M. Edward. - “Aquí es donde vive”- me dijo entregándome la dirección que aparecía en el informe de recursos humanos sobre una traductora freeland que trabajaba para nosotros, la única traductora freeland que tenía un contrato indefinido e irrompible bajo cualquier circunstancia.Además, ese contrato sólo podía ser cambiado por el mismo CEO de Lewis C.O. - “¿Qué hay detrás de todo esto que te has montado, abuelo?”- comenté en voz alta mientras miraba la información que habíamos obtenido de Eun-ji Moore, el verdadero nombre de Samantha. Mientras miraba la información algo me decía que había algo más detrás de todo esto que mi propio abuelo estaba ocultando, sobre la señorita Moore.Primero era la única empleada freeland de todo el grupo por órdenes de mi abuelo, y no era que no fuera buena en su trabajo según observaba estaba más que capacidad era la traductora más requerida, tanto en la traducción de documentos, como las negociaciones en la rama internacional, videollamadas al extran
Eun-ji. Necesité todo el valor que pude reunir para prepárame para la cita que tendría en media hora en la misma suite, donde me había reunido la primera vez con el señor Black, sabía que no era una buena idea, pero si para ello conseguía que ese hombre me cediera sus espermatozoides, era capaz de hacer lo que sea, aunque tuviera que volver a acostarme con él. Sería más una cosa mecánica, no esperaba que se comportara conmigo como la primera vez, con tanta pasión y tanta dulzura, no me importaba nada, firmaría lo que sea que se presentara donde él tenía derecho a eludir toda la responsabilidad con nuestro...digo mi futuro hijo o hija. Tenía los papeles preparados, estaba vestida de forma correcta, formal y algo atractiva, sólo me faltaba, reunir el valor suficiente para soltarlo todo de una vez. Sabía que había cometido un error la primera vez que me acosté con el señor Black, y eso ahora podía ir en mi contra, ya que al contarle y pedirle que fuera mi donante, me arriesgaba a que
Eun-ji.Intenté no gritar, aunque estaba verdaderamente aterrorizada, sabía que el Señor Black se sentía engañado, estúpido en todo esto, le había mentido, y quizás me mereciera ser tratada así, pero después de conocer la dulzura de la que era capaz este hombre, sentirme tratada así, me causaba aun más trauma, que cuando el incompetente de Carl me inició en el sexo.Notaba como mi ropa se rompía, como esas manos que en un principio fuero delicadas y perturbadoras ahora estaba siendo agresivas y demoledoras, contuve un gemido de terror mientras lo sentía besando mi cuello de forma agresiva, más que besar mi cuello, estaba clavando sus dientes en mi piel, mientras dejaba mi piel marcada y enrojecida, sabía que mañana esas marcas, se oscurecerían, y se harían aún más evidentes en mi piel. Él no hablaba más bien gruñía, muerto de deseo, mientras desataba toda esa agresividad sobre mí.- “No te resistas, sopórtalo, deja que haga con tu cuerpo lo que desee, lo importante es que quedes embara
M. Edward.La rabia me cegó cuando descubrí que para Eun-ji no era más que un medio para llegar a lo que ella deseaba, que incluso previamente ya me había engañado para conseguir su objetivo, sin importarle nada mi opinión o si yo debía saber lo que pretendía, si hubiera sido sincera desde el principio, le hubiera ayudado, incluso le habría propuesto matrimonio como era mi obligación, para que su hijo y mi hijo, el de los dos, pudiera tener más oportunidades y estar bajo mi protección,- “Por dios es la hija de la mujer que dio su vida por salvarme, no sin antes traer a esa preciosa mujer a este mundo, para entregármela. Y que yo la cuide toda mi vida, pero no esperaba que la mujer que tenía que proteger, me engañara así. Por muy noble que fuera su misión, y por o mucho que hiciera por salvarle la vida a su hijo. Ya en mi familia había bastantes traidores, de todos los males del ser humano la mentira y la traición era lo que nunca perdonaré.”- pensé mientras comenzaba a castigar a mi m
Eun-ji. - “¡Cierra los ojos!”- me ordenó cuando llegamos al cuarto. Sus labios ya habían hecho estragos en mi boca y en mi cuello, besando con ternura y delicadeza, aquellas marcas que me había hecho con agresividad, como compensando a esas zonas, por haber sido maltratadas, mi mente hacia unos minutos que había dejado de funcionar para convertirse en un centro de sensaciones, sin ningún pensamiento racional. Así que cuando la orden llegó a mi cerebro, este obedeció sin dilación, ni por un segundo tuvo la intención de resistirse, y eso en el fondo fue lo que después más lamenté. Pero en ese momento, no era madre, no era un ser con una misión, era una, ¡maldita sea!, mujer muerta de deseo, una mujer con ansias, una mujer que sentía y estaba viva. Y ni quería, ni tenía idea de ser otra cosa. Cuando estuve de nuevo en su cama, y esta vez sí lo sentí, encima de mí, dejé que mi cuerpo tomara la iniciativa de lo que verdaderamente quería, así que de un movimiento me giré colocándome yo en
Edward.Nunca había perdido el control así, en mi vida, hasta mi deseo estaba sometido a un control exhaustivo, pero desde la primera vez que toqué a esta mujer, nada de lo que hacía era normal en mí. No era normal que pensar en ella, me volviera tan loco que la necesitara como el comer, que me urgiera tenerla a mi lado. No era normal que tocarla me hiciera querer detener el tiempo para que todo fuera más lento y disfrutar de cada caricia, cada gemido, o cada suspiro que le arrancaba, hasta el punto de volverme adicto a ella. Que el saberme engañado o utilizado, como si no le importara nada, me hubiera vuelta tan loco para meterla en este trato absurdo, que ni yo pensaba cumplir, la sola idea de que ella se fuera de mi lado, me hacia renacer una furia incontrolable que ni yo, con todo mi autocontrol podía apaciguar.La noche anterior, esa mujer me hipnotizo, ni ella misma sabía que había hecho con mi cuerpo, mi mente y tenía una ligera sospecha que mi corazón, también había sido tocado
Narrador.Mientras Martín Edward Lewis, alias el señor Walter Black, y Eun-ji Moore, estaba llegando a los acuerdos, que en definitiva le imponía el manipulador heredero, lejos de allí otros tratos se estaba contrayendo, con alguien que llevaba mucho tiempo esperando para hacerse con la herencia de los Lewis, no en vano había tenido que asesinar a parte de su propia familia para lograrlo. Y casi logra su objetivo hace unos años, si el cabeza de familia de la gran, poderosa e imponente familia Lewis, hubiera viajado con su esposa y su hija en ese vuelo, dos años después de matar al primogénito de la familia Lewis, su hermano mayor, así como a su cuñada y a su sobrino.Sólo quedaban el presidente CEO general de Lewis C.O. y la huérfana de la única hija que tuvo, Edward S. Lewis, aparte de otro familiares, pero ellos eran los menos que le preocupaban. No podía ser tan descarado, pensaba dentro de la frustración que sentía esta persona, ya que, hasta hoy, bastante había consiguió haciendo
Lewis. - “Señor presidente, los arreglos de la boda, va según lo previsto, el señor Stuart ya tiene las licencias de matrimonio del matrimonio civil. Como exigió, se está adecuando la sala principal de Palace para la celebración de las nupcias, está contratado también el banquete de la boda, y los trajes de los novios, se probarán en tres días, y finalmente hemos enviado las invitaciones”- me dijo Milton mientras me entregaba las diferentes carpetas con los informes de la organización de mi boda con Eun-ji. - “¿Todos los miembros de la familia Lewis ha confirmado su asistencia?”- le pregunté a mi asistente. - “Todos y cada uno, sin excepción, y sus habitaciones están reservadas como le indicó.”- me respondió. Lo mire asintiendo, y tras una breve inclinación, Milton salió del despacho. No pude evitar esbozar una sonrisa, mi plan comenzaba a tomar forma, si todo iba como estaba planeado, pronto el enemigo se daría a conocer. Me había costado bastante que el medicó del abuelo, entrar