~Capítulo 04~ Soy una completa estúpida

~CAMILA~

La alarma de mi celular suena con una espantosa música de terror, despierto de golpe por lo escandaloso que se escucha, ese no era mi tono; Lena tuvo que haberlo cambiado y si es así le haré una broma más pesada que está.

Quitó la cobija de mi cuerpo y bajo de la cómoda cama para ir al baño a hacer lo que hago cada mañana al despertar, lavo muy bien mis dientes con la esperanza de que queden bien blanquitos como los de Anne Hathaway, pero es imposible. Quitó mi hermoso pijama de Bob esponja al cual él idiota ese de Sebastián veía con horror, desaparezco mi braga color amarillo intenso, cuando abro la llave de la regadera grito enseguida al sentir el agua caliente desprenderme el pellejo.

— ¡Oh señor! — lo cierro de inmediato y cambio la temperatura al instante.

Una vez que terminó mi baño salgo envuelta en una toalla para ir en busca de ropa, quiero algo ligero, un jeans, franela y zapatos deportivos, coloco encima de mí primero mi braga y el brasier, después lo demás, asiento mi cabello desordenado y me perfume con una fragancia suave a Rosas, ahora ya estoy lista para... Recorrer el viñedo.

—¡Has despertado bella durmiente! — Entra Lena con una jarra de café y una tasa — ten amiga, para ti — me hace entrega de todo.

—Gracias, por cierto ¿tú colocaste ese horrible tono en mi cel? — me sirvo mi café.

— ¿Te gusto? Lástima que no pude estar presente para verte despertar — se lanza en mi cama.

—Eres una perra, casi me matas de un infarto, estaba soñando que el tipo feo de la película "Halloween" me perseguía,  luego suena ese tono horrible que elegiste para despertarme ocasionando que me diera pequeños minis infartos— se burla de mí, Lena suele hacer bromas de mal gusto con nosotras aunque yo a veces se las hago también.

—Agradece, te salve de que te mataran en tus sueños — pruebo mi café el cual es delicioso y preparado por la abuela de Luna.

—Buenos días chicas — entra Luna.

—Hello bebé ¿qué tal tu sueño? — se tumba también en mi cama.

—Pésimo, estoy como si me fuesen dado una paliza — me termino mi café para servir otra tasa.

—Bebiste mucho y... Acosaste a un hombre — se tapa la cara apenada por lo de anoche.

—Al menos estaba bueno, era sexi — Luna ve a Lena y le rueda la mirada.

—No es gracioso, de seguro ese hombre pensara que estoy loca — alzó mi mano.

—Estás loca amiga, por si aún no lo notas — se sienta.

—No vuelvan a dejar que tome de ese modo tan... ¿Cómo lo llamarían? — se vuelve a tumbar en la cama.

—Bien ya olviden lo de anoche, ¿Que haremos hoy en el día? — Lena pregunta, se levanta de la cama y toma un esmalte Rojo.

—Yo quiero ir a los viñedos, saben que me encanta estar ahí — Luna se levanta también y pasa por mi lado.

—Bajemos a desayunar y luego veremos, la diversión apenas comienza — sale seguida por Lena quien se lleva mi esmalte.

—Te lo devuelvo ahora — busco mi teléfono y  observo las cantidades de mensajes y llamadas perdidas, Diego no ha parado de llamar y ni de escribir, recordar que todo acabo entre nosotros por otra persona me dan celos, rabia y dolor, pero no puedo dejar que ninguna de esas emociones me afecten, debo continuar y rehacer mi vida, tampoco es el fin del mundo para echarme a morir y menos por un hombre que no valoro ni un minuto a mi lado, eso no va conmigo. Es obvio que aún me afecta, mis sentimientos hacia él siguen intactos, pero el amor que tengo hacia mí misma es más fuerte.

Dejo atrás todo ese patético momento de mi vida y salgo de la habitación para ir a desayunar, al salir me toco con quien menos deseo en esta vida, don ego Sebastián.

—Tantas personas buenas que puedo ver y solo se me cruza lo peor — digo y él toca su pecho ofendido.

—Gracias por los buenos días, amanecí de maravilla debido a un sueño húmedo que tuve — me guiña un ojo, su mirada me recorre por completo y muerde su labio — excelente sueño.

—Eres tan pervertido — cierro la puerta y sigo mi caminata.

—Te recomiendo caminar detrás de mí o no me hago responsable de mi mano — ¡¿de verdad lo dijo?! Le pateare el trasero.

—Escúchame bien Sebastián, te voy a agradecer que ya dejes de propasarte conmigo o de lo contrario mi pequeño puño te hará un gran hematoma — por un momento se mantiene serio pero luego estalla en risa.

—No te he tocado así que no me estoy propasando, al menos no aun — vuelve a tomar esa expresión juguetona y divertida.

—Bien, ya he perdido demasiado tiempo en mi vida con para mal gastar el poco que me queda — continuo con mi caminata y antes de bajar las escaleras me detiene.

—Sabes, puedo permitir que me traten mal, una vez pero varías veces no, no me interesas en lo absoluto, eres una mujer amargada y demasiado loca en la vida, a parte de todo usas pijamas feos — le muestro mi dedo medio.

—Vete al diablo — me estampa contra una puerta y  sujeta mi rostro inmovilizándolo.

— ¿Que dijiste? — su aliento a menta acaricia mi rostro, no me dejaré intimidar.

—VE-TE Al DI-A-BLO — sonríe de lado con malicia y sin darme oportunidad a nada de nada me besa como una bestia hambrienta, al momento me rehusó a su beso, procuro no permitir que su lengua entre, pero no puedo, me muerde el labio y abro dejando que toda ella entre incitando a la mía a aventurar, sus besos son los más intensos y feroces que he probado, te sumergen en un mundo de deseos incontrolable, te causan sensaciones increíble en... Un momento.

 "Ese idiota me está besando y yo lo estoy permitiendo"

Lo empujó con toda la fuerza del mundo pero no logro moverlo ni un centímetro, solo alimento más su sed de placer, lucho para escaparme y es imposible, no me lo permite.

—Al menos besas rico, por fin algo bueno en ti — estúpido creído.

—Pienso igual de ti — se acerca un poco más y yo estoy a punto de traspasar la puerta con mi cabeza.

—Te puedo sorprender — golpeó sus pelotas con mi rodilla, Sebastián se dobla de dolor y maldice cantidades de veces que me hace perder la cuenta.

—Yo también — lo dejo tirado en el suelo y bajo corriendo las escaleras, antes de entrar al comedor trato de recomponer la compostura, esto no puede volver a ocurrir jamás, luche hasta el final; o bueno hice el intento pero, pero, pero me ganó el idiota ese, por más rico y excitante que haya sido ese momento no puede volver a pasar.

Cuando me recupero y mi respiración se normaliza paso al comedor, tomo asiento en medio de mis dos amigas, me sirvo una tasa de café y la abuela de Luna me sirve mi desayunó, una mirada me impide probar de mi comida, Tayler lo hace sin ningún tipo de discreción y eso me incomoda más.

"¿Que se supone que debo hacer con este par?"

Sebastián entra al comedor, todos centran su mirada incluyéndome a mí en él, notamos su modo dificultoso para caminar y es debido al golpe que le di por irrespetuoso.

La abuela de Luna se acerca a él preocupada, por un instante siento remordimiento de consciencia, luego recuerdo que él se lo merecía.

— ¿A ti que te ha pasado? — le hace saber que nada grave, llega a la punta de la mesa y toma asiento.

—Solo me golpeé con una mesa — se remueve incómodo y hace gesto de dolor.

—Eso debió doler mucho — le comenta Tayler.

—Sí que dolió, era algo que no me lo esperaba — me ve a mí de no muy buena manera.

Sigue de pendejo!"

—Oh hijo, debes de tener más cuidado — la abuela toma asiento en su lugar.

—Descuida abuela no ocurrirá más, me voy a encargar de que así sea— dice en tono amenázate.

"¿Eso ha sido conmigo? ¡Pero que rencoroso!"

—Eso fue un golpe bajo — hablo en tono burlón y todos ríen.

—Así es, esa mesa no sabe cómo quien se metió — ¿Debo preocuparme o no? 

—No creo que pueda hacer mucho — pruebo con mucho gusto mi desayuno — esperemos y no le ocasione graves daños — le respondo como si nada. 

Ninguno dijo más nada, todos desayunamos en silencio y una que otra cosa se comentaba, las miradas de ese par de tontos no me dejaron tener tranquilidad, era como si estuvieran conectados, primero me veía uno y luego el otro, era raro las ocasiones que lo hacían por igual, uno me veía con intriga y el otro, pues el otro con ganas de matarme por lo que le hice.

Salgo al jardín por un poco de aire fresco, la mañana comenzó con mucha intensidad y lo que menos quiero es que continúe así.

Camino entre los viñedos queriendo borrar ese beso que se supone no debería significar nada para mí, pero es difícil porque aunque lo niegue me... Gusto, y si me gusto es un gran problema.

Admiro con entusiasmo el lugar, definitivamente estar aquí es otro mundo, no existe ningún tipo de ruido y la tranquilidad es perfecta, la primera vez que pise estas tierras me enamoré, los lugares silenciosos son los que me encantan, son ideales para calmar el estrés  y la vida acelerada.

Saco el teléfono del bolsillo y marco al orfanato de la ciudad para saber de mis niños, en especial de Layla quien esta complicada de salud.

Hola Cami, ¿cómo estás? — me responde la señora Claudia.

—Bien, llamaba para saber de los niños y de Layla — mantengo mi vista en el suelo.

Están todos bien, aunque preguntan mucho por ti, y Layla está de maravilla, los médicos dicen que se pondrá muy bien, te extraña — suspiro sintiendo como la nostalgia me invade, estaba tramitando los papeles con Diego para adoptarla pero con la separación será muy difícil de que pueda.

— ¿Podrías comunicarme con ella? — juego con la tierra.

No podré cariño, en este momento está descansando, si quieres le puedo dejar tu mensaje — quería hablar con ella, no queda de otra que esperar.

—Solo dígale que volveré a llamar para saber cómo está — ella me confirma que lo hará y cuelgo la llamada.

— ¿Interrumpo? — me giro encontrándome con Tayler.

—No, solo hablaba con la directora del orfanato, necesitaba saber de los niños — observó su vestimenta y es diferente a la de hace un rato, viste como un obrero del viñedo, jeans desgastados y una franelilla que se amolda a su cuerpo, por encima de ella se nota lo trabajado que está su  cuerpo, posee pectorales bien definidos, este hombre esta como quiere.

—Entiendo, Sebastián me comento que te gustaban los niños y que quería llevarte al centro de donación — la idea de ir me encanta, pero la idea de que sea con Sebastián no.

—Sí, así es, creo que iré luego, hoy estaré ocupada — miento, Tayler recorre el lugar con la mirada y suspira.

—Está bien, otra cosa, Lamento haber causado molestias anoche, no era mi intensión, únicamente quería agradecer y disculparme por mi mal atrevimiento — que gran diferencia existe entre estos hermanos, Sebastián es todo un caso que no tiene control a la hora de decir las cosas, y lo peor, no reconoce su error, en cambio Tayler actúa por impulso pero luego se disculpa y eso es lindo.

—No es nada, por cierto ¿cómo sigue su mano? — noto que aún permanece vendada.

—Sobrevivió, ya no será amputada — reímos los dos por su respuesta.

—Que chistoso, me alegra que ya esté mejor — meto mis manos en los bolsillos de atrás de mis jeans — será mejor que me vaya — me detiene del brazo.

— ¿Quieres conocer el lugar? — dudo antes de responder pero terminó aceptando.

—Vale, aunque ya lo conozco — se hace a un lado para darme pasó.

—Eso crees, han habidos cambios que me imagino te has perdido — a mi pensar todo luce igual, no sé a qué cambios se refiere.

—Me parece que el único cambio aquí son ustedes dos, o sea tú y tu hermano — me conduce a otro camino que lleva a la bodega.

—Es cierto, la veces que has venido no hemos estado, pero fuera de eso hice cambios este año, mejore la bodega, está más amplia — abre la puerta y me da paso primero, tenía razón, ha cambiado todo y ahora luce mucho más hermoso —Vez que si ha cambiado algo — elevó mi vista y confirmó.

—Me gusta, me encanta el color de la madera, es precioso — me guía a una mesa.

—Te mostraré nuestra mejor reserva — saca una botella de vino junto a dos copas que deja en la mesa, se planta de frente a mí y sostiene la botella dejándome ver su etiqueta — Está reserva fue uno de nuestros grandes éxitos, nos dio nuestro primer lugar en la competencia de los mejores vinos de mundo — así que esa botella pertenece a la reserva de su triunfo.

— ¿De verdad? Eso es hermoso — la abre y sirve un poco en cada copa.

—Ten — me entrega la mía — prueba, disfruta de su sabor y de cada ingrediente, deja que el vino se apodere de tu boca y verás como causa explosión dentro de tí — chocamos las copas e imitó lo que hace, muevo mi mano en círculo logrando que el líquido se mueva igual, acerco mi rostro y aspiro ese rico olor que embriaga, cierro mis ojos gozando de él, llevo mi copa a mis labios y tomo un poco permitiendo que el vino se pasee dentro de mi boca, hago lo que me dijo, saboreó con calma y disfruto de su sabor, cuando lo trago abro mis ojos encontrándome con los de Tayler muy de cerca, mi cuerpo se paraliza y no reacciono, ni siquiera para retroceder, trago grueso e intentó buscar fuerzas para detener lo que sea que esté a punto de pasar, Tayler avanza más y acerca un poco su rostro.

— ¿Que te pareció? — su pregunta apenas se escucha.

—M-me e-encanto — tartamudeo como idiota, su nariz toca la mía causándome miles de sensaciones extrañas.

—Perfecto — cierra sus ojos un instante y luego se separa, el aire vuelve a mis pulmones al igual que mis fuerzas, por un momento creí que me besaría, y si fuese pasado yo misma me arranco la cabeza — te obsequiare una — toma de su copa sin dejar de verme.

—Bien, gracias, aunque no era necesario — hablo con nervios.

—El año que viene obtendremos la cosecha, sería bueno que estuvieras aquí — carraspeó un poco por no encontrar mi voz.

—Ok, ok, ¿Qué fecha? — se da cuenta de mis nervios y me sonríe.

—Como para agosto, igual te mandaré a avisar con Luna — asiento seguida veces — ¿Todo bien? — no, nada está bien, primero Sebastián me besa y ahora Tayler casi lo hace ¿se imaginan besar a dos hombres el mismo día, y peor, a dos hermanos?

—Todo bien, de verdad, aún estoy asombrada por el sabor del vino, es increíble, merecían ese primer lugar — deja su copa a un lado y cuando me va a quitar la mía sus dedos rozan los míos.

—Tu piel es muy suave — se lleva mi copa.

—Creo que es mejor irnos, mis amigas me deben de estar buscando y... — su dedo me calla cuando se ubica en mis labios.

—Tienes razón, será mejor que nos marchemos o no sé qué pueda pasar — sus palabras salen con dificultad.

—Sí, exacto, salgamos de aquí — camino en dirección a la puerta, cuando voy a tomar la manilla está se gira y Sebastián entra ¡Lo que me faltaba! Peor no podía ser.

— ¿Qué haces aquí? — Gracias señor, has sido de mucha ayuda.

—La invite a que probara uno de los vinos que nos llevó a la gloria — se para al lado de su hermano y yo no puedo evitar ver sus grandiosos cuerpos.

— ¿Cómo se verán sin ropa? — Tayler abre sus ojos con sorpresa y Sebastián sonríen juguetón.

"¡No puede ser, soy una estúpida ¿cómo pude pensar en voz alta? que me trague la tierra y me escupa en Narnia donde ninguno de ellos dos puedan encontrarme ni decir nada!"

—Yo no tengo problema en mostrarte — Sebastián se quita su franelilla mostrándome todo esos cuadros de chocolates, y yo estúpidamente admiro el cuerpo de este hombre.

—Sebastián — dice con calma Tayler

—Me falta algo — se baja su pantalón quedando en bóxer ¡Solo en bóxer! —Cuidado con lo que pides angelito porque yo puedo hacerlo realidad — Tayler cubre su rostro y yo me enfoco en... Su bulto — Oh ¿quieres ver la mercancía antes de comprar? bien — cuando noto sus intenciones grito junto a Tayler.

— ¡No! — Cubro mi rostro para no ver aquello que permanece escondido detrás de la tela, aunque sería agradable, ¡ay pero qué digo! — ¿No tienes vergüenza? — le pregunto.

—Ya vístete Sebastián, eres patético — su hermano habla con enojo.

—Ella así lo quiso, aunque faltaste tu por mostrar ¿la dejarás con intriga? Eres un mal hombre hermano — quitó la mano de mi cara y tomo aire.

—Ha sido suficiente con ustedes dos, están dementes y tú — señaló a Sebastián — eres el peor — paso por en medio de los dos.

— ¿A qué temes? — la pregunta de Tayler me causa gran curiosidad, ese tipo de preguntas las puedo esperar de su hermano pero ¿de él? Es muy difícil.

—A nada, solo que no me gusta este tipo de juego en el cual no estoy interesada a participar — les doy la espalda y salgo por completo de la bodega con el corazón latiendo a una velocidad increíble.

Ese par de hombres me pusieron a sudar en tan solos segundos, me hacen perder mi fuerza de voluntad y me hacen pensar en voz alta, si no los detengo esto puede llegar a más lejos, y yo, yo sería la perjudicada de todo, no se a que están jugando y tampoco me interesa, si esto vuelve a ocurrir tendré que irme de aquí.

Aún no me explico como pude preguntar en voz alta ¡Soy una completa estúpida!

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo