Odell frunció los labios.
Sylvia aún mantenía una expresión indiferente.
La empleada revisó los documentos y le preguntó a Sylvia: "Señorita, ¿ustedes dividieron sus bienes adecuadamente?".
"Sí, todo está escrito en el acuerdo de divorcio".
"Muy bien".
La empleada suspiró y siguió tramitando los documentos.
Poco después, presentó dos copias del certificado de divorcio frente a Odell y Sylvia.
Sylvia agarró su copia, agradeció a la empleada y se marchó.
"Señorita, espere un momento". La empleada la llamó repentinamente.
Sylvia se detuvo.
La empleada primero miró a Odell, quien seguía parado en el mismo sitio y le preguntó: "¿Por qué sigue aquí?".
Odell le lanzó una mirada a Sylvia, agarró el certificado de divorcio y se fue.
Después que Odell se marchara, la empleada se volvió mucho más amable y conversadora.
Se dirigió a Sylvia con una sonrisa amable: "Señorita, usted todavía es joven y muy guapa. Todavía tiene toda una vida por delante. No se desa