parte 2 del capítulo #2

Alana

Acabamos de pasar un momento tan íntimo aquí en la habitación de Orlando que el recordarlo hace que mis mejillas se vuelvan a poner rojas, siento mi cara y mi cuerpo ponerse calientes.

— ¿Amor que es lo que estás pensando?, te acabas de sonrojar y ese color en tus mejillas te hace ver tan hermosa—Pensar en qué respuesta darle se me hace muy difícil con todas las imágenes que viene a mi mente de las cosas que acabamos de hacer en está habitación, pero eso no me importa ya que era lo único que lograba alejar las malas noticias que me dio está mañana Guido.

—Nada amor, ya sabes como soy algo vergonzosa después de lo que hacemos, pero quiero decirte que gracias por respetar mis deseos y esperar hasta el matrimonio para llegar más lejos, tú me entiendes, por favor no me hagas decirlo en voz alta—él se ríe y se acerca a darme un beso, lo deja así suave e inocente no lo lleva más lejos.

¡Gracias a Dios que no lo hace!, sino estuviéramos otra vez como hace unos minutos.

—No te preocupes amor, yo voy a respetar tus deseos siempre, después de todo ya estamos comprometidos y falta muy poco para que seas mía y nada ni nadie se va a interponer entre nosotros, así que esto que hacemos es solo para unirnos más una vez casados daremos el gran paso y serás mía en todos los sentidos, puedo esperar un poco más— ¡Oh!, mi corazón se siente tan feliz de escuchar las dulces palabras que me acaba de decir siento que me acabo de ganar la lotería con él.

Pero ya se está haciendo tarde así que debo regresar a casa, aunque no quiero hacerlo aún, quisiera poder quedarme aquí para siempre junto al hombre que amo

—Debo irme a casa ya, le dije a Guido que no iba a demorar mucho, ya me pase una hora de mi hora de llegada, se va a enojar mucho más—De mala gana se hace a un lado sentándose junto a mí y yo me levanto para meterme al baño y mirar mi reflejo, comprobar que mi maquillaje este igual de cuando salí de casa, arreglo mi cabello también y ya viendo que todo está en su lugar salgo del baño.

—Dejé que me convencieras de subir un momento y mira lo que paso por tu culpa, eres muy malo amor—Él solo me da una sonrisa perezosa antes de ponerse de pie y acercarse a mí para poder salir de la habitación.

Dios mío, Orlando es todo lo que pude querer en un novio, es cariñoso, atento, me consiente en todo y cuando se trata de los momentos íntimos aunque no lo llevamos más lejos, el respeta mi deseo de llegar intacta al matrimonio, es todo lo que quiero, las cosas que me dice, las cosas que me hace, ver ese cuerpo perfecto me deja sin aliento es muy guapo y la ropa elegante que usa le ayuda a resaltar más, su cabello es de color castaño claro lo tiene un poco ondulado en las puntas eso le da un aire algo angelical y eso es lo que más me vuelve loca cuando estamos a solas como ahora, por suerte sus padres no están se fueron de viaje regresan en unos días, aún no puedo creer que alguien como él se fijara en mí una simple chica.

—Si me sigues mirando de esa manera Alana no te dejaré irte y haré que te quedes más tiempo, vete ya o sino Guido estará aquí tocando mi puerta y gritando que le devuelvan a su hermana—Es verdad eso logra hacer que me ponga en movimiento agarro mis cosas y reviso que nada se me quede, siento que él sale de la habitación un momento mientras me deja buscar y asegurarme que no me olvido de nada, tomo mi pequeño bolso y después de un momento salgo detrás de él cerrando la puerta.

Cuando salgo Orlando no está por ningún lado camino un poco más cerca de la escalera y lo encuentro del otro lado del pasillo ocupado con una llamada, parece ser algo muy serio, porque todo rastro de diversión ha desaparecido de su rostro, está tan serio a tal punto que no me presta atención mientras me voy acercando a él.

— ¿Estás completamente seguro de lo que me acabas de decir?—escucha la respuesta que le dan y aprieta la mandíbula con fuerza—Sí, me pasaré por allá más tarde, tengo que cerrar amigo nos vemos al rato y sí estoy ahora con mi novia, adiós—Cierra la llamada y me acerco a él para saber qué es lo que lo tiene tan preocupado.

— ¿Amor está todo bien?, debo preocuparme o no es nada serio lo que te acaban de decir—Se acerca a mí y me abraza con fuerza antes de responder.

—No es nada cariño, no te preocupes son solo asuntos ya sabes el deber llama, tienes que acostumbrarte a que tu futuro esposo siempre tenga cosas como esas con las que lidiar siempre, así que no le des más importancia deja que me ocupe yo de ello—Me da un suave beso en los labios para luego recordarme que me debo de ir a casa.

—Vete ya Alana, te van a castigar si demoras más, nos vemos después está bien, te quiero bebé no lo olvides nunca—Eso es verdad, le doy un último beso, antes de irme a casa, es un alivio que haya hecho que su chofer me lleve a casa ahorrándome el trabajo de tener que tomar un taxi.

20 minutos después estoy bajando del auto pero no sin antes darle las gracias al chofer, estoy entrando a la mansión, cuando de pronto mi hermano sale de su despacho y camina en mi dirección lo juro que a veces parece que Guido puede sentir cuando estoy cerca, tiene las mangas de la camisa arremangadas hasta los codos, su cabello negro azabache igual que el mío está hecho un completo lío, parece muy preocupado últimamente, no sé qué es lo que lo tiene mal con exactitud, a veces Gianella tiene razón no parecemos sus hermanos mayores, sino sus padres.

—Alana la reunión a la que ibas a ir conmigo en casa de los Amuso fue suspendida por el momento, pero cuando haya nueva fecha vendrás conmigo, creo que hay una en dos semanas pero es de otro socio, así que es tu obligación acompañarme te diré unos días antes para que vayas al salón y te arregles el cabello, las uñas o lo que sea que quieras arreglarte—Me quedo ahí sin poder decirle nada, porque habla tan rápido que a veces me cuesta entender que es lo que me dice con exactitud como ahora—¿Por qué diablos llegas casi dos horas después de tu hora límite?, solo espero que ese idiota haya mantenido la basura bien guardada o se va a arrepentir hermana y no estoy jugando con eso hermana—Escuchar aquello hace que salga de mi estupor momentáneo para responder como es debido.

—Eso no es asunto tuyo Guido, es mi cuerpo yo decido que hacer con él y a quien se lo doy—Se acerca muy enojado, pero yo no retrocedo, jamás lo haré.

—¿Sí?, pues yo de ti me lo pienso bien antes de hacer algo como eso hermana, porque nadie quiere llevarse a casa una mercancía dañada después de todo—Eso me hace querer golpearlo en la espinilla como cuando éramos niños y me hacía enojar.—Porque de algo estoy muy seguro Alana, jamás te casarás con alguien como Orlando, no mientras yo aún respire, te doy mi palabra hermana—Y con eso se gira regresando a su despacho, dejándome ahí con la respuesta en la punta de la lengua.

Pero por esta vez prefiero guardar silencio, solo por esta vez, en la siguiente juro por la tumba de mis padres, que le daré su merecido a Guido si vuelve a hablarme de esa manera, haré de cuenta que las cosas feas que acaba de decirme y como me trato es producto del cansancio y el estrés al que ha estado sometido en estos días, pero no volverá a pasar, no se lo permitiré de nuevo.

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