El Alfa se sintió muy preocupado cuando Keira salió prácticamente corriendo de su departamento, no podía entender el porqué, ni qué había hecho mal para que aquella pequeña huyera de esa manera, se quedó sentado en la cama petrificado, no pudo tan siquiera mover un músculo para salir tras ella. Nunca espero que reaccionara asi, el se había sentido bien a su lado y hubiera jurado que ella también se había sentido igual, la vio tan entregada, tan dispuesta a recibir de sus caricias, sus besos, que por eso no entendía su reacción, ese día no salió de su departamento, no se sentía capaz de lidiar con nadie, su tonto lobo se sentía deprimido y el rechazo de aquella Omega lo dejo muy triste. Después de aquel dia se sumergió por completo en su trabajo, apenas dormía, no quería pensar en nada, ni escuchar a su lobo que le pedía a gritos por Keira, trato no pensar en ella pero le fue imposible, solo había transcurrido una semana y comenzó a ir aquel bar todos los días con la esperanza de ver
Ese día fue especial para Keira, nunca se había sentido tan amada como con aquel Alfa, a pesar de apenas conocerse sentía una conexión única, había escuchado muchas veces sobre las parejas predestinada, pero después de su decepción dejo de creer en el amor y en los Alfas, había sufrido tanto, que se negaba a creer que esas cosas tan cursis existían, pero Jack la hacía sentir diferente, única, quería darse la oportunidad de volver a sentir amor por alguien.– ¡Mamita hermosa! – se le escuchó decir mientras bajaba la escalera – Paige se encontraba sentada en el sofá de la sala leyendo un libro de recetas nuevas que había comprado.– Dime mi pequeña hermosa – la mayor de las Omegas sabía que su hija quería algo. Keira se sentó a su lado dándole un beso en la mejilla.– ¿Mamita cómo te diste cuenta que mi papá era tu predestinado? – dijo jugando con sus dedos.– ¿A qué viene eso mi niña? – dijo cerrando el libro y acunando la cara de la menor con sus dos manos con mucha ternura.– Solo te
Keira se paró frente a Jack con los brazos cruzados y una de sus cejas levantada.– Entonces cómo piensas redimirte de lo que has hecho Alfa – regalándole una pequeña sonrisa pícara.– Haré todo lo que tu desees.– ¿Todo lo que yo quiera?_ pregunto Keira.– Si, todo – dijo con una risita maliciosa asomándose en sus finos pero sensuales labios.– Ok, primero llévame a comer a algún restaurante bien caro, a medida que avance la noche se me irá ocurriendo que más quiero – dijo para darle la vuelta al auto y entrar, Jack solo sonrió y fue a abrirle la puerta a la pelirosa para que esta entrará.Toda noche se hizo lo que la Omega quería, Jack llevó a la pequeña a comer y como ella había pedido, fue a uno de los restaurantes más caros de la ciudad, luego la tuvo que llevar a un karaoke e hizo que cantará y bailará para ella, la idea no le agradaba pero haría lo que fuese por el perdón de la pelirosa, hizo que comiera helado a pesar del frío que hacía y que al mayor no le gustan, pero a Keir
La Omega exploraba con sus manos debajo de la camisa del mayor, el beso se hacía cada vez más intenso, Jack la cargó depositándola con mucho cuidado en la cama, dejando pequeños besos en su frente, rostro, mejillas, para así bajar hasta su cuello mordiendo con suavidad, mientras la chica dejaba escapar un gemido, encendiendo aún más al alfa.Las caricias comenzaban a subir de nivel mientras la ropa caía una a una al suelo. Los dos se encontraban completamente desnudos sobre la cama, llenándose de caricias y besos húmedos que los traía ciegos de pasión.Jack sostenía una lucha interna con su animal, este quería salir y tomar el control de todo, nesecitaba aquella Omega, quería morderla, hacerla suya, pero no lo permitiría, quería tratar con mucha delicadeza a su pequeña, quería hacerle el amor y hacerla tocar el mismísimo cielo, y si, quería marcarla y reclamarla como suya pero no era el momento, primero le demostraría que el no es igual a todos los Alfas que conocia, que el no solo la
Jack se encontraba sentado en su silla tras su escritorio sumergido en sus pensamientos, lo único que tenía en mente era lo que le había contado Keira hacía unos días atrás, el Alfa le había quedado claro que la quería proteger, que fuera su Omega, marcarla y hacerla suya, darle todo el amor del mundo y sobre todo tenía que tener paciencia para que volviera a creer en el amor, por lo que estaba dispuesto a enfrentar a su padre y romper con el compromiso tan absurdo que tenía con Lisa.No podía seguir con aquella mentira, sabía que la chica tenía sentimientos por él, pero el Alfa jamás había sentido ni una pizca de atracción hacia ella y no quería dañarla más dándole alguna esperanza, sabía que con su supuesta boda dependía el crecimiento de la empresa, pero había encontrado a su predestinada y no quería perderla.Solo el hecho de pensar en eso hacía que su lobo se entristeciera y se sintiera decaído y su parte humana también sentía lo mismo.Keira era su Omega, el amor de su vida e i
Allí está yo con un sujeto diferente, un hombre que apenas conocía, pero eso era lo menos importante, solo quería sexo y me encantaba dar placer, me gustaba verle la cara de lujuria y la desesperación por sentirse dentro de mi, todos decían que era perfecta, era de lo más excitante saber que tenía el control en esos momentos. Me presenté como Omega con 14 años y gracias a mi belleza y sensualidad pase por mucho, si, ser hermosa tiene consecuencias.No es que lo diga yo, donde quiera que llego soy el centro de atención de todos los Alfas y Betas y la envidia de las Omegas que allí se encuentren, ya que todos desvían su interés hacia mi, después de pasar por tanto decidí aprovecharme de mi belleza para lograr lo que quería y jugar con todos, de lo que sí estaba segura era que de mi no se aprovecharía más, me tocaba jugar a mi y lo haría sin piedad. –¡Al fin llegas a la casa! – escuché una voz que provenía de la sala. -- Buenos días papá – le dije sonriendo
El alfa se encontraba frente aquella escultural Omega, con su pelo teñido de rosa que le quedaba muy bien, sus ojos eran expresivos y tiernos, una nariz fina y labios gruesos que se veían esponjosos, tanto que provocan besarlos, vestía una camisa blanca algo ancha y desabrochada los dos primeros botones que dejaba ver un poco de su hombro y sus clavículas, algo provocativa y sensual, su piel blanca se veía tan suave. Desprendía un olor a fresa y miel, tan dulce, se sentía delicioso, lo había cautivado desde el primer momento. Pudo percatarse que también se había sentido atraída por el y dejó escapar más de su aroma intencionalmente, su lobo se sentía eufórico, era tan sensual y su olor tan exquisito, que solo pensaba en poseerla, besarla, le pasaban tantas cosas por la cabeza, su imaginación se desató en un momento y a penas pudo controlar a su lobo, pero tenía que comportarse, no podía dejar ver que se había quedado hechizado por aquella Omega.Se presento, mant
Keira llegó al bar al que usualmente asistía, allí todos la conocían, era muy popular entre Alfas, Betas y Omegas y la envidia de muchos también, se dirigió a la mesa donde siempre se sentaba, esta se encontraba al final del salón, donde tenía una amplia vista de todo el lugar y de todos los que allí se encontraban. En el trayecto a su mesa, no se hicieron esperar las invitaciones y los tragos, todos querían tener la oportunidad de poseer a aquella hermosa Omega, mujeres y hombres la deseaban y ella como siempre disfrutaba ser el centro de atención. Keira se encontraba sentada, sus piernas cruzadas y en su mano izquierda se encontraba encima de ellas y en la otra sostenía su trago, dibujaba en sus labios una sonrisa seductora, observando todo el lugar. Delante de su mesa se detuvo un hermoso Alfa, alto, piel blanca, pelo negro, traía puesta una camisa blanca desabrochada hasta la mitad que dejaba ver sus músculos muy bien trabajados y definidos, era realmente s