—¡Cállate! —exclamó tapándose las orejas para no escucharlo, mientras se levantaba de la mesa—. Yo si estoy preparada para ser madre, porque yo amo a mi bebé y le daré todo el amor del mundo… si tú no lo quieres… yo lo querré por los dos… tú cada día me decepcionas más —gritó.
Dicho eso salió corri