“...”.
La furia de Max se encendió. “Tú la obligaste. ¿Cómo te atreves a hablar de eso? Si no la hubieras obligado, ¿crees que le gustarías? Basura”.
“¿Y qué si soy basura?”. La sonrisa de Chester fue intencional y malvada. “No has respondido a mi pregunta”.
“No hablaré de la privacidad de Eliza en público”. Max se negó a responder esa pregunta. El desdén era visible en sus ojos. “Los internautas no se equivocaron cuando te regañaron. Realmente eres una esc*ria”.
“¿Esc*ria? De hecho, soy una esc*ria”.
Chester dio una larga calada al cigarrillo entre sus dedos. Había un toque de burla en su apuesto rostro.
Si no fuera una esc*ria, ¿Charity habría muerto?
Las comisuras de la boca de Max se torcieron.
Era la primera vez que veía a alguien ser regañado y admitirlo tan abiertamente después.
¿Chester estaba loco?
“Creo que no has tocado a Eliza antes, así que no puedes responder a mi pregunta”. Chester juguetonamente sopló una bocanada de humo en la dirección de Max.
Max estaba ta