Capítulo 2

El alfa se encontraba frente aquella escultural Omega, con su pelo teñido de rosa que le quedaba muy bien, sus ojos eran expresivos y tiernos, una nariz fina y labios gruesos que se veían esponjosos, tanto que provocan besarlos, vestía una camisa blanca algo ancha y desabrochada los dos primeros botones que dejaba ver un poco de su hombro y sus clavículas, algo provocativa y sensual, su piel blanca se veía tan suave.

Desprendía un olor a fresa y miel, tan dulce, se sentía delicioso, lo había cautivado desde el primer momento.

Pudo percatarse que también se había sentido atraída por el y dejó escapar más de su aroma intencionalmente, su lobo se sentía eufórico, era tan sensual y su olor tan exquisito, que solo pensaba en poseerla, besarla, le pasaban tantas cosas por la cabeza, su imaginación se desató en un momento y a penas pudo controlar a su lobo, pero tenía que comportarse, no podía dejar ver que se había quedado hechizado por aquella Omega.

Se presento, manteniéndose lo más tranquilo que pudo, ella a penas pudo decir su nombre y aprovechó para acercársele un poco más y volverle a preguntar, necesitaba sentir su aroma más de cerca, le encantó verla nerviosa ante su presencia, lo hacía sentirse excitado.

Ambos se miraban a los ojos, la sala estaba inundada de sus aromas, que se mezclaban de una forma increíble. El mayor de los alfas se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, la pelirosa no dejaba de mirar al imponente Alfa, que se veía encantado con ella, hasta que el mayor decidió interrumpir aquella conexión.

– Keira – la omega lo miro – El es mi nuevo socio y accionista de la empresa.

Keira volvió a observar al pelinegro que no le quitó ojo de encima y le hizo una pequeña reverencia.

– Papá, necesito retirarme, recordé que tengo que .... hacer unos trabajos de la universidad – dijo y se despidió.

– Tiene una hermosa hija , señor Evans.

El mayor sonrió, sabía que Keira había causado impresión en el pelinegro, algo a lo que ya estaba acostumbrado, siempre sucedía lo mismo con todos los que la conocían.

– Solo le recuerdo joven Strong que ya está comprometido y por favor para la próxima contenga un poco su aroma – miro el mayor riendo.

– Perdone, no se que me paso – dijo apenado – Mi compromiso es solo un negocio más de mi familia – dijo soltando un pequeño suspiro, mirando a Evans, este le puso una mano en el hombro.

– Usted es el dueño de su destino y nadie más, recuerde eso joven – le sonrió y le extendió la mano.

– Muchas gracias señor Evans – apretando su mano y despidiéndose.

Paige sintió la puerta y se asomó, Keira paso por delante de ella sin siquiera percatarse de su presencia.

– Keira amor ¿pasa algo? – sin siquiera girarse para mirarla le contestó.

– No, todo bien – siguió de largo hasta adentrarse en su cuarto.

Paige sabía que algo le había sucedido a su hija, pero esperaría a que se sintiera mejor y sola decidiera contárselo, mientras respetaría su silencio y le daría su espacio.

La Omega entró a su cuarto y tras de ella cerro la puerta, se recostó y fue deslizándose poco a poco hasta quedar sentada en el frío suelo.

– Otra vez no, no quiero volver a sufrir – decia mientras le corrían lágrimas por las mejillas, un mal recuerdo la atormentaba, algo que pensó haber superado hace mucho tiempo pero que al ver a aquel Alfa, todo regresó de golpe, de la manera en que la había hecho sentir le hizo recordar que una vez estuvo enamorada y que fue lo peor que le sucedió en la vida.

Aquella hermosa y alocada Omega se había enamorado una vez y no le resultó bien, no estaba dispuesta a pasar por lo mismo, ahora era mucho más fuerte y para nada una niña tonta como en aquel entonces, nadie más jugaría con ella.

– Nadie más me volverá a robar mi cordura.

Alli se quedo sentada llorando un rato mas, nesecitaba sacar toda aquella frustración que sentía, no se dio cuenta en que momento dejaron de caer sus lagrimas y se durmió, cuando despertó ya era de noche y se percató de que todo ese tiempo había dormido en el suelo, todavia algo soñolienta se restregó los ojos, se levanto y se dispuso a entrar al baño, nesecitaba una ducha de agua bien caliente para relajarse y dejar ir todo aquel estrés y asi poder sacar de su cabeza aquel Alfa que la hizo recordar el pasado.

El chico no tenia la culpa de lo que una vez le sucedió pero no podía dejar de pensar en él, no quería enamorarse otra vez y sentirse una m****a como ya una vez le había sucedido, no quería volver a decepcionarse.

Keira no salió del cuarto en toda la noche, ni siquiera para comer.

– ¿Amor sabes que le sucedió a Keira? – le dijo Paije preocupada a su esposo.

– No estoy seguro amor, ella fue a la empresa y solo le presente al joven Jack Strong, que es mi nuevo socio y pues solo la vi salir huyendo prácticamente de allí.

– Pero y que tendría que ver ese joven con nuestra hija?

– No se, solo te puedo decir que cuando lo vio su rostro cambió por completo, a penas podía ni hablar, algo que me resultó raro porque sabes que Keira siempre tiene algo que decir y mucho más si se encuentra delante de un atractivo Alfa – se echo a reír para suavizar un poco la conversacion.

– ¿Crees que es su predestinado? Digo, a lo mejor por eso se sintió frustrada, ya que ella no tuvo una buena experiencia.

– Noooo o si? – quedó pensativo – El chico quedó encantado con Keira, hasta dejó apestando el lugar con sus feromonas – decía riendo.

– Eso no es nada extraño, todos quedan impresionados.

– Ahora que lo pienso se sintió raro entre los dos – hizo una pausa – En cuanto estuvieron uno frente al otro sus aromas se sintieron más fuertes – callo – Mejor nos sacamos esa idea de la cabeza, el joven ya está comprometido y a lo mejor fue otra cosa lo que le sucedió a Keira.

– No ha bajado a comer y yo no he querido preguntarle qué le sucede, no quiero agobiarla, voy a esperar a que ella sola me diga.

– Va hacer mejor que esperemos, sabes como es Keira, ahora come y no te preocupes más, sea lo que sea nuestra hija nos ha demostrado lo fuerte que es – le sonrió con mucho amor a su esposa, tratando de dar por terminado el tema para que esta no se preocupara más.

.......

Más tarde en la noche Paige le subió un poco de jugo y frutas a su hija.

– Pequeña te voy a dejar la bandeja encima de la mesita – dijo lo más bajo que pudo para no molestarla.

Ella solo asintió con la cabeza, que se encontraba debajo del edredón, no quería que su madre se diera cuenta de que había estado llorando, no quería preocuparle más de lo que ya estaba.

–Por favor come un poco, si? – al ver que su hija no le contestaba, decidió dejarla sola.

A la mañana siguiente Keira se levantó más alegre que nunca o al menos era lo que quería dar a entender.

– Buenos días – con una amplia sonrisa en sus labios, abrazando y besando a su madre en el rostro.

Evans y su esposa se miraron tratando de entender el cambio de actitud de la joven, pero no quisieron preguntarle nada.

Así transcurrió la semana, Keira parecía más contenta que nunca y sobre lo que sucedió ese día no se habló nada, Paige sabía que la sonrisa de su hija era solo para ocultar que algo le pasaba y decidió no hablar del tema.

–Me voy – gritó Keira que ya se encontraba abriendo la puerta de la calle.

– Espera hija – dijo Paige

– ¿Qué pasó? – pregunta con una sonrisa

– ¿Vas a regresar temprano?

– ¿Quieres saber si regreso a dormir? – dijo riendo y mirando a su mamá – Mamita sabes que eso no lo sé.

– Ten cuidado hija, por favor – sus palabras reflejaban preocupación.

– No te preocupes, solo voy a divertirme un rato.

– Ok – la mayor de las Omegas asintió con la cabeza, Keira se le acercó y le besó la mejilla.

– Hasta luego.

Cada vez que Keira salía de fiesta sus padres apenas podían dormir, vivían con el corazón en la boca, con miedo a que algo le fuera a suceder.

Keira había dejado de creer en el amor y solo quería diversión, pero eso era peligroso debido a que habían muchos alfas que no admitían un no como respuesta, pero no podían hacer nada, ya su cachorra era mayor de edad y no podían retenerla, sólo aconsejarla.

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