Parte 3...
Ella cruzó los brazos y lo miró con los ojos entrecerrados. Sintió el calor regresar.
— Escucha, Julio, si vienes con bromas hacia mí, te las verás. Te lo digo de una vez.
— ¿Qué bromas? - contuvo la risa.
— No sé - golpeó las manos en los costados de su cuerpo — Recuerdo perfectamente las payasadas que hacías conmigo cuando era más joven.
— ¿Y quién dijo que haré payasadas?
— Julio, Julio...
Él rió. Natália era mucho más interesante de lo que recordaba. Debería haber prestado más atención a ella desde siempre.
— Créeme, será solo trabajo. No te haré ninguna broma.
— Si lo intentas, tendrás problemas - advirtió — Te lo advierto.
— Está bien - ag