le expliqué haciendo que el tosiese nervioso al otro lado del aparato.
  • ¿ese civil lleva una sudadera negra y una gorra? – me preguntó mientras yo corroboraba que tenía razón. Hice un ruidito con la boca para comunicarle a mi jefe que afirmativamente así era – Sal de ahí, Ana.- me suplicaba mientras yo temía por mi vida – nos han descubierto.

Guardé el rifle en el estuche, y lo cerré de golpe, mientras escuchaba como mi jefe intentaba localizar a mi compañero para que me ayudase a salir viva de allí.

  • Jonas – comenzó – Por el amor de Dios, Jonas, ¿dónde te has metido? – preguntó fuera de sí, mientras yo me ponía en pie y caminaba hacia la puerta, que estaba al otro lado. - Kevin – llamó, haciendo que mi corazón se detuviese. ¿por qué lo llamaba a él? ¿estaba él también en aquel operativo? ¿por qué nadie me lo había dicho?
  • Aquí estoy – respondió mientras mi miedo se hacía partícipe cada vez más. No quería encontrarme con él, no en aquel momento.
  • Saca a Ana de ahí – suplicó.
  • No – espeté – puedo hacerlo sola.
  • Tardaré un minuto – anunció Kevin mientras cortaba la conexión.
  • Maldita sea – maldije mientras me quitaba el pinganillo y lo guardaba en mi sudadera negra.

Agarré la puerta justo al mismo momento en que Kevin tiraba de mí y me ocultaba detrás de ella. Me miró calmado mientras negaba con la cabeza.

  • Por aquí no – me espetó mientras caminaba hacia el otro lado del tejado, mientras yo le seguía.
  • ¿cómo has llegado tan rápido? – pregunté sin comprender.
  • Ya estaba aquí arriba, sabía que ese tipo intentaría algo – respondió mientras se descolgaba por una de las zonas del tejado y se metía debajo, donde había un pequeño hueco que formaba parte del edificio. Esa zona no tenía cristales, era como otra planta, pero el arquitecto había decidido dejarla al aire libre. Y no se podía acceder por ninguna otra parte que no fuese esa.
  • ¿por qué aceptaste esta misión? – Pregunté hacia él
  • Es mi trabajo – respondía mientras me ayudaba a bajar, con tal mala suerte que tropecé y me caí sobre sus brazos. Él me agarró con fuerza y miró hacia mis ojos despacio – te tengo – aclaró mientras me soltaba, sin dejar de mirarme. - deberías tener más cuidado.

Me senté sobre el suelo mientras miraba hacia abajo. Podían verse las personas allí abajo y las luces, los coches…

  • No nos encontrarán aquí – admitió, mientras se sentaba frente a mí, dejándose caer en la biga que se hallaba tras él. - Con un par de horas bastará. - Anunció para luego volver a ponerse el pinganillo y decir – la tengo.

No tengo ni idea de que fue lo que el jefe respondió ante aquello, pero fuese lo que fuese divirtió a Kevin que se rio durante unos segundos.

  • He oído que hoy es tu cumpleaños – me espetó, haciendo que volviese la mirada hacia él, pero él seguía mirando hacia la calle, parecía absortó en sus pensamientos. - ¿vas a pasarlo con él? – Preguntó, para luego tragar saliva, nervioso, mientras se tocaba el cuello con un dedo.
  • Tenía que ir a Boston por trabajo – anuncié, mientras él seguía sin mirarme – Volverá a finales de la semana.
  • Entiendo, seguro que lo celebraréis cuando vuelva – comentaba, mientras bajaba la mano y se tocaba la otra, dando vueltas a su reloj de pulsera, como si algo le preocupara.
  • Iré a tomar unas copas con unos amigos – le anuncié, pero él seguía mirando con interés hacia la calle, como si no le importase lo que decía.
  • He oído que han abierto un sitio nuevo en el centro – admitió mientras volvía la vista hacia mí, pero tan pronto como notó mi mirada volvió a desviarla.
  • ¿cómo te va todo? – Pregunté intentando parecer amigable, mientras notaba como la incomodidad entre nosotros crecía.
  • No va mal – contestaba mientras volvía a tocarse nervioso el cuello.

Levantó las rodillas para posar sus manos sobre ellas y dejó caer su cabeza un poco, mientras el silencio seguía rodeándonos.

Miré hacia él despacio, admirando como levantaba la cabeza y volvía la vista hacia el suelo.

Las horas pasaron realmente lentas aquel día. Seguía mirando el reloj, nerviosa y las agujas apenas se movían.

  • ¿deberíamos irnos? – pregunté cuando no habían pasado ni dos horas.

Miró el reloj tranquilo y volvió a colocarse el pinganillo, para luego negar con la cabeza mirando hacia mí. Era la primera vez que me miraba.

  • Aún siguen ahí – explicó, mientras yo volvía a colocarme el pinganillo. Tenía razón, podía escuchar a Jonas hablar de cómo deberían distraerlos para que pudiésemos salir de allí, pero Olivares opinaba que no era una buena idea.
  • ¿cómo pueden haberse enterado de nuestros planes? – pregunté frustrada mientras volvía a guardar el pinganillo en mi bolsillo.
  • Fue Ivanov – anunció mientras bajaba la mirada – Ivanov avisó a la mafia rusa de que iríamos por Titov.
  • ¿por qué? – Pregunté sin comprender – Pensé que él estaba en contra de sus métodos.
  • Y lo está
  • ¿entonces cuál es la razón? – pregunté de nuevo.
  • La razón soy yo – respondió haciendo que se me encogiese el corazón cuando sentí su mirada sobre mí de nuevo – él me está siguiendo.
  • ¿qué? ¿por qué?

Volvió a ponerse el pinganillo para no tener que responderme. Sé que lo hacía por eso, se había hartado de seguir dándome explicaciones.

  • Vamos – me llamo apenas unos veinte minutos después – Jonas los ha espantado.

Pero aquello no cuadraba, los rusos no se alejarían si sabían que aún estábamos allí. Salimos del edificio y fue entonces cuando sucedió.

Ivanov comenzó a dispararnos con una ametralladora, haciendo que nos escondiésemos tras un auto y que la gente comenzase a gritar y a correr despavorida. Sabía que era él, que era Ivanov, porque había reconocido el coche que estaba aparcado al otro lado de la calle.

  • No salgas – me ordenó Kevin mientras sacaba su pistola y se asomaba por la parte trasera del coche, disparando hacia la persona que nos había disparado y agachándose de cuando en cuando. Saqué mi arma y me preparé para disparar. Me acerqué a él mientras levantaba el arma hacia Ivanov. Pero Kevin me empujó hacia detrás del coche, impidiéndome que pudiese dispararle – no salgas, Ana.

Me di la vuelta, con el arma en la mano y en cuclillas y me dirigí hacia el otro lado del coche para luego sacar la mano y empezar a disparar.

  • ¿qué cojones haces? – me espetó mientras miraba hacia mí – te he dicho que te quedes quieta.

Seguí disparando hacia nuestro agresor mientras Olivares disparaba hacia él también desde el otro lado de la calle. Iba cargado con dos pistolas y disparaba como un verdadero héroe de película.

  • ¡Ana! – me reñía mientras tiraba de mí hacia abajo - ¿estás bien? – preguntó mientras yo me percataba que la bala que Ivanov acababa de disparar me había rozado el brazo, pero no me había hecho más que un rasguño - ¿estás bien? – inquiría mientras me agarraba del brazo y me miraba por todas partes intentando adivinar si estaba herida.- ¡No vuelvas a darme un susto así en tu vida! – me espetó mientras me cogía de la barbilla y me acercaba hasta él - ¿lo has entendido? – Preguntó mientras miraba hacia mis ojos sin perder detalle. Asentí mientras notaba como él me soltaba.
  • ¡Rapido! – nos llamaba Jonas al otro lado del coche, con su pequeño coche amarillo mientras abría la puerta del conductor.
  • Vete – me suplicó Kevin mientras levantaba el arma para seguir disparando.
  • Venid aquí los dos – espetaba Jonas nervioso – es una orden de Olivares – aclaraba mientras Kevin asentía de mala gana.

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