Mia.
Erior cae de cara a la almohada, está cansado y no es para menos. Hemos tenido unas largas horas de "juegos calientes" y él en definitiva da la talla para todas las travesuras que siempre he pensado sobre nosotros.
Nosotros... Suena a algo sumamente ficticio.
Suspiro.
El teléfono de la casa suena pero no hace más que murmurar que apague la alarma. Rio por esa niñería y me pongo en marcha para responder, no puedo permitir que sea algo grave y él no lo sepa.
— ¿Erior? Soy Aurora. Necesito que vengas a recogerme al centro comercial, mi auto se averió y se está haciendo un poco tarde. &mdash