Ante ese pensamiento, a Brendan le costaba disimular su agitación. Tuvo que calmarse un momento antes de decir: "Hoy no tengo ningún asunto urgente que atender, así que estoy de vuelta en casa para descansar. No pienses demasiado en la situación".
Y terminó la llamada concisamente. Charlene apretó los dientes y arrastró todos los objetos de la mesa por la rabia tras ver la pantalla oscura de su teléfono.
'¡Deirdre! ¡Deirdre! ¡Púdrete, Deirdre!'.
'Si no hubiera sido por Deirdre, Brendan y yo ya habríamos consumado nuestra relación ayer por la noche y quizá yo ya estaría embarazada de él. ¡Pero Deirdre tuvo que arruinar todo para mí!'.
"¡Te quiero muerta, p*rra!".
Después de descargar su ira frenéticamente, Charlene se dio la vuelta y encontró a la asistente de pie junto a la puerta, con cara de vergüenza. Una mirada de sorpresa brilló en su expresión.
La asistente reprimió su asombro cuando sus ojos se encontraron con los de Charlene y forzó una leve sonrisa. "¿Se encuentra bien