Brian sonríe al verme entrar al restaurant, camino lentamente hasta él.
—Buenos días, Brian – susurro, mientras lo rodeo con mis brazos, besa mi mejilla y sonríe.
—Buenos días, Laurie – me saluda, me ayuda con la silla y me siento.
—¿Dónde está Jimmy? – pregunta, agacho la mirada y me froto mecánicamente las muñecas donde las esposas dejaron esas pequeñas marcas de color rosa que sé que Jimmy odiara…
—Aun duerme – susurro.
—Ya veo, ¿Qué tal la estás pasando Laurie? – pregunta mientras le da un sorbo a la taza de café que tiene en las manos.
—Muy bien Brian, gracias. ¿Y Elena? – pregunto cortésmente.
—En la habitación – y se encoje de hombros.
—¿Sucede algo Brian?
—Bueno, todo lo de