_ Disculpe. – dije antes de contestar la llamada.
_ No dejes a tu mujer sola, ellos van por ella, no te despegues y será mejor que salgas de la ciudad, ¡Ahora! – mencionó alarmándome.
Corté la llamada y procedí a llamar a Camila, mi corazón latía aún más fuerte que antes, no contestaba, mi padre y mi madre se acercaron, seguido de mis hijos, de pronto mi teléfono comenzó a sonar nuevamente.
_ Hola, Camila, venté enseguida para la iglesia, dime, ¿Dónde est&aa