Beatriz
—Si no quiere dinero no sé cómo puedo ayudarlo — le digo al hombre que, aunque apenas conoce, me da mucha seguridad — no tengo nada que dar y no podría dormir con alguien que…
—Dije que no pensaras cosas raras — responde él señalando la comida — come, esta la preparé yo, así que no es tan buena como la de antes.
—Gracias—murmuro comiendo el primer bocado — yo, realmente no puedo quejarme — lo miro durante un instante—no he comido bien en meses.
—Exactamente, eso es lo que podríamos arreglar — el doctor que hoy si lleva su bata se sienta cruzado de piernas en el sofá próximo a la cama del hospital donde me encuentro — verás, puedo darte una casa y todo lo que necesites durante el embarazo — noto su seguridad — quiero ayudarte mientras me ayudas tú.
—¿Cómo podría ayudarte?
—Necesito una novia.
Dice el hombre sentado frente a mí y abro mis ojos en pánico, lo miro detenidamente, la mandíbula marcada, los ojos profundos. La atractiva forma de su rostro no lo hacen lucir como un des