Los días avanzaron con rapidez, aparentemente todos en Palacio se habían acostumbrado a que Zabdiel e Isabella, durmiesen juntos pues ya nadie los miraba extrañado y hasta la mismísima Hayffa, había cambiado el semblante.
Los preparativos de la boda se llevaban a cabo con diligencia, Isabella estaba feliz de poder tener a sus amigos allí, apoyándole como siempre habían estado. El Príncipe no dejaba de halagar a las hermanas Cooper, lo que al principio le causó algo de gracia y luego preocupación a Isabella, ya que su cuñado era un reconocido don juan.
Matt, no estaba más feliz que ella, por eso en cuanto tuvo oportunidad le dejó claro al Príncipe, que Suseth era su prometida y no le agradaban para nada sus halagos y la cercanía que tenía con la mujer que sería su esposa, tambi&eac