Kimberly. No podía creer que ese pervertido fuera el asistente y mejor amigo del marido de mi mejor amiga. Y encima me llamaba problemática, por su cara parecía que sólo fue un encuentro fortuito, no era para tanto, solo le faltaba bostezar. La rabia me comía, porque sabía que para mí era algo mucho más importante, ese desaprensivo me había robado mi primer beso, y parecía que no le importaba. -” ¡Mira que eres creído!, lo tienes todo, pervertido. ¿Quién fue quien causo problemas?, ¿quién fue el que no pudo apartar sus manos, su cuerpo y sus...labios?, eres un maldito salido, un peligro para las mujeres. Además, nunca dije que fuera mi primer beso eso lo supusiste tú, gracioso”- le dije roja de furia. Ni adrede volvía a llamarlo guapo. -” Protesta demasiado la dama, ¡ni que la hubiera llevado a mi cama!, da igual. Jefe me voy, no deseo que la mejor amiga de la señora, se vea afectada otra vez, y tenga alucinaciones, donde no ha pasado nada importante.”- dijo el pervertido de Jason
Kimberly. Llevé a mi “queridísima” amiga, al exterior, sin saber dónde estaba, me sorprendí cuando me vi en una terraza preciosa rodeada de rosales de todos los colores, que daba al jardín y al final del mismo, se veía la piscina con un edificio grande a su lado. -” ¿Qué es lo que pretendes Yvaine Stewart, actual señora Miller? ¿Casarte te ha afectado al celebro o algo?”- le pregunte enfada. -” No, ¿Por qué lo crees?”- me dijo la desconocida Yvai, haciéndose la inocente. -” No sé quizás porque, ¡pretendes casarme con el ayudante de tu marido! ¿Qué bicho es le ha picado, Yvaine? Ahora como eres una mujer casada, piensas que todo el mundo, debe casarse. Te recuerdo que, hasta hace poco, ni querías oír y hablar del gran y maravilloso Norman Miller, terminabas amenazándome con no ver más a los pequeños, si te decía algo sobre él, y no hablemos como te ponías, cuando te sugería que le contarás que era el padre de los gemelos. De repente, de la nada, decides que todos debemos estar casa
Kimberly Dos días después de mi desagradable suceso en la mansión Miller, en la fiesta de celebraciones la empresa donde trabajaba Yvaine, acompañé a mi amiga, disfruté de como se había vengado de sus enemigos, ella había subido al despacho de su marido para darle explicaciones Yo permanecí, cerca de la barra mientras la esperaba y observaba como los buitres se acercaban hacia mi rodeándome, pero no se acercaban permanecían a distancia. Al ver que había pasado media hora y que no había regresado, supe que no iba a volver, no tenía ni que imaginarme quién era responsable de su desaparición, desde que mi amiga estaba con el padre de sus hijos, se había vuelto muy previsora. Me imaginé que ahora mismo, en estos momentos, la dulce Yvaine estaría intentando compensar a su marido por haber sido tan traviesa, y haber organizado todo ese show en el aniversario de su empresa. Vi como, a esta altura algunos los buitres habían perdido ya su interés ante mi actitud fría, pero otros serían aún
Jason Colgué el teléfono, separando mis labios de lo de ella, tras recuperarnos le expliqué lo que había sucedido, automáticamente la preocupación noté los ojos de esa belleza, me enternecieron, le prometí le traería a su amiga sana y salva. Salí de la limusina y arreglándome la incomodidad de mi pantalón y le dediqué un último beso. Hice una señal para que los de seguridad, se quedarán al lado de mi mujer, y que le comunicarán, que habíamos encontrado a la señora Miller. Esperaba que no lo hubieran hecho nada, porque lo que recibían por parte de mí jefe, y amigo, Norman Miller, sería aún peor. Yo, como brazo ejecutor, estaba dispuesto a matar si, así se me exigía. Eché una última mirada a la mujer que espera de pie fuera de la limusina, y mandándole un beso volado, continué mi camino. -” ¡No te creas tanto, Jason Blake!, y tráeme a mi amiga sana y salva, en cuanto al otro, aceptó el reto, no sé quién de los dos ganará, aunque voy a hacer todo lo posible por ser yo.”- oí lo que me
Jason. Hay días, que lo mejor sería no levantarse, bueno, mejor dicho, hay noches que deberían ser borradas de la memoria de las personas. -” ¡Todas menos la de anoche!, lástima que no grabe a la sirena, comportándose como una amazona lujuriosa. Me costó controlarme y no hacerla mía, pero quería que nuestra primera noche, estuviera consciente y recordara todo lo que le pensaba hacerle a ese cuerpo que me volvía loco, hasta que terminará rogando por más.”- pensé. Mientras caminaba por el pasillo huyendo, del mortificador Norman, dejé que mi mente volara a la noche anterior. Tras recogerla del club, a la rebelde sirena, esta se empeñaba en ponérmelo difícil. Sobre todo, cuando al no conseguir mi atención, la dirigía a cuanto hombre hubiera a su lado. Harto de la situación, me la lleve de la única forma que pensé, que dejaría de dar problemas, cargada en mi hombro. Recuerdo pensar, que no entendía como Kimberly Peterson, no podía tener un poco del carácter de la señora Miller, o al me
Jason.Mientras me colocaba la corbata llegó el reporte de los escoltas de los bebes y el reporte de los escoltas de Kimberly, ambos coincidan, la señora Miller y los bebes, estaba en el set de fotografía de la diosa pelirroja, me dieron ganas de ir a verla trabajar, había visto algunas fotos de algunos trabajos que había realizado, en anuncios y en pase de modelos, y si soy sincero me sentí impresionado por su profesionalidad. Se la conocía en el mundillo como la reina de hielo, porque no dejaba que sus emociones afectaran en su trabajo, además al contrario de muchas de sus compañeras no usaba su belleza para conseguir un Sugar Daddy, para cuando acabara su carrera. Es por eso que estaba entre las finalistas par ser la imagen de los centros comerciales Miller. Sonreí, me encantaba esa mujer. Cuando ya me disponía a salir de mi piso, me llegó otro reporte que hizo saltar todas las alarmas, esta venia en forma de mensaje, lo había enviado Brandon, el jefe de seguridad de la señora
Jason-” ¡Claro es verdad, que mi marido te lo ordenó! Es tu deber”- me dijo la mujer de mi jefe con una extraña sonrisa en la boca mientras me miraba, aunque no entendí lo que me dijo a continuación -” También es verdad. Veo que Norman tiene razón, sobre lo de los escudos.”- se calló unos segundos mientras continúa mirándome, mientras yo la miraba sin entender nada, de repente se puso de pie y colocándose la falda, continúo hablando -” Bueno gracias de todas formas. Estoy esperando que Kim termine la sesión de fotos. Estaba guapísima con el bikini rojo que se puso para la última sesión, pero a mi parecer revelaba mucho, no entiendo como para que suban las apuestas para la subasta benéfica, en los coches, mi amiga debe salir medio desnud...”- no la deje terminar. Mientras las palabras de Yvaine iban llegando a mis oídos, mi cerebro tardó milésimas de milisegundos en procesarla, y menos aún en hacer que mis piernas saliera corriendo escaleras abajo. Tenía que acabar con la sesión de
Kimberly Todo estaba o roto o cambiado de lugar, o tirado por el suelo. No quería hacer un cálculo mental lo que me costaría reponer muchas de estas cosas, sobre todo porque algunas se veían antiguas, que había sobrevivido a lo largo de los años, hasta que el Tornado Kimberly había tocado tierra, más bien hasta que un idiota, controlador, manipulado, tramposo, atractivo, tentador, alterador de hormonas femeninas, como era el asistente del CEO de Miller Holding, Jason Blake, había entrado en mi vida. A partir de ahí todo lo que estaba mi alrededor era un desastre o corría peligro de acabar como esta habitación. Incluido ese tentador dios de ojos azules como lagos en un día de sol, aunque el peligro que corre ese hombre era otro peor, ya que hasta que lo conocí, mis hormonas, mis sentimientos, mis deseos y mi feminidad, habían estado oculta bajo una seguridad adquirida, un control de princesa de hielo que, bajo años de enseñanzas recibido por parte de progenitora, que se empeñó en que