Todos los presentes disfrutaban de la fiesta, la gran celebración en honor a la nueva unión matrimonial, Shemir y Zashirah, se paseaban agradeciendo a los presentes sus presencias, mientras les llenaban de abundantes deseos de dicha, prosperidad y sobre todo; fertilidad, aquello generaba un leve rubor en el rostro de la princesa.
-¿Estás feliz, mi flor de arena?- le preguntó su padre.
-Nunca había estado tan feliz- admitió- él me ama, padre y yo lo amo, estamos unidos bajo la bendición de Alá, no necesito nada más. No debes preocuparte.
-¿Se quedarán con nosotros, ésta noche?
-No, padre- sonrió con ternura- nos iremos a nuestro Palacio - el rostro de Zahir palideció un poco.
-Yo me aseguraré de mantenerlo lejos- se ofreció Ivette- espero que entiendas, querido, que los recién casados, necesitan tiempo y espacio.
-¡Oh Alá!- fue lo único que dijo.
Mucho más tarde, los invitados abandonaron Palacio, Hassam y Atzhiry agradecieron la invitación y también se marcharon... ellos se prep