Sebastiano observa la expresión de Sara, parecía confundida se preguntó que estaría soñando para que la perturbara tanto. Sin darle permiso a sus movimientos, se sentó en el borde de la cama. La vulnerabilidad que ella reflejaba en ese momento lo cautivo profundamente y aunque sabía que podía ser un poco apresurado para lo poco que se conocían no le importo acercarse a ella volviéndola a tomar de las mejillas mientras que acercaba sus labios a los de ella.
El choque de ambos labios fue como una descarga eléctrica para la pareja. Al principio Sebastiano fue tierno, un tanteo de terreno pero luego a medida que saboreaba la boca de Sara sus instintos más básicos despertaban lo que lo llevo a introducir más a fondo la lengua en el interior de ella dejándose llevar por las enormes emociones que se agrupaban en su entrepierna.
Sara tampoco se quedó atrás, la