Era de noche.

Charity fue al hospital a vacunarse contra la rabia. Teniendo en cuenta que iba a cuidar de un gato, fue a una tienda de animales a comprar comida y una cama para gatos.

Al día siguiente, llamó a Josh. “¿Dónde estás? ¿Cuándo puedo ir a recoger al gato?”.

“¿No dije que te lo enviaría?". Josh parecía estar haciendo algo mientras jadeaba.

La voz jadeante del hombre que llegaba del otro lado del teléfono sonaba sexi, e hizo que Charity se sintiera incómoda al escucharla. “¿Te llamé en un mal momento?”.

“Efectivamente, no es un buen momento”.

“Lo siento. No sabía que estabas haciendo... ¿eso?”. El cuero cabelludo de Charity se calentó.

“¿Eso?”. Josh estaba desconcertado. “¿De qué estás hablando?”.

“Está bien, entiendo”.

“¿Qué entendiste? Estoy entrenando”. Josh se limpió un poco de sudor de la frente. “Puedes venir a nuestra base de entrenamiento a buscar el gato. Está en mi coche”.

“¿Entrenando?”. Charity se sorprendió y se avergonzó al mismo tiempo.

“Tontería