La ira de Aurora llego a su máximo nivel.
―¿Y qué era lo que querías, que les diera mi bendición? ¡Eres un descarado!
La respiración de ambos era descontrolada, se miraron fijamente y cada uno se perdió en sus propios pensamientos.
«Pensé que todo eso había terminado, que no la amabas. ¡Tonta, e