La fiesta estaba en pleno apogeo cuando llegamos allí, había cientos de universitarios, barriles, vasos rojos solitarios y el hedor a hierba.
-¡Okey!- Rachel se volvió hacia mí- permanezcamos siempre a la vista de la otra. No te vayas a casa con nadie, ni consumas cocaína.
Sonreí y asentí, agradecido de tener una amiga leal por una vez.
La música estaba a todo volumen mientras nos quitamos los zapatos y corrimos hacia la multitud de personas. Nos preparé bebidas, entregándole a Rachel un vaso de plástico lleno hasta el borde de whis