26. CONFIRMADO

Grillo

Pareciera algo común y corriente. Un simple mendigo de los que andan por la ciudad a cualquier hora, abandonado de Dios y de los hombres, extendiendo la mano para recibir una mísera limosna de la primera alma que se apiade de él. Se ve natural, ya lo digo, si no fuera porque este mendigo en particular extiende la mano y la veo extrañamente limpia.

Nadie se fijaría en eso. Pero la seguridad de Santiago hace que yo tenga ojos hasta en la nuca. Mi hijo pasa a dos metros de él, hablando con sus amigos antes de entrar al colegio, y de repente mete la mano en uno de sus bolsillos y saca un celular. Sonríe cuando ve la pantalla y me imagino que se t

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